Por Damián Di Pace - El Gobierno transita por un camino
de escases de dólares que estacionalmente se da entre octubre y marzo. La mejor
idea fue aplicar un mayor cepo y un menor acceso al mercado único de cambios para las importaciones e incluso
para los dólares financieros paralelos. Así, en lugar de tratar de sanear los
desajustes fiscales y monetarios que se encuentran generando un 52,5% de
inflación interanual, insiste en continuar presionando a los distintos sectores
generadores de dólares.
En la operatoria
del Mercado de cambios, el Banco Central se encuentra comprando
dólares a los distintos sectores de la economía, tanto a los que
constituyen bienes, servicios o financieros, entre otros.
En el siguiente
cuadro podemos observar las compras netas de billetes y divisas en moneda
extranjera que efectúa el BCRA. En el acumulado del 2021, hasta el mes de
agosto, por el concepto de "bienes" (conformado por la diferencia entre
anticipos y prefinanciación de exportaciones, menos los pagos de importaciones
de bienes FOB) se compraron en el mercado de cambios u$s12.648 millones.
Esta información
presentada en los informes del BCRA hace referencia a la gran cantidad de
dólares que ingresan a las arcas del Estado, pero la cuestión es la siguiente:
si podemos sectorizar más aun, el mayor volumen de compra de dólares se
efectúa sobre el rubro "bienes", el cual lo compone el sector
privado no financiero, siendo el de mayor alcance el rubro de "oleaginosas
y cereales", es decir, la soja.
Con el ingreso de
u$s1 en el Banco Central, el Estado puede hacerse de recursos que superan al
valor nominal total de una operación de compra al tipo de cambio oficial. El
mecanismo lo podríamos llamar "rulo financiero Impositivo", el
cual no solo equivale a ingresos extras al Estado por la brecha cambiaría, la
cual actúa como otro impuesto, sino que además de ello le retienen al productor
un 33% de estos dólares (en septiembre 2021 recibió bajo este concepto u$s806
millones).
Es decir que si
hacemos cuentas rápidas, por cada u$s100 dólares en concepto de
producción de soja, el productor solo se queda con u$s67 al dólar oficial y de
estos últimos dólares que recibe, aún tiene que pagar impuestos como Ingresos
Brutos, ganancias, impuesto al cheque, además de tasas e impuestos a nivel
provincial.
Pero este mecanismo
no queda ahí, sino que con todos los dólares que recauda tanto de la soja como
de los demás sectores que inyectan dólares a la economía, el Estado vende estos
dólares a todos aquellos que lo necesitan; el caso más común es la venta de
dólares por distintos conceptos como por ejemplo la precompra de pasajes y
hoteles en el exterior o todo servicio que se constituya en
dólares; pero por supuesto, la venta no es al dólar oficial, sino que es
al dólar tarjeta, el cual vale $172 (las ventas acumuladas hasta el
momento fueron de u$s1.948 millones de dólares) y aunque en los próximos meses se puede recuperar el 35% que le retiene AFIP en
concepto de percepción de ganancias, el Estado mantiene estos dólares cautivos durante
varios meses para hacer otras operatorias.
Por lo tanto, el
"negocio del Estado" se constituye de la siguiente manera:
1. Por cada $99 (equivale
a 1 dólar Banco Nación) que ingresa al país por alguna actividad que genera
dólares:
El Estado retiene,
en el caso de la soja $32,7 (33% retenciones), para luego usar ese dólar para
la venta al público, como puede ser "dólar solidario" a $173
($105 30% 35%).
El Estado recauda
así un 30% por el impuesto país ($31) y un 35% en concepto de percepción de
ganancias ($37).
En el siguiente
cuadro podemos ver este "negocio" en el cual, por cada dólar que
ingresa al país, el Estado al
final absorbe todo su valor nominal en el mercado de cambios en un 100% en
impuestos (negocio redondo).
Según los últimos
datos de la Bolsa de Cereales, la campaña de soja el último mes de septiembre
2021, arrojó una liquidación u$s2.441 millones de dólares. Este dato es
alentador para aquellos que se encuentran en el rubro, debido a que estos
valores fueron en aumento, pero como dijimos anteriormente, nuestro país
siempre es la excepción a la regla.
Con un precio de la
soja en torno a los 500 dólares por tonelada en el mercado de referencia de
Chicago, los productores argentinos en la última campaña de septiembre no se
vieron totalmente beneficiados en termino reales, a pesar que el valor por
tonelada se encuentra en torno a sus valores máximos histórico.
Esto se da por
varias cuestiones: por un lado, el sojero al ingresar los dólares, que se
cambian al dólar oficial del Banco Nación (oficial $99, mientras que paralelo
$186) generando ya una pérdida debido a la brecha cambiaria; esto se ve
agravado por las retenciones que actualmente son del 33% (en
septiembre se recaudaron por este concepto u$s806 millones de dólares).
Entonces este
"rulo financiero Impositivo" constituyen todos los ingresos
extra que obtiene el Estado por la multiplicidad de usos de los dólares que
llegan al país. La situación es altamente beneficiosa si sos el Estado, pero el
problema es que el camino de la insostenibilidad de este negocio puede terminar
mucho más rápido de lo que parece.
Argentina es el único país del mundo con doble ventanilla
impositiva en el mercado de cambios por el cual puede obtener del ingreso de la
divisa todo su valor nominal en impuestos.
Un récord más que
seguramente desconocías. El Impuesto País del 30% el ministro de Economía
Martin Guzmán lo incorporó de Emergencia pero estará vigente hasta el año 2025.
La percepción de
impuesto a las ganancias del 35% también fue por Emergencia y no tiene fecha de
caducidad. Mientras el afán recaudatorio del Estado con un gasto público con
déficit fiscal permanente no de tregua y Argentina no logre recomponer su nivel
de reservas escasas, incluso aplazando los pagos a los acreedores externos y
organismos internacionales por su deuda externa, el cepo e
impuestos que se lleva el Estado no tendrán solución.
Las retenciones a
los cereales y oleaginosas reaparecieron en febrero de 2002 con un tope récord
de retención a la soja de 35%, respectivamente, con 3 p.p. de diferencial
arancelario para los productos de primera transformación industrial.
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