Por Francisco
Jueguen, Con la colaboración de Sofía Diamante - A las 9 de la mañana, todos
consultaban al lobista de los supermercados. “¿Qué esperan de la reunión con
Roberto Feletti?”, preguntaban. La respuesta llegó un par de horas después,
cuando un hombre vinculado al mundo de la alimentación –que había estado con el
secretario de Comercio Interior– confirmaba lo peor por los pasillos del predio
de Costa Salguero. “Si el nuevo congelamiento de precios no les sale, va a ser
duro”, dijo.
Casi al mismo
tiempo que la noticia sobre la reedición de las viejas recetas de Guillermo
Moreno llegaba a los más de 500 empresarios reunidos en el primer día del 57º
Coloquio de IDEA, cerca del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas
–el jefe de Feletti–, informaban que habían logrado acordar que Dow siguiera
produciendo en la planta que había decidido cerrar en Santa Fe. Dos noticias de
orientaciones contrapuestas para la lectura de un sector privado ya desconcertado
llegaban de funcionarios de un mismo ministerio, pero que dependen de
diferentes caciques.
No era extraño, de
esta manera, el mundo de palabras elegido por el empresariado para empezar a
responder cualquier pregunta. “Gran incógnita”, “incertidumbre”, “aguas poco
claras”. Al desorden interno en el Gobierno, profundizado tras la PASO, los
hombres y mujeres de negocios sumaban tres hitos para despejar en el corto
plazo: las elecciones del 14 de noviembre, que realinearán la política; un
acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que ordene la economía, y
las claves de un mundo que comienza a complicarse con alta inflación, problemas
de logística e insuficiencia de suministros.
“No me hagas
hablar; después me meto en quilombos”, se negó primero un industrial pyme a la
charla con la nacion. Luego, en off the record, aflojó. “Hay una complicación
muy grande en el mundo, con la suspensión de embarques de insumos contratados
desde China y la India. Te están cancelando embarques para el primer trimestre
de 2022. Van a venir problemas de abastecimiento y producción, y también de
falta de energía. Los precios van a subir un 20% en todos los rubros. Es un
nuevo cisne negro y nos lo comemos gratis”, contó.
“Hay una
volatilidad de precios infinita”, relató un colega suyo, pero de una gran
industria. Citó inconvenientes de logística, suministro y de carbón (triplicó
su valor). “Eso se suma a nuestros problemas. Va a ser un año complejo en un
mundo incierto”, agregó. “¿Qué pasa después del 14 de noviembre?”, preguntó la
nacion. “Es una gran incógnita. Habrá que ver cuál es el arreglo con el FMI y
cómo se arregla la macro, principalmente la brecha cambiaria. A eso habrá que
sumarle el resultado electoral”, dijo.
“La economía es un
tema de confianza y la confianza la crea la política”, dijo Manuel Mantilla,
presidente de Mercedes-Benz. “Cuando las aguas estén más claras se logrará
instalar una plataforma de crecimiento económico. ¿Qué pasará en noviembre?
Incertidumbre”, afirmó.
Tanto Mantilla como
Daniel Herrero,
presidente de
Toyota, festejaron la baja de retenciones incrementales para las automotrices.
Herrero celebró también el marco presentado esta semana para incentivar la
producción de autos eléctricos. La japonesa podría empezar con la propia en dos
años. “La Argentina está dentro de los 22 países en el mundo que fabrican
autos. Y tiene litio e hidrógeno”, remarcó el empresario. Herrero reafirmó que
el Gobierno tiene que cerrar un acuerdo con el Fondo. “No veo a nadie hoy en
contra de eso”, dijo.
Pese a la
presencialidad, la pandemia estuvo presente. Desde la decisión de la
organización de elegir Costa Salguero (más amplio que el Sheraton de Mar del
Plata), la imposición de pedir el certificado de ingreso –esquema completo de
vacunación o PCR y declaración jurada–, sumado a una policía de higiene que
imponía el uso del barbijo, lo que complicaba las charlas de pasillo. Marcelo
Figueiras, presidente de Laboratorios Richmond, llegó tarde al Coloquio. “En un
mes está aprobada”, dijo sobre la certificación de la vacuna rusa por parte de
la OMS. “Los rusos ya contrataron un equipo solo para el papeleo”, contó el
empresario.
“Los controles de
precios no son señales adecuadas, como la de revisar la rentabilidad de las
empresas. No son señales que le den tranquilidad al mercado. El Presidente se
reunió con los empresarios para llevar tranquilidad, pero dan un paso hacia
adelante y después otro al costado”, dijo Claudio Cunha, country manager de
Enel en la Argentina. “Después de las elecciones tengo un deseo, más que una
expectativa, de que mejore la coordinación del Gobierno. Hay una falta de
confianza. Con el tema de tarifas energéticas hace dos años se viene
discutiendo de la segmentación y todavía no hay novedades”, dijo.
Mario Grinman,
presidente de la CAC, honró la historia. Recordó a Diocleciano, el emperador
romano que estableció el primer control de precios e “inicio de la debacle del
Imperio Romano”. Advirtió que estos pueden funcionar por un tiempo limitado,
“pero cuando destapen la olla…”, dejó picando.
El ejecutivo del
mundo de la alimentación lucía abatido. Contó que el análisis de Feletti era
similar al de Paula Español. “Va a haber más plata en la calle y va a ir a
alimentos”, nos dijo. Relató que el funcionario quiere una canasta básica que
se mueva en sintonía con el aumento de los salarios formales, a pesar de que
saben que los alimentos procesados, los que controlan, suben menos que los
frescos. “Si no sale va a ser duro”, volvió a reflexionar, y anticipó el
fracaso. Según dijo, Feletti les pidió cumplir una fórmula que contradice las
leyes de la economía: congelar precios y aumentar abastecimiento.
El anuncio de los
controles de precios resonó en el primer día del Coloquio
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