Sábado 9 - Por Sofía Diamante - El ministro de Economía, Martín Guzmán, viajará
hoy a Washington para participar de las reuniones del FMI y del G-20, e
intentará avanzar en la negociación de un nuevo acuerdo con el Fondo. En el
Palacio de Hacienda, donde preocupa una eventual salida anticipada de
Kristalina Georgieva, descartan que se pueda llegar a un entendimiento antes de
Navidad, previo al pago de casi US$2000 millones al organismo.
Hoy a la noche, el
ministro de Economía, Martín Guzmán, viajará a Washington para participar de
las reuniones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del grupo de los 20
(G20) y aprovechará la ocasión para avanzar en las negociaciones por un nuevo
acuerdo con el organismo. La visita a Estados Unidos finalizará en Nueva York,
donde el ministro se reunirá con fondos de inversión en el consulado, el
viernes por la mañana.
En el Palacio de
Hacienda indican que hay conversaciones con el FMI todas las semanas, pero
descartan que se pueda llegar a un acuerdo antes de Navidad, lo cual permitiría
al país ahorrarse los casi US$2000 millones que hay que pagarle al Fondo por la
segunda cuota de capital más intereses del préstamo de US$44.000 millones
recibido durante la gestión de Macri. Ya de por sí, cualquier arreglo deberá
pasar por el Congreso y eso demorará el proceso.
El contexto en el
cual se desarrollarán las reuniones del FMI y del G20 hace que el viaje no sea
uno más. La directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, es acusada de
haber favorecido a China en un informe sobre el nivel de competitividad de los
países para hacer negocios, cuando era funcionaria del Banco Mundial.
El Gobierno entabló
una buena relación con la economista búlgara, a quien consideran “distinta” de
la conducción anterior. Con Georgieva, dicen fuentes oficiales, hay
entendimiento en varias cuestiones, como los pedidos de la Argentina de reducir
las sobretasas que cobra el organismo a los países que solicitaron un préstamo
mayor al que corresponde por sus acciones dentro del FMI, o a la solicitud de
que, si se diseñan líneas de crédito más flexibles y a más largo plazo en el
futuro, el país pueda acceder a esos beneficios, más allá de que ya haya
cerrado un acuerdo.
Por eso, la
situación de Georgieva dentro del FMI no pasa desapercibida para el Ministerio
de Economía. Al igual que denunció el Premio Nobel Joseph Stiglitz, en el
Gobierno consideran que hay una lucha de poder geopolítica, en la cual el
“establishment financiero” busca debilitar a la directora gerente. ¿Las
razones? Son dos en particular.
En primer lugar,
creen que tras la pandemia, varios países deberán renegociar sus deudas y que
la postura de la actual gestión no beneficia a los fondos de inversión. Como
ejemplo, señalan el informe del FMI que indicó que la deuda argentina era
insostenible y que se debía realizar una reestructuración.
En segundo lugar,
se tiene que definir si el FMI permitirá que se redistribuyan los derechos
especiales de giro (DEG, dinero del Fondo), que repartió entre sus socios. Un
grupo de países, entre los cuales se encuentra la Argentina, proponen crear un
fondo de resiliencia y sostenibilidad para avanzar con esta iniciativa.
“El establishment
financiero busca quedarse con la conducción del FMI, que en el último tiempo no
jugó a favor de los fondos de inversión; sentó un ancla para las negociaciones
que no fue lo ordinario en las últimas cuatro décadas”, dijeron fuentes
cercanas a Guzmán.
En la visión de
Economía, Georgieva llegó a la dirección del FMI impulsada por la
socialdemocracia alemana, Francia, Italia y España, mientras que, quienes
estaban anteriormente, “tenían otra base de sustentación”. De hecho, una de las
primeras decisiones que tomó la economista fue la de echar al estadounidense
David Lipton, quien había sido el segundo de la exdirectora Christine Lagarde y
uno de los máximos responsables de los acuerdos firmados por la anterior
gestión.
Lejos de perder
poder, Lipton ingresó al poco tiempo en el Tesoro de Estados Unidos, como mano
derecha de la secretaria Janet Yellen, luego de que Joe Biden ganara la
presidencia. En los últimos días se incrementaron los rumores de que la
Secretaría del Tesoro estaría presionando para una salida de Georgieva, sobre
todo luego de que pidiera “defender la integridad” del Fondo.
“No se trata de una
disputa ética, sino de una disputa de poder. Hay personas que están jugando en
contra de Georgieva. Dependerá de ella si tiene la fuerza para sostener o no
las presiones. En estos casos importa más la fuerza de la persona”, señalaron
en el Ministerio de Economía. Se podría trazar un paralelismo con la misma
situación que atraviesa Guzmán, en la cual hay un sector del oficialismo que
presiona hace tiempo por su salida.
A partir de ahora
hay dos escenarios, que dependerán de si Georgieva permanece fuerte o débil en
el cargo. “Si se fortalece, hará que la conducción sea más efectiva. Pero acá
no importa tanto las personas, sino que la base de sustentación que conduce el
Fondo sea la misma de hoy, que es buena para la Argentina”, indicaron en el
Gobierno. Es decir, será más importante observar quién reemplaza a Georgieva,
si renuncia: si es alguien de su mismo pensamiento, según la mirada de
Economía, no perjudicaría las negociaciones.
Guzmán aprovechará
el viaje a Estados Unidos para hacer una escala a la vuelta en Nueva York y
reunirse con fondos de inversión. Si bien no trascendió con quiénes se juntará,
en su entorno indicaron que es necesario tener un diálogo para que haya más
entendimiento de la agenda política y económica.
Presión sobre el dólar
Según los cálculos
del Ministerio, hay todavía US$7500 millones “atrapados” en el país, que
ingresaron para hacer carry trade y presionan sobre el dólar contado con
liquidación (CCL) para salir. Por eso, dicen, quitar las restricciones
cambiarias es peligroso, ya que, una salida de estos fondos provocaría una
devaluación brusca.
En este sentido, en
el Palacio de Hacienda defienden que hay mayores reservas que el año pasado y
una menor brecha cambiaria que cuando decían que era inminente una devaluación
fuerte, que nunca ocurrió, gracias en parte a los dólares que pudo acumular el
Banco Central por la liquidación del campo. “Tenemos una política cambiaria que
se puede sostener perfectamente. No va a pasar lo de devaluar”, dicen de manera
terminante.
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