Por Sofía Diamante
- Desde el martes, invertir en la Argentina es más complejo. Por un lado, el
Gobierno envía proyectos de ley al Congreso para incentivar la producción y las
exportaciones, pero en paralelo impone más trabas a las importaciones, que en
muchos casos son insumos de los bienes finales que se quieren exportar (el caso
de la industria automotriz, por ejemplo). Al mismo tiempo, vuelve a intervenir
en los mercados paralelos del tipo de cambio y dificulta la respuesta a una
pregunta fundamental en economía: ¿cuánto vale un dólar?
Las consecuencias
de las medidas tomadas por el Banco Central y la Comisión Nacional de Valores
son tan claras de ver como los motivos por los cuales el equipo económico las
implementó. La pérdida de US$200 millones de reservas en apenas tres días
hábiles del mes prendió las alarmas. Sobre todo luego de que el anteayer se
vendiera la mitad de ese monto para contener la suba del tipo de cambio con el
fin de continuar con el objetivo de pisar el dólar para no fogonear la
inflación (con poco éxito hasta ahora).
El ritmo de ventas
de US$80 millones por día de las últimas semanas se volvió insostenible. Este
era el pensamiento del mercado que, como siempre ocurre, se anticipó a las
posibles nuevas restricciones y adelantó importaciones, por un lado, y compró
dólares financieros subsidiados por el otro.
La entidad que
conduce Miguel Pesce siempre tuvo la posibilidad de devaluar la moneda para
ajustar por precio las distorsiones. Pero esta medida no sólo es peligrosa de
hacer sin un plan económico detrás y sin credibilidad (porque podría disparar
una hiperinflación), sino que es políticamente inviable antes de las
elecciones.
Gabriel Rubinstein
ya había advertido en su último informe de la consultora GRA que, al ritmo de
pérdidas del BCRA, se llegaba al 14 de noviembre con reservas líquidas
negativas. Es una estimación contable que hacen los economistas para ver el
verdadero poder de fuego que tiene la entidad. Es decir, los dólares con los
que cuenta cuando se le restan los encajes de los ahorristas que están
depositados ahí y los activos que están inmovilizados o necesitan un permiso
especial para usarse (por ejemplo, el swap con China).
Tener reservas
líquidas negativas, a su vez, significa que la entidad empezaría a usar dólares
ajenos para contener la suba del tipo de cambio, como ya hizo en el pasado, a
la espera de devolverlos en marzo, cuando comienza la liquidación de divisas
del campo.
“Septiembre 2021
termina con casi US$1400 millones de pérdidas de reservas, si se considera la
intervención en el mercado oficial más el uso de divisas para controlar el CCL
y el MEP. Fue el peor mes desde septiembre de 2020, a pesar de contar con un
cepo mucho más restrictivo”, dijo la consultora. Para el economista, es difícil
estimar cuántos dólares se puede ahorrar el Banco Central con las nuevas restricciones,
si es que logra ahorrar algo.
Juan Ignacio
Paolicchi, de la consultora Empiria, advirtió también que era insostenible que
las reservas cayeran US$80 millones cada día. “De sostenerse esta dinámica,
llegaríamos a las elecciones con un stock de apenas US$3600 millones [reservas
netas, que incluye el oro, por ejemplo]. En diciembre hay pago al FMI, y
podrían caer por debajo de US$2000 millones, el nivel mínimo de la gestión
actual”, comentó el economista.
Para tener una
dimensión de lo peligroso que es ese nivel de reservas, en 2014, el actual
gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, devaluó la moneda 22% cuando era
ministro de Economía porque tenía “solo” US$18.000 millones de reservas netas,
según recuerda el analista Fernando Marull. El economista se anima a hacer una
proyección de cuánto podría ahorrar el Gobierno con las restricciones, US$800
millones mensuales de reservas. Pero advierte: “Dado el nivel de stock y al
ritmo que vienen bajando, no alcanza”.
Hay otro factor que
no pasa desapercibido para el mercado: los casi tres puntos del producto que
emitió el Banco Central en los últimos cuatro meses para financiar el gasto del
Estado. “Son muchos pesos que se volcaron a la economía. Tarde o temprano los
íbamos a ver primero en el mercado de cambios y después en precios”, dice
Gabriel Caamaño, economista de la consultora Ledesma.
“El efecto de las
restricciones dura cada vez menos y el primer impacto que tiene es el de la
confirmación: el mercado venía arbitrando porque entendía que la situación no
era sostenible. Con estas medidas, el Gobierno confirma lo que piensa el
mercado y entonces la brecha cambiara volverá a ampliarse”, estima. Según sus
cálculos, el Banco Central tiene US$2200 millones de reservas netas líquidas.
Si a ese número se le quitan los US$2400 millones en derechos especiales de
giro (DEG, la moneda del FMI) que habrá que pagarle al mismo Fondo, la entidad
tiene reservas líquidas negativas por US$200 millones.
En concreto, el
Banco Central justificó su medida al indicar que quería cortar con el “rulo”
del bono AL30. Esto quiere decir que había inversores que compraban este título
en pesos, lo vendían en dólares y luego compraban con esa divisa otro bono con
una cotización más alta para hacerse de pesos y tener una ganancia.
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