Por Francisco
Jueguen - Luego de las nuevas restricciones impuestas por el Banco Central
(BCRA) al pago de importaciones en medio de la escasez de reservas, crecía ayer
la preocupación en las empresas por el impacto que esa medida podría tener en
la producción, en el comercio exterior y en la actividad económica. Varias
firmas frenaron sus ventas.
En los pasillos de
la Unión Industrial Argentina (UIA) contaban ayer que, pese a los chispazos de
los últimos tiempos con el Gobierno, fueron avisados con antelación de la
profundización del cepo para importar anunciado anteayer por el Banco Central
(BCRA), medida que se sumó a las nuevas restricciones sobre los dólares
financieros.
La medida generó
preocupación entre los hombres encargados de la producción, que tienen previsto
–dijeron– un encuentro para “pulir” la norma y que no termine afectando la
provisión de insumos para la fabricación nacional. En la entidad fabril no
creen que la medida dictada por Miguel Pesce anteayer impacte en la
recuperación económica, pero esa visión no es compartida por el mundo
empresario, donde algunos creen que puede poner un techo al repunte de la
actividad, más allá de complicar más el comercio exterior. Entre los
importadores contaban ayer, por caso, que algunas compañías habían suspendido
sus ventas “por el nivel de incertidumbre” debido a la incapacidad de asegurar
la reposición ante la demanda de sus clientes. “Es una medida impracticable
para el comercio exterior y complica, sobre todo, a las pymes”, cuestionaron.
“Estamos analizando
técnicamente las medidas. Estamos preocupados ”, dijo alanac ion Daniel Funes
de Rioja, presidente de la UIA. “Vamos a tener una reunión con el presidente
del Banco Central; estamos armando la agenda para que sea con los miembros del
Comité. Es un tema delicado”, explicó el directivo.
“Es una medida que
genera mucha incertidumbre en el comercio exterior y mucha preocupación en
todos los empresarios. Estamos tratando de entender cuáles son las políticas
para asegurar los dólares que faltan y sólo vemos que hay más restricciones”,
dijo a este medio Fernando Furci, gerente general de la Cámara de Importadores
(CIRA).
“Ahora, la gran
preocupación es que esto no se extienda más allá del plazo que está estipulado
[31 de octubre]. Entorpece mucho el comercio exterior, porque cambia términos y
condiciones con los proveedores en un marco de caída de la credibilidad”, dijo
Furci.
En la UIA
concordaron con la preocupación sobre que la medida se extienda, pese a que
creen que el Gobierno tendrá más espalda ante la llegada de la liquidación de
la cosecha fina –es un tercio con relación a la de la soja y llega más
espaciada desde fin de año y principios de 2022– y ante un posible acuerdo con
el FMI. “Hoy por hoy van a empezar de nuevo los problemas, porque vuelven a
cerrar el grifo. Tendremos que sentarnos empresa por empresas con las
autoridades para ver que no se vean afectados los insumos y bienes de capital”,
contaron.
Anteayer, el BCRA
decidió modificar el mecanismo por el cual se realiza el pago anticipado de
algunas importaciones, los que durante este mes se deberán cursar a partir del
despacho a plaza de los bienes.
La medida sólo
aplica en los casos en que se estén realizando importaciones por mayor valor
del que se ha ingresado, por lo que afecta a un 13% de las mismas, según
informó la entidad. “La medida estará vigente hasta el 31 de octubre y busca
equilibrar los pagos con los bienes ingresados al país”, se precisó.
Sin embargo, las
medidas fueron más profundas que lo anunciado en el comunicado del BCRA. Para
el pago de anticipos se habilitaba la posibilidad de tener hasta US$1.000.000
de excedente sobre la mercadería despachada, tope que se redujo a US$250.000.
Además, se eliminó la posibilidad de pagar anticipos “a la vista” (con la
mercadería embarcada). Por otra parte, la entidad monetaria indicó que los
importadores deberán pedirle permiso para las compras al exterior cuando estas
superen los US$10.000 por día (el piso anterior era US$50.000). Los permisos
autorizados suelen demorar 48 horas, con suerte.
“Este es un
problema que afecta principalmente a las pymes. Es grave si tenías un acuerdo
de pago con tu proveedor y lo tenés que cambiar unilateralmente”, contó Gonzalo
Vila, CEO de Geveco. El empresario, que hoy no pudo hacer pagos por el cambio
regulatorio (algo que espera resolver en 48 horas) explicó que el comercio
exterior se complejizó en los últimos meses por la falta de aprobación de SIMI
(permisos de importación) por parte del Gobierno, pero también por las subas de
precios de las mercaderías y, sobre todo de los fletes (se multiplicaron por
siete) a nivel global. El directivo dijo que hoy está importando al 30% si lo
compara con “un año bueno” de su firma. “Este es un parche más para tapar un
agujero y genera una pérdida enorme de confianza”, cuestionó.
La medida afectará,
sobre todo, a empresas pequeñas y medianas que requieren pagar anticipos antes
de embarcar. Es que el riesgo es grande para un proveedor que vende al país
algo sin cobrar nada desde China, por ejemplo, y que sólo verá un dólar tras 55
días de viaje en barco, y siempre y cuando no vuelvan a ajustar el cepo en la
Argentina.
“Nosotros tenemos
crédito comercial a 120 días, con lo que normalmente el barco llega antes”,
contó un importante importador. Sin embargo, aseguró que si las medidas
restrictivas sobre las operaciones de pago en el comercio exterior se extienden
se afectarán “la confianza y la credibilidad”, y eso, a mediano plazo, puede
afectar el crédito comercial acortándolo.
Las restricciones
al comercio exterior ya se venían sintiendo en la industria automotriz, donde
hoy no hacen pagos adelantados, pero sufrían complicaciones con las SIMI. Ayer,
mientras el Presidente recorría una terminal local, contaban que en julio se
aprobaron 15.000; en agosto; 11.000 y en septiembre, 9000. Para la primera
semana de octubre se esperaban menos.
Algunas empresas
frenaron sus ventas ayer por las dudas sobre la reposición
La preocupación es
que esta medida se extienda más allá del 31 de octubre
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