Por Melisa Reinhold
- El plan del Gobierno de poner más plata en la calle y así revertir el
resultado de las elecciones legislativas de noviembre también llegó a las
empresas. Durante el fin de semana, el Ejecutivo lanzó una nueva línea de
créditos subsidiados, que a los economistas les recuerda a una vieja receta que
se utilizó durante la presidencia de Cristina Kirchner.
El sábado el Banco
Central (BCRA) aprobó una nueva línea de inversión productiva para las micro,
pequeñas y medianas empresas (mipymes). La línea está orientada principalmente
al sector industrial y de servicios, para lo que queda de este año y 2022.
“Pero da toda la
sensación de que es un manotazo de ahogado del Gobierno, como tantos otros que
está dando, para revertir la derrota electoral que tuvo en septiembre y
probablemente se vuelva a dar en noviembre. Está desesperado y toma medidas que
luego van a tener que soportar otras administraciones, son iniciativas poco
pensadas”, aseveró el analista financiero Salvador Di Stefano.
La iniciativa prevé
que se otorguen dos tipos de créditos. Uno para la inversión en bienes de
capital, que tendrá una tasa del 30% anual y plazo promedio mínimo de dos años.
El otro, para capital de trabajo, con una tasa del 35% anual. Con una inflación
interanual que alcanzó el 51,4% en agosto, la herramienta de financiamiento se
torna más que conveniente.
El Banco Central
aclaró que todas las entidades financieras deberán ofrecer esta línea “en forma
obligatoria”. En detalle, los principales bancos deberán prestar el
7,5% de su stock de
depósitos privados y el programa, de completarse, involucrará unos $450.000
millones (equivalente al 1% del producto bruto interno) antes del
31 de marzo del año
próximo. “Desde que empezó la crisis del
Covid-19, el Banco
Central obliga a los bancos a dar préstamos a tasa subsidiada. Esto intensifica
la señal: ahora el objetivo no es únicamente poner pesos en el bolsillo de las
familias, sino también de las empresas. Son préstamos por dos años, con una
tasa muy por debajo de la inflación esperada, por eso son subsidios”, consideró
Fernando Marull, socio de FMYA.
Para Gabriel
Caamaño, de Estudio Ledesma, la medida está reflotando un programa que se llevó
a cabo durante el cepo cambiario
2011-2015, que
rigió durante la presidencia de Cristina Kirchner, el cual “no dinamizó la
economía, ni mucho menos”. A pesar de las tasas bajas, con empresas endeudadas
y poca capacidad de repago, hoy el mercado de créditos está planchado, dicen en
los bancos.
“No es una medida
muy oportuna. Uno entiende que suma presión inflacionaria porque la demanda de
pesos no se convalida, termina siendo una medida monetariamente expansiva. Y,
por otro lado, se trata de un subsidio cruzado de depositantes a la empresa tomadora,
porque sin lugar a dudas esto va a terminar afectando la tasa que los bancos
pueden pagar. Hay que ver cómo las entidades financieras desarman la liquidez
que tienen metida”, agregó.
Algunos sectores
tendrán algunos beneficios extra. Por ejemplo, las empresas de los rubros
gastronómico, hotelero, de servicios culturales y de esparcimiento podrán
acceder a la línea de capital de trabajo al 35% de tasa, con un plazo de gracia
de seis meses para comenzar a pagar el crédito.
“En este caso,
tenemos a sectores que vienen de estar hace un año y medio cerrados por la
pandemia. Hoy no tienen manera de ser solventes porque están fundidos o están
con un flujo tan deteriorado que no pueden respaldar estos créditos”, dijo Di
Stefano.
Fernando Marull
socio de LA CONSULTORA fmya “se ponen más pesos en la calle, con creación de
dinero secundario, y esto genera tensiones cambiarias”
Gabriel Caamaño
estudio Ledesma “Parece la revisión de una medida similar que se tomó en el
cepo anterior, durante los años 20112015”
Salvador Di Stefano
economista Y ANALISTA financiero “Lo que llama la atención es el carácter
imperativo de la norma sobre las entidades financieras”
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