Por Natalia Donato - Si bien la eliminación de los derechos
de exportación será para todos los servicios, la mayoría son del sector
del conocimiento, que en 2020 exportó por USD 5.650 millones. De este monto, el
60% corresponde a lo que se conoce como Business Process Outsourcing (BPO)
o comúnmente llamados “servicios profesionales”.
Según el último reporte económico de Argencon -la cámara que
agrupa a las firmas del sector-, la venta de este tipo de servicios al exterior
alcanzó en 2020 a USD 3.417 millones; y dentro de este subgrupo, los que generan más facturación son los servicios jurídicos,
contables y administrativos. De hecho, en el marco de una baja
generalizada de la exportación de los servicios (6,5%), los profesionales
fueron de los que menos cayeron (2,4 por ciento).
Al ser los servicios
profesionales los que más venden al resto del mundo en su rubro, serán entonces
los que más aprovecharán la eliminación de los derechos de exportación a partir
de enero próximo. Les permitirá ser más competitivos a la hora de
incorporar personal, el principal escollo que hoy tienen, frente a la competencia
de compañías del exterior que contratan de forma individual trabajadores con la
ventaja de que les pagan en dólares. Cada vez hay más profesionales que optan
por cobrar en el extranjero y luego hacerse del dinero en el país aprovechando
la brecha cambiaria. Las compañías de servicios locales deben, entonces,
incrementar permanentemente los sueldos que ofrecen para poder retener al
personal, y muchas veces tampoco así lo logran.
Los principales
rubros de exportación de servicios de la Argentina
“Las empresas de BPO organizadas grandes estamos creciendo.
Tenemos problemas de recursos humanos porque el mercado no nos abastece de
profesionales de la manera que quisiéramos. Con lo cual, la quita del 5% de
retenciones nos ayuda porque recuperamos algo de competitividad, pero el
verdadero problema que tenemos es la brecha cambiaria”, manifestó a Infobae Santiago Mignone, socio
principal de PWC Argentina.
Ocurre que estas empresas, al exportar, deben ingresar las
divisas por el mercado oficial de cambios (dólar a $100), cuando el CCL se
ubica en $175 y el informal, en $186. Por lo tanto, pierden competitividad
frente a las contrataciones directas desde el exterior, que cada vez son más y
se han intensificado durante la pandemia. “Estamos perdiendo muchos recursos
con esa mecánica. Es mucha gente la que se contrata desde Uruguay, Estados unidos, entre
otros países. Nos pasa a nosotros y a las compañías tecnológicas.
Tenemos una inflación de costos contra un precio -el dólar oficial- que no se
mueve”, manifestó el directivo, quien agregó que la eliminación de las
retenciones les permitirá “ajustar un poco más los sueldos”.
A este escenario, se suma el hecho de que cada vez es mayor la demanda de servicios por
parte de otros países, que tampoco dan abasto con sus recursos propios y
que aprovechan la diferencia cambiaria para reclutar personal por un menor
costo en dólares. En las empresas argentinas que brindan este tipo de servicios
admiten que el potencial del negocio hoy es enorme y que no están pudiendo
abastecerlo por completo. Siguen contratando gente, con las dificultades
mencionadas, y están buscando recursos cada vez más en el interior del país,
según dijeron las fuentes consultadas. En el caso de PWC, contó Mignone, tuvo
que “ralentizar el crecimiento, ya
que la demanda es casi infinita”.
El presidente de Accenture Argentina, Chile y Colombia,
Sergio Kaufman, remarcó que "la mejora que significará la quita de
retenciones irá íntegramente a salarios"
Coincidió con este diagnóstico el presidente de Accenture Argentina, Chile y
Colombia, Sergio Kaufman,
al sostener que la quita del 5% del derecho a la exportación sobre el precio
puede implicar entre 6% y 7% en términos de costos y remarcó que “este tipo de
mejoras, en un mercado hiper competitivo, van íntegramente a salarios”. “La
decisión oficial es un buen paso. Es un impuesto muy distorsivo que no se cobra
en ningún país del mundo, y eso se traducirá en mayor empleo formal”, precisó
el empresario.
El presidente de Accenture precisó que la firma seguirá sumando empleo, pero esta
medida ayudará a no perder frente a los puestos informales que se están
generando en la industria. Y para el Gobierno, dijo, termina siendo una
ventaja porque “el que deja los dólares en el exterior no paga impuestos”. “Con
esta manera ilegal de contratar a la gente, al generar un pago en dólares
afuera, se hace muy difícil retenerla. Nosotros tomamos muchos más
profesionales de los que perdimos, pero podríamos haber crecido más”, planteó
Kaufman.
¿Qué pasó con la Ley de Economía del Conocimiento?
La decisión del ministro Guzmán de no prorrogar el decreto
que fija derechos de exportación a los servicios en 5% y que vence a fin de año
ayudará a muchas compañías del sector de servicios del conocimiento, muchas de
las cuales integran este subrubro de las BPO, ya que no estaban -ni lo estarán
por ahora- inscriptas en la Ley de Economía del Conocimiento.
La norma, sancionada en octubre de 2020, fue reglamentada a cuentagotas y de forma tardía. Y lo
dispuso fue que las compañías tecnológicas, que ya tenían los beneficios de la
previa Ley de Software, pudieran inscribirse de forma rápida, en tanto que las
otras debían realizar un trámite más complejo que lleva su tiempo. Hay firmas,
dijeron fuentes de la industria, que ya comenzaron y finalizaron el trámite,
pero otras aún están en el proceso. Las que ya están registradas, según había
dispuesto el decreto reglamentario de la ley, no pagaban derechos a la
exportación ya desde el 2021.
Pero más allá de esta demora que conlleva este proceso,
directamente hay empresas que desistieron de adherirse por las características
propias de la Ley. Es el caso, por ejemplo, de PWC. “Yo no voy a entrar a la
Ley en la condición actual. Te dan una reducción de las cargas sociales del
70%, pero con un bono intransferible que sólo se puede aplicar al pago de
impuestos nacionales. Y nosotros exportamos el 100%”, explicó Mignone. Sucede
que esta compañía tiene el negocio dividido en dos: una firma dedicada
completamente a ofrecer servicios al exterior y otra abocada al negocio local.
Por otro lado, además de requerir que se exporte el 70% de
los servicios que se generan -para las de software no es tal
la exigencia-, la norma obliga a
cumplir con dos de tres requisitos: disponer del 8% del gasto de la nómina
total en capacitación; tener certificados de mejora continua, e invertir un
determinado porcentaje de la facturación en I D. Pero en cuanto a
la capacitación, debe ser fondos girados a terceros; no se toma en cuenta la
capacitación realizada por la propia empresa, y ese es otro de los desalientos
a ingresar a la Ley.
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