Sábado 2 - Por Sergio Serrichio - “Todavía los precios
energéticos no son los correctos”, dice un flamante paper del
FMI sobre los valores de los combustibles fósiles que da una pista del tipo de
reclamos que podría hacer el organismo para acordar la restructuración de la
deuda argentina.
Sugestivamente,
además, el estudio fue realizado por los economistas Ian Parry, Simon
Black y Nate Vernon, del departamento de Asuntos Fiscales del organismo,
evidencia de su visión “fiscalista”, pivoteando ahora sobre la agenda
ambiental.
El trabajo afirma
que el recorte de subsidios –que estima globalmente en 5,9 billones (millones
de millones) de dólares- permitirá mejorar los indicadores y objetivos fijados
para atenuar el cambio climático y que el ahorro fiscal podrá aplicarse a
mejores destinos sociales. Son justamente los argumentos del ministro de
Economía, Martín Guzmán, en su puja con los sectores de la coalición
oficialista más cercanos a la vicepresidente Cristina Kirchner, a los que acusa
de defender subsidios “pro-ricos”.
Costo global
El cálculo del
costo global de los subsidios incluye tanto los subsidios explícitos (esto es,
lo que los estados destinan para reducir o mantener más bajos los precios de
los combustibles) como sus “externalidades”, costos resultantes de no asignar a
los combustibles su efecto ambiental. Los subsidios explícitos, dice, son
apenas el 8% del total.
Tráfico en Perú fue
calificado como el peor del mundo. Lima es el centro del caos en lo que a
congestión vehicular se refiere. (Andina)
El estudio precisa
además que el total de subsidios a los 4 principales combustibles fósiles
(carbón, gas natural, nafta y gasoil) es de 6,8% del PBI global y treparán a
7,4% en 2025.
Poner los precios
correctos, dice el estudio, reduciría las emisiones de dióxido de carbono 36 %
por debajo de la línea base de los acuerdos climáticos y estaría en línea con
la meta de mantener el calentamiento por debajo de los 1,5 grados, aumentar los
ingresos fiscales en 3,8% del PBI y reducir en 900.000 el número de muertes
anuales atribuibles a la polución ambiental.
Ignorar estos
costos, enfatiza, es el principal factor detrás del aumento de los subsidios a
los combustibles, al punto que explica el 42% del total, seguido por el
calentamiento ambiental (29%), externalidades y efectos como la congestión y
los accidentes viales (15%), subsidios explícitos (8%) y pérdidas de ingreso
(6%).
Considerando los
costos de producción de cada combustible, su efecto sobre el calentamiento
ambiental, la polución del aire y la congestión vial, el estudio estima que
en el caso de la Argentina los subsidios equivalen al 85% del costo “verdadero”
del carbón, a cerca del 50% en el caso del gas natural y de la nafta y a casi
60% en el caso del gasoil, principal combustible del transporte de cargas
(camiones) y del transporte público de pasajeros (colectivos urbanos,
suburbanos y de larga distancia).
Subsidios por habitante
Un anexo en el que
se calcula el costo total de los subsidios (explícitos e implícitos), estima
que para la Argentina equivalían, en 2018, a USD 29.000 millones, o 7,44 % del
PBI, a razón de USD 644 anuales por habitante. En términos per cápita, es
un valor muy inferior al de los países más subsidiadores y contaminadores, como
Arabia Saudita, Rusia, EEUU, Corea del Norte, Japón, China y Australia, pero superior
al de países en desarrollo como México, Brasil, la India, Indonesia, y de
algunos europeos como Francia y el Reino Unido.
Además, en función
de los compromisos asumidos por la Argentina en el Acuerdo de París sobre
cambio climático, de alcanzar “neutralidad” ambiental en el año 2050, el
estudio calcula que el país tuvo el año pasado 18.319 “muertes prematuras”,
imputables a la contaminación ambiental derivada del uso de combustibles
fósiles. Esas cifras surgen de modelos que también asignan a otros países, en
especial aquellos de matriz energética muy dependiente del carbón, alto número
de muertes “climáticas”. Por caso, 1,7 millones a China, 1,6 millones a la
India, 123.000 a Rusia, 115.000 a EEUU y 84.000 a Brasil.
El estudio reconoce
que aumentar los precios de los combustibles es “políticamente difícil por
varios motivos, incluidas las cargas que supone para grupos vulnerables”. Por
eso, prosigue, una estrategia amplia deber incluir medidas de asistencia a
hogares de bajos ingresos, trabajadores desplazados y regiones y empresas
expuestas, usando los ingresos que generen las reformas para “impulsar la
economía de un modo equitativo y que contribuya a la aceptabilidad " de
los aumentos.
El debate sobre los
subsidios “implícitos”, de no cargar al precio de los combustibles su efecto
ambiental, luce lejano para la Argentina, pero el énfasis fiscal del estudio
del FMI anticipa una dura negociación, en la que Guzmán se sentirá de un lado
fortalecido para vencer las resistencias internas a su intención de aumentar
las tarifas y recortar los subsidios “explícitos”, y del otro desafiado en el
de por sí difícil objetivo de refinanciar los USD 45.000 millones que la
Argentina le debe al organismo internacional.
El absurdo cepo a las carnes
Pasado
mañana se levantará parcialmente el cepo a las exportaciones de carnes impuesto
por el presidente Alberto Fernández.
Como
consecuencia de la instauración en abril de un registro de exportadores de
carnes, al que siguió el cepo en mayo, los productores ganaderos llevaban
perdidos a mediados de septiembre más de 1000 millones de dólares, unos 8
millones de dólares por día que nadie reintegrará a productores y frigoríficos
afectados, asimilable a la pérdida de diez millones de cabezas del stock
ganadero nacional por las restricciones de 2006.
Al
anunciarse la revocación parcial del cepo, el nuevo ministro de Agricultura y
Ganadería, Julián Domínguez, se presentó junto con el jefe de Gabinete, Juan
Manzur, y cuatro gobernadores de provincias ganaderas. Sus posiciones estaban
divididas ya antes de la derrota oficial en las PASO. Omar Perotti (Santa Fe) y
Gustavo Bordet (Entre Ríos) habían anticipado el daño que aquellas medidas
harían a los candidatos peronistas, y Axel Kicillof (Buenos Aires) y Sergio
Ziliotto (La Pampa) habían asociado sus nombres a las temerarias iniciativas
originadas en el Instituto Patria.
No se
explica la presencia del ministro del Interior, Eduardo de Pedro, figura
relevante de La Cámpora, en una reunión en la que estaba la Mesa de Enlace,
atacada recurrentemente por la vicepresidenta y sus adictos. En ese encuentro,
el ministro de Agricultura y Ganadería anunció la reapertura de las
exportaciones a China de vacas de conserva, las llamadas en lenguaje campestre
“vacas viejas”, que la vicepresidenta graciosamente asoció a un “geriátrico”,
como cuando se refería al “yuyo” hablando de la soja.
El cepo
mantenía retenidas en la Argentina 140.000 vacas viejas, sin mercado consumidor
y, por ende, sin precio, mientras que China absorbe el 75% al año de esos animales.
Ya se sabe que de las 900.000 toneladas de carnes con hueso que el país exportó
en 2020, no se superarán las 780.000 toneladas en 2021. En una situación
financiera crítica, la imperdonable pérdida de ingreso de divisas que la
vicepresidenta encuentra tan graciosa es un lujo que no podemos darnos, sumada
a una caída, entre mayo y julio, del 6,5% del consumo de carnes, efecto de la
política que ella patrocina.
Seguirán
hasta fines de año las prohibiciones de exportar, con excepción de algunos
compromisos puntuales mientras anteayer se anunció un ambicioso proyecto de ley
de fomento al dsarrollo agroindustrial.
El maltrato
y la animadversión del kirchnerismo hacia el campo –que quedó respondido con la
ausencia de los principales ruralistas en el acto del Gobierno realizado el
jueves pasado– superan toda lógica. Suponer que en un par de semanas se pueda
generar confianza y reparar el daño es descabellado.
(*) Editorial de La Nación – 02/10)
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