Por Claudio Zlotnik - Martín Guzmán no da detalles de las próximas
medidas del Gobierno. Tampoco, y esto ya es sabido, sobre el estado de la
negociación con el Fondo Monetario. El ministro, en su corta carrera política,
ya dio muestras de sus habilidades para no quedar hundido en las disputas
internas.
Eso no quita que se "plante" en el tema que, hoy
por hoy, al ministro le parece más relevante: que la economía, contra lo que aseguró
Cristina Kirtchner, no se encuentra en una fase de ajuste.
Por eso se enfrentó esta semana con la vicepresidenta. Y en reuniones
que mantuvo antes del fin de semana aseguró que no está dispuesto a una emisión
de dinero que ponga en riesgo el escenario cambiario. Lo mismo hicieron saber
miembros de su equipo que mantuvieron reuniones con consultores e inversores.
El mensaje de Guzmán a Cristina Kirchner es determinante: "No
vamos a emitir alocadamente. Vamos a ser muy cautos", definen cerca del
ministro.
Entre economistas de las consultoras y también empresarios de compañías
de primera línea circula la idea de que "no hay chances de volcar el
mercado cambiario de acá a las elecciones. La cuestión es qué pasa después;
cuál es el rumbo".
Ni Guzmán ni su equipo dan detalles de las medidas que se vienen. No
solamente por la cautela que acompaña al ministro desde su aparición en la vida
pública de la Argentina.
También es cierto que, al menos hasta las elecciones de noviembre, las
definiciones de ese tipo las van a tomar directamente desde la Casa
Rosada. Ya está definido que no habrá un único anuncio de un paquete de
medidas. Sino distintos capítulos, de manera de aprovechar mejor la agenda
pública. Al menos eso piensan en el comando de campaña oficial.
Por ahora, los anuncios fueron de iniciativas que ya estaban en la
agenda previa a las PASO: la suba del salario mínimo y la mejora en Ganancias
para los empleados de la cuarta categoría.
De ahora en más habrá que ver las medidas que se tomen. La decisión de
Guzmán ya quedó clara. Pero lo que se desconoce es si el poder político acepta
su moderación.
Quienes frecuentaron al ministro los últimos días no tienen detalles
pero se llevaron la impresión de que las nuevas medidas tendrían, como máximo,
un tope de $150.000 millones. De ser así, el nuevo gasto iría en línea con el
déficit fiscal y emisión monetaria esperados por las consultoras económicas
para este año.
La pulseada refiere a si algunas medidas son tomadas para "una sola
vez" o para más de una oportunidad.
Una cosa es lanzar un IFE acotado a dos o tres millones de
personas y otorgar esa ayuda un sólo mes, pero muy diferente es si se otorgan dos o tres rondas.
O si el bono para los jubilados de $5.000 o $6.000 se brinda solamente
en octubre, o si tiene repetición un par de veces más antes de fin de año.
Guzmán, precisamente, mandó a Cristina ese mensaje. Que quiere ser cauto
para evitar tensiones cambiarias antes, o incluso después, de las elecciones de
noviembre.
Hay un registro que le da la razón al ministro: la posibilidad de que se
desboque el gasto público recalentó el mercado cambiario, que terminó la semana
con alzas en los denominados "dólares libres", allí donde no llega la
intervención del Banco Central.
El llamado dólar SENEBI, que es el que operan empresas e inversores
en forma directa, cotizó cerca de los $193 el último viernes. Mientras que
el blue cerró alrededor de los $186 en las cuevas de la city.
El debate de fondo entre Cristina y Guzmán
Después de la derrota electoral del oficialismo, Cristina
Kirchner acusó sin vueltas al ministro de Economía de aplicar un
"ajuste", al que responsabilizó de ese resultado, una
"catástrofe política" para el oficialismo, según la visión de la
vicepresidenta.
CFK había sido directa en su carta pública dirigida a Alberto Fernández.
"Señalé que creía que se estaba llevando a cabo una política de ajuste
fiscal equivocada que estaba impactando negativamente en la actividad económica
y, por lo tanto, en el conjunto de la sociedad y que, indudablemente, esto iba
a tener consecuencias electorales. No lo dije una vez… me cansé de decirlo… y
no sólo al Presidente de la Nación. La respuesta siempre fue que no era así,
que estaba equivocada y que, de acuerdo a las encuestas, íbamos a ganar muy
bien las elecciones".
En la semana, el ministro le salió al cruce directo: "En la
Argentina no hubo un ajuste fiscal, yo soy uno de los que dicen que no. Ha
habido una política fiscal expansiva", dijo durante una entrevista con una
radio oficialista.
El argumento de Guzmán es que la recaudación impositiva viene
expandiéndose bien por encima de la inflación, y que por esa razón hay un
reducido déficit fiscal, que en los primeros ocho meses llegó a tan sólo el 1%.
Contra el 4,5% de rojo que el propio ministro calculó en el Presupuesto 2021.
Ahora bien, la discusión no se acaba ahí. Porque los datos sobre el
"ajuste" son elocuentes e indesmentibles.
Los propios números fiscales del Ministerio de Economía no dejan lugar a
dudas. En términos reales (descontada la inflación) lo que se nota es una
verdadera licuación de la mayoría de los gastos a cargo del Estado. Sobre todo
en lo que refiere a la ayuda social y al pago de salarios y haberes
jubilatorios.
La cuestión quedó expuesta en los últimos números fiscales divulgados
por Economía esta misma semana.
Allí queda claro que, por ejemplo, los salarios públicos quedaron 3,4%
por debajo de la inflación en los primeros ocho meses del año.
El "gasto primario", en tanto, estuvo 6% por detrás del
acumulado de la inflación.
Y los pagos de jubilaciones y pensiones fueron 7,3% menores a la
inflación del período enero-agosto. Es decir que el poder adquisitivo de los
jubilados estuvo por debajo al del año pasado. Es el cuarto año consecutivo que
los jubilados y los pensionados pierden contra la inflación.
En el renglón "prestaciones sociales", también se nota la
misma tendencia. La caída del gasto, siempre en términos reales, se ubicó en el
16% entre enero y agosto. Por último, las "transferencias a las
provincias" registraron un retroceso del 40%. Con estos números a la
vista, se entiende la crítica de CFK.
Hubo dos ítem que, en el sentido contrario, sí registraron una suba en
relación a la inflación.
Por un lado, los subsidios: la cuenta que paga el Estado por mantener
prácticamente sin cambios las tarifas en el área metropolitana creció un 35% en
términos reales. Bien por encima de la inflación.
Por otro lado, las inversiones de capital (obras públicas) crecieron 54%
más que la inflación. Un verdadero repunte, que debe contextualizarse: es
verdad que ese gasto viene subiendo fuerte pero en verdad está ganando impulso
frente a la fuerte caídas del año pasado cuando, en medio de la pandemia,. era
imposible desarrollar obras.
Ahora bien, queda claro que lo más relevante -de ahora en más- es ver
cómo reacciona el ministro ante la presión. Como revela
iProfesional, Guzmán está decidido a llevar adelante su plan sin demasiadas concesiones, con el objetivo de que el tipo de cambio
no vuelva a dispararse. Ver para creer.
|