Por Juan Strasnoy
Peyre - A última hora del viernes y mientras Alberto Fernández
definía los cambios de nombres en el Ejecutivo, la
“composición saliente” del Gabinete firmó el decreto 622/21 que oficializó la
forma de contabilización y la dinámica de uso de los u$s4.334 millones de
derechos especiales de giro (DEG)
que envió el Fondo Monetario Internacional en agosto.
La medida, que en
el mercado fue leída como el disparador de un shock de emisión monetaria, tiene
para el Gobierno tres implicancias concretas: la habilitación del pago de los
vencimientos de este año al FMI con los propios recursos que el organismo le giró al país como
parte de la distribución global de liquidez entre sus miembros; la cancelación
de adelantos transitorios al Banco Central, que liberará un margen de
asistencia a futuro con miras, sobre todo, a 2022; y la reducción del déficit
fiscal proyectado para este año.
Sobre el último
punto, apoyado en la disciplina sostenida en el primer semestre, el proyecto de
Presupuesto 2022 que elaboró Martín Guzmán y que ingresó el miércoles al
Congreso recortó la proyección de déficit primario para 2021 desde el 4,5% al
4% del PBI pero no incluyó la llegada de los DEG, que se aprobó dos días
después. Fuentes del Palacio de Hacienda confirmaron que, con la
contabilización de esos recursos como ingreso primario (más precisamente como
Transferencias corrientes de organismos internacionales), el rojo proyectado
por el Gobierno en realidad pasa a ser 3% del producto o alrededor de ese
número en función del nivel en que termine el PBI anual.
Con todo, las
fuentes señalaron que se trata de “una operación extraordinaria” y que “no es
una medida del Gobierno que busque el objetivo de bajar el déficit”. Por eso,
plantearon que cuando se mira la proyección fiscal de 2022 (proyectada en 3,3%
de déficit primario) “conviene compararla con 2021 sin incluir los DEG porque
esos recursos no van a estar”.
Como contó Ámbito
en los últimos días y luego explicitó Cristina Fernández en su carta pública,
la cuestión fiscal y el Presupuesto estuvieron en el centro de la disputa que
se abrió en el oficialismo sobre el rumbo económico después de la derrota en
las PASO. En principio, el proyecto elaborado por Economía abre la puerta a un
mayor gasto en lo que resta del año respecto de la disciplina inicial pero no
abandona el marco fiscal impulsado por el ministro. Con todo, en declaraciones
a Radio Del Plata, ayer Máximo Kirchner adelantó que el contenido del Ejercicio
2022 será materia de discusión en el Congreso. En el kirchnerismo y otros
sectores del Frente de Todos cuestionan un exceso de fiscalismo desplegado por
el Gobierno hasta ahora.
¿Cómo se usarán los DEG?
En primer lugar, el
DNU publicado el sábado en el Boletín Oficial ratifica la decisión de utilizar
los DEG (enviados por el FMI para paliar los efectos de la pandemia) como
recursos para pagar los vencimientos de capital e intereses con el propio
organismo correspondientes al multimillonario crédito que tomó Mauricio Macri
en 2018, tal como había adelantado la vicepresidenta a comienzos de la campaña
electoral. El primero de ellos se realizará esta misma semana por el
equivalente a u$s1.890 millones, de un total de u$s3.779 millones.
Pero la forma en la que se contabilizarán estos fondos
liberará también un mayor margen para que el BCRA financie las necesidades del
Tesoro. Desde el mercado, se agitó la lectura de que el Gobierno definió
utilizar también esos DEG para financiar un mayor gasto en lo que queda de la
campaña con más emisión monetaria. En Economía, aseguran que eso no será así.
El movimiento
contable tiene varios pasos. Por un lado, el Tesoro le venderá al BCRA los DEG
a cambio de $422.174 millones. Con esos pesos, inmediatamente Hacienda
le cancelará deuda con
el Central por la misma cantidad. Se
trata de una devolución de adelantos transitorios (AT), una de las vías de
financiamiento monetario del fisco. Por otro lado, el Tesoro emitirá una letra
intransferible que se la colocará al BCRA a cambio de los DEG que le vendió y,
con eso, se pagarán los vencimientos de este año al Fondo.
El segundo de los
movimientos tendrá como resultado que los DEG que ingresaron a las reservas se
irán en los pagos al Fondo casi en su totalidad hasta el 22 de diciembre. El
primer movimiento, en tanto, liberará un mayor margen de asistencia financiera
del Central al Tesoro para ser utilizado eventualmente en caso de ser
necesario.
De acuerdo a la
Carta Orgánica del BCRA, el límite de AT que puede pedirle el Tesoro a la
autoridad monetaria está marcado por el 20% de la recaudación más el 10% de la
base monetaria. Antes de publicarse el DNU, el margen disponible de
financiamiento por esta vía era cercano a $500.000 millones, según fuentes
oficiales. La cancelación ahora pautada los expande en otros $422.000 millones.
A raíz de las dificultades que tuvo la Secretaría de Finanzas para ampliar el
endeudamiento neto en el mercado en los últimos meses, es que el mercado leyó
en el decreto un artilugio para financiar una ampliación del gasto de cara a lo
que resta de la campaña electoral con mayor emisión.
Fuentes de Economía
reconocieron que efectivamente el movimiento contable expande el límite de AT
disponibles pero aseguraron que la decisión del Gobierno es atenerse a la pauta
de utilización de adelantos transitorios netos definida por el Presupuesto
vigente, es decir, $400.000 millones a lo largo del año. De ese número, ya se
usaron $190.000 millones. “El Presupuesto prevé pedir unos $200.000 millones
más y la decisión es ajustarnos al Presupuesto. Esta medida no incrementa los
gastos primarios”, explicó una alta fuente oficial.
En el Palacio de
Hacienda plantearon que, pese a las medidas que se anunciarán para apuntalar
los ingresos y al desbalance producido en agosto respecto de la pauta de fondeo
presupuestada, la intención oficial sigue siendo cubrir el déficit fiscal de
2021 con un mix de financiamiento lo más en línea posible con la meta oficial:
40% deuda en pesos y 60% emisión monetaria. El Gabinete económico, que
prácticamente no se vio alcanzado por los cambios de nombres anunciados (aunque
continúan los cuestionamientos internos), considera que una mayor impresión de
dinero para financiar el gasto público recalentaría las presiones sobre el
dólar y, en consecuencia, sobre la inflación. En el mercado ven hoy lejano el
cumplimiento de ese objetivo y por eso especulan con una mayor asistencia del
BCRA.
Más margen para 2022
Sin embargo, esta
operación parece más bien expandir el límite de financiamiento vía AT para el
próximo año. El proyecto de Presupuesto 2022 estipula para ese período un
déficit primario de 3,3% del PBI y un rojo financiero (incluye el pago de intereses)
del 4,9%. Para fondearlo, prevé la colocación de deuda neta en pesos por 2%
del PBI, la obtención de préstamos con organismos internacionales por 1,1% y
pedidos de asistencia al Central por 1,8%, la mitad que este año. Esto
implicaría solicitar $1,08 billón de adelantos transitorios, un margen que
hasta la publicación del DNU 622 lucía muy lejano de alcanzar.
De cualquier
manera, las pautas y proyecciones que Guzmán volcó en el proyecto de Ejercicio
2022 están hoy sometidas a debate en la coalición gobernante. La carta de la
vicepresidenta publicada el jueves por la noche fue clara al respecto: reclamó
que Alberto Fernández “se siente con su ministro de Economía para mirar los
números del presupuesto” y cuestionó la “política de ajuste fiscal equivocada”.
Ya anunciado el cambio de Gabinete, Máximo Kirchner insistió en que hay que
“tener el grado de audacia necesaria” para sacar el país adelante en relación
al rumbo económico oficial. Así, el modo de uso del margen de emisión obtenido
con el DNU sobre los DEG parece todavía supeditado al devenir de las
discusiones en el oficialismo.
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