Por Florencia
Barragan - El Gobierno lanzará
una batería de medidas económicas con el objetivo de “fortalecer los ingresos”. A la suba del salario
mínimo vital y móvil se sumará un bono para los informales y los jubilados, un
programa para ampliar el empleo y reconvertir planes sociales en trabajo,
créditos no bancarios para proyectos productivos de la economía popular, aumento
del mínimo no imponible para los asalariados formales y ampliación de la obra
pública. El paquete sería de al menos medio punto del PBI, estima
la consultora Equilibra.
El paquete de
medidas fue realizado por el ratificado gabinete económico, y está listo desde
el jueves de la semana pasada. Quedó en stand by en medio de la crisis política
del gabinete y solo le faltaba la aprobación final del presidente, Alberto
Fernández, y ahora de su nuevo jefe de Gabinete, Juan Manzur. “No hay más
tiempo para demorarlo”, aseguró una fuente oficial.
Ampliar programas
El objetivo
principal del gabinete económico es “fortalecer ingresos”, sobre todo en los
trabajadores informales, que se desempeñan en sectores donde todavía no hubo
ningún tipo de reactivación, y que por su condición de informales quedaron
fuera del ATP, el REPRO o la prohibición de despidos. Pero, además,
buscará llegar a los asalariados que aun teniendo trabajo “rozan” la línea de
pobreza. Entienden que uno de los mensajes de las urnas fue la delicada
situación económica.
Bajo estas metas se
ubicarán medidas como subir el salario mínimo un 46%, 11 puntos más a como se
había cerrado en abril, y superar los $32 mil. Hoy el salario mínimo en $29.160
está por debajo de la línea de indigencia. El impacto será en hasta 300 mil trabajadores
fuera de convenio y en más de un millón de personas que perciben programas que
se actualizan por el salario mínimo, como el Potenciar Trabajo, las becas del
Progesar y el REPRO.
Además, llegará la
respuesta al tan ansiado pedido de las organizaciones sociales: créditos no
bancarios. Los préstamos serán para cooperativas, mutuales, empresas
recuperadas y pymes, a los que no llega la banca tradicional. Tendrán tasa
subsidiada y el Estado realizará un fondeo de al menos $10 mil millones a
través del INAES, que depende del Ministerio de Desarrollo Productivo.
Por otro lado, el Ministerio de Trabajo buscará ampliar los
programas de empleo, como el Te Sumo, para que sea más masivo que para 50 mil trabajadores. Y poder
replicar la combinación de trabajo formal con planes sociales, tal como se hizo
en las economías regionales. El pedido de las organizaciones es por más trabajo
y menos planes.
También habrá
medidas para fortalecer las transferencias, como las jubilaciones y las
asignaciones familiares y un bono para los informales, que descartan llamarle
“IFE”, dado que será mucho más focalizado. Otro de los anuncios tendrá foco en
la clase media y será un guiño a la CGT, dado que volverá a subirse el piso del
impuesto a las ganancias, para que debajo de los $175 mil los trabajadores no
paguen.
El paquete sería de
al menos medio punto del PBI, estima la consultora Equilibra. El ratificado
gabinete económico acepta la crítica de la vicepresidenta Cristina Kirchner de
“atraso salarial y aceleración de precios”. Sin embargo, descartan la idea de
“ajuste económico” con el informe del exviceministro de Economía Emmanuel
Álvarez Agis, devenido en consultor, que estableció que el gasto corriente
creció este año 12% en términos reales contra 2020. Además, desde el ministerio
de Economía aseguran que de la reforma tributaria de 2017 que contenía bajas de
impuestos “no quedó nada”, y fueron subidos todos los “impuestos progresivos”.
Que suban los ingresos
En cuanto a la idea
de “expandir”, uno de los funcionarios del gabinete económico aseguró: “Lo que
más queremos es subir ingresos. Siempre se puede hacer más cosas, el tema es
con qué reservas”. En este sentido, agregó que “el financiamiento está jugado,
hay que tener cuidado con la maquinita para preservar el equilibrio
macroeconómico”. No se consideran “monetaristas ni fiscalistas”, pero alertan
que hoy el gasto se financiará con emisión monetaria, que podría derivar en un
aumento de la brecha cambiaria por un Banco Central con la “peor posición” para
un año electoral, y que una nueva aceleración de la inflación terminaría
“perjudicando” a los que se buscaba ayudar.
El rumbo económico
para las decisiones será profundizar la idea de “sintonía fina”, aquella que
acuñaba Cristina Kirchner en su segundo gobierno, para alcanzar el punto medio
entre “expandir y estabilizar”. Ponen como ejemplo la idea de mantener
subsidios energéticos, pero segmentados, o de frenar temporalmente las
exportaciones de carne, pero no en su totalidad.
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