Sábado 18 - Por Juan Strasnoy Peyre -
En una jornada de suma tensión en el Gabinete, Martín
Guzmán trabajó hasta última hora del
miércoles en el proyecto de Presupuesto 2022 que finalmente ingresó a la
Cámara de Diputados minutos
antes de que venciera el plazo legal para su presentación. La interna abierta
en el Gobierno tras la derrota en las PASO lo tuvo como uno de los focos de
atención de la movida que buscó acelerar un recambio de funcionarios.
Ratificado por Alberto Fernández y, llamadas mediante, también por Cristina
Fernández de Kirchner, el ministro se mostró satisfecho cerca de la medianoche
ante sus allegados: el texto que remitió al Parlamento, si bien
abre el grifo a un mayor gasto de acá a fin de año de cara a los anuncios
económicos para recomponer los ingresos que aún discute el Gobierno, no se
escapa de su marco fiscal. Pero la carta pública publicada anoche por la
vicepresidenta mostró que ese Presupuesto sigue siendo terreno de disputa
abierta.
La puja por el
rumbo económico de la gestión no se zanjó y, de hecho, en el Palacio de
Hacienda ya en la noche del miércoles evitaban confirmar si el proyecto de
Ejercicio 2022 contaba con respaldo del conjunto del bloque del Frente de
Todos. El mensaje de Cristina terminó de ratificar que no era así. Como señaló
Ámbito los días previos, desde el kirchnerismo cuestionan el fiscalismo
promovido por Guzmán en el marco de la doble crisis que atraviesa el
país. La expresidenta explicitó que espera que Alberto Fernández “se
siente con su ministro de Economía para mirar los números del presupuesto”.
La principal señal
para lo que resta de 2021 que brindó el proyecto remitido por Guzmán es la
actualización del objetivo de déficit primario al 4% del PBI, es decir, medio
punto por debajo del rojo que había proyectado en el Presupuesto aprobado el
año pasado. El nuevo número se condice con una aceleración del gasto respecto
de la disciplina que aplicó Guzmán hasta acá, pero que en el cristinismo y
otros sectores de la coalición gobernante consideran insuficiente para impulsar
una recuperación de los ingresos populares más potente.
Hasta julio, el
rojo antes de intereses acumulaba apenas 0,7% del producto y se encaminaba a
terminar entre el 3 y el 3,5%, según estimaciones privadas. Aunque la mejora de
los ingresos ayudó a equilibrar las cuentas, lo cierto es que también se
subejecutaron partidas claves, como la de obra pública, que sólo alcanzó el 30%
en siete meses. En Economía reconocen ese bajo nivel de ejecución y
aseguran que se corregirá en los próximos meses.
Esta nueva pauta,
además, evidencia la puja por los anuncios que el Gobierno se apresta a
realizar en los próximos días como respuesta al resultado electoral. Medidas
cuya magnitud es todavía objeto de debate interno y fue uno de los detonantes
de la crisis en el Gabinete. Ocurre que el déficit proyectado por el texto no
se escapa del marco de reducción del déficit fiscal planteado por Guzmán. Incluso, fuentes del Palacio de Hacienda
confirmaron que los más de u$s4.300 millones que envió el FMI como parte de la
distribución de derechos especiales de giro se contabilizarán como ingresos
“por arriba de la línea”, es decir, contribuirán a reducir en aproximadamente
un punto extra el rojo primario.
“A agosto de este
año, a cuatro meses de terminar el año y faltando apenas unos días para las
elecciones, el déficit acumulado ejecutado en este año era del 2,1% del PBI”,
escribió la vicepresidenta. Y agregó: “Faltan ejecutar, según la previsión
presupuestaria (votada en 2020), 2,4% del PBI… más del doble de lo ejecutado y
restando sólo cuatro meses para terminar el año… con pandemia y delicadísima
situación social. No estoy pidiendo nada alocado ni radicalizado. Al contrario,
simplemente estoy recogiendo lo que en este contexto global de pandemia está
sucediendo a lo largo y ancho del mundo”.
El mensaje de
Cristina contrastó con el espíritu que buscó transmitir Economía al momento de
enviar el proyecto al Congreso. Para Guzmán, el Presupuesto es el “corazón de
la política económica”. Y plantea tres grandes lineamientos macro: la
generación de divisas, una política fiscal a la que define como expansiva
mientras se reduce el déficit y la sostenibilidad de la deuda. Se trata del
marco que considera necesario para evitar toparse con nuevos cimbronazos
cambiarios e inflacionarios, pero que impone una inyección de recursos
insuficiente para recuperar la economía y los ingresos a una mayor velocidad.
Ese es el principal punto de debate estructural en el oficialismo.
Al respecto, la
carta de CFK aseguró que en su gobierno enfrentó corridas cambiarias
permanentes con menos reservas en el Banco Central que las actuales. Y aseguró
que le advirtió al Presidente que se está desarrollando una “política de ajuste
fiscal equivocada” que impacta negativamente “en la actividad económica y, por
lo tanto, en el conjunto de la sociedad”. La puja todavía tiene final abierto.
Detalles del proyecto de Presupuesto
En cuanto a las
proyecciones concretas, el texto enviado por Guzmán, con la firma del Presidente,
prevé para el año próximo un crecimiento del 4%,
impulsado por un alza del 6,6% en la inversión, del 4,6% en el consumo privado,
del 3,1% en el consumo público y del 7,5% en las exportaciones. Las
importaciones avanzarían 9,6%. Proyecta que la inflación cederá al 33% interanual
y que el dólar oficial de diciembre de 2022 promediará los $131,10 tras
subir 28% a lo largo del año. Además, plantea que el salario de los
trabajadores registrados estables (medidos por el índice RIPTE) subirá 38,3%
nominal, lo que dejaría una recuperación del poder adquisitivo del 4%
interanual.
Todo eso en el
marco de un retroceso del déficit fiscal primario hasta el 3,3%
del PBI y del rojo financiero (incluye el pago de intereses de la
deuda) hasta el 4,9%. El objetivo es que ese hueco fiscal se cubra con un menor
uso de la emisión monetaria. El Presupuesto prevé que en
2022 la asistencia del Banco Central se realice sólo a través de adelantos
transitorios (ya no de utilidades) y que se reduzca en un 50% respecto de este año
hasta alcanzar el 1,8% del PBI, lo que equivale al 37% de las fuentes
financieras. Esta vez el mayor componente será el endeudamiento neto en pesos,
que aportará 2% del PBI (41% del total). Mientras que se espera un fuerte
incremento del crédito de organismos internacionales, que aportarían el 1,1%
del fondeo neto. Es decir, unos u$s12.500 millones.
Para 2021 se
modificaron las proyecciones. El principal cambio se dio en la pauta de
inflación: extinta la meta del 29% presupuestada el año pasado, ahora prevé un
45,1%, lo que implica que hasta fin de año deberá bajar más de 6 puntos desde
el nivel actual. Además, el crecimiento esperado de la economía, como ya había
adelantado Guzmán, se elevó del 5,5% al 8%. De acuerdo con el texto, el salario
real medido por el RIPTE recuperará 3,8% interanual. Una recuperación que hasta
ahora resulta módica pero que podría ir en línea con el impulso que busca darle
el Gobierno tras la derrota en las PASO. Por lo pronto, se adelantó para la
semana que viene la reapertura del Consejo del Salario, que definirá un
incremento del mínimo, vital y móvil.
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