Por Martín
Rodríguez Yebra - Un tsunami de votos opositores sacude al gobierno de Alberto
Fernández. Como una crisis en capítulos, el oficialismo recibió desde las 18
una sucesión de noticias amargas del escrutinio de las primarias legislativas
celebradas con protocolo de pandemia. A la derrota previsible en la Capital
siguió una sangría en Córdoba, caídas en Santa Fe, Chubut, Chaco. Se puso peor:
segundo puesto en Santa Cruz, derrumbe en Entre Ríos.
Y el impacto
definitivo de un desastre en el bastión kirchnerista de la provincia de Buenos
Aires.
Juntos por el
Cambio ganaba el país por 9 puntos y sacaba 4,4 de ventaja en territorio
bonaerense. De repetirse en noviembre estas cifras, el Gobierno quedará en
minoría en las dos cámaras.
Debilitado como
nunca, después del golpe a su imagen que significó la revelación de la fiesta
en Olivos durante la cuarentena 2020, Alberto Fernández enfrenta ahora un
desafío interno de primera magnitud. El castigo que le propinó el electorado es
monumental. Perdió por más diferencia que aquella que él le sacó a Mauricio
Macri en las elecciones generales de 2019. Se le esfumaron 17 puntos, de 48% a
31%.
“Sabemos que hay
errores que hemos cometido. A partir de mañana vamos a trabajar para que en
noviembre los argentinos nos acompañen. Seguimos convencidos de que estamos
ante dos modelos de país”, dijo Fernández, a las 23.35, con Cristina Kirchner a
su lado, en un centro de convenciones de Chacarita. Fue el único orador en el
búnker de la catástrofe. “¡Nada quiero más que terminar este mandato! ¡En
noviembre vamos a dar vuelta esta historia!”, arengó al final de los siete
minutos de su discurso más angustioso.
La contracara era
la euforia en los cuarteles opositores. Horacio Rodríguez Larreta celebró el
triunfo con el 48% en la ciudad, donde María Eugenia Vidal ganó con comodidad
la interna opositora (32,9%, contra 11,2% de Ricardo López Murphy y 4% de
Adolfo Rubinstein). El albertista Leandro Santoro arañó el 25%, por debajo de
sus expectativas. En Buenos Aires, Diego Santilli se impuso en las primarias de
Juntos a Facundo Manes (22,8% a 15,3%). Victoria Tolosa Paz quedó atrás: sus 33,5
puntos vuelan incluso por debajo de lo que obtuvo Cristina Kirchner en 2017,
cuando el peronismo competía partido en tres.
Larreta decidió no
hablar en su noche soñada, como gesto para pavimentar la unidad. Santilli y
Manes celebraron juntos. Al impulso del triunfo archivaron las peleas,
acusaciones y sospechas que tiñeron la campaña interna. El neurólogo irá
tercero en la boleta unificada de noviembre. “Hoy los bonaerenses decidimos que
los valores de la libertad y del respeto a las instituciones son importantes. Y
acá estamos para defenderlos”, anunció Santilli, en La Plata. En la ciudad,
López Murphy se integró al escenario del festejo: sus números le permiten
entrar en el cuarto lugar de la boleta definitiva, con el camino libre para
entrar como diputado nacional.
Fuera de los dos
grandes bloques, se corroboró la irrupción vigorosa del liberal antisistema
Javier Milei, que obtuvo 13,6% en la Capital. El Frente de Izquierda sumó 6,2%,
con expectativa de alcanzar una banca porteña. En Buenos Aires decepcionó
Florencio Randazzo, que quedó por debajo del 4%, superado por los candidatos de
la izquierda (5,1%) y el liberal José Luis Espert (4,9%).
El eje Sancor
La noche del
domingo resultó para el kirchnerismo un viaje en el tren fantasma por el mapa
argentino. Una de las escalas más dolorosas fue Santa Fe. Juntos por el Cambio
ganó por 10 puntos (en la interna opositora se impuso la lista radical que para
el Senado encabeza la periodista Carolina Losada). Marcelo Lewandowski,
candidato del gobernador Omar Perotti, superó al exministro Agustín Rossi en
las primarias peronistas.
Córdoba fue una
sangría para el Frente de Todos. El senador Carlos Caserio rozó los 10 puntos,
a 37 de distancia de la suma de las listas de Juntos por el Cambio. Quedó
tercero y con escasas opciones de renovar la banca. Luis Juez se impuso por
amplio margen al radical Mario Negri en la batalla opositora.
Toda la zona
agropecuaria le dio la espalda al Gobierno. Entre Ríos sorprendió con un apoyo
arrasador a la lista que encabeza el exministro Rogelio Frigerio: 51,7%, contra
29,5% del Frente de Todos. En La Pampa la oposición ganó por 10 (48% a 38%).
Pero el castigo al Gobierno se sintió de norte a sur. Pocos casos más
simbólicos que Santa Cruz, la cuna del kirchnerismo, donde Juntos por el Cambio
superó por 12 puntos al Frente de Todos, afectado por la ruptura del PJ local.
En el otro extremo geográfico, el peronismo perdió en Chaco (44%- 35%),
Corrientes (59% a 34%) y Jujuy (46% - 28%). En Cuyo, sufrió en Mendoza (perdió
43% a 25%) y en San Luis (46% a 37%).
Si el Gobierno no
consigue revertir esta tendencia en las elecciones generales del 14 de
noviembre, su bloque en el Senado se reduciría a 35 bancas, dos por debajo del
quorum. Hoy tiene una cómoda mayoría de 41, con la que Cristina Kirchner se
paseó a gusto durante dos años.
En Diputados el
Frente de Todos perdería la primera minoría a manos de Juntos. Un proyecto como
la reforma de la Procuración General, clave para el plan kirchnerista de
control del Poder Judicial, quedará herido de muerte. A Guzmán le esperan
dificultades para aprobar el presupuesto, que debe presentar en la semana que
empieza.
“Las elecciones se
ganan por un punto”, se cansaron de repetir en la Casa Rosada en los días
previos. Esperaban un resultado magro, no un Waterloo. Fernández repetía ante
quien quisiera escucharlo que las PASO serían un plebiscito sobre su gestión.
Creía que la victoria que le
marcaban las
encuestas –otra vez incapaces de detectar el humor social– le daría una coraza
para resistir los intentos de intervención de su gabinete por parte de Cristina
Kirchner.
Con los números aún
bailando en la app de resultados, ya se celebraba el juicio malicioso sobre la
candidata Victoria Tolosa Paz, invención albertista que navegó por la campaña
con declaraciones tan picarescas como insustanciales. No hizo pie ni en el
conurbano, donde ganó por apenas 2,7 puntos. El kirchnerismo no puede tampoco
tirar la primera piedra, así de jibarizado en su fortaleza.
Son horas de
agitación en la cima del poder. A Fernández lo espera un asedio. Vértigo puro.
¿Podrá sostener a Santiago Cafiero en la Jefatura de Gabinete? La presión sobre
Martín Guzmán se tornará insoportable. ¿Cuáles serán los cambios que prometió
para corregir los errores que propiciaron la derrota?
La oposición, en
cambio, mira noviembre con ilusión. La participación no llegó al 70%. En los
últimos tres procesos electorales hubo una suba de votantes en las generales
que siempre benefició a la coalición de Pro, la UCR y la Coalición Cívica.
Entre los que
celebraron estuvo Macri, que vivió el domingo electoral como una revancha tras
la durísima caída de 2019 (más allá de un disgusto en la interna cordobesa). Lo
fueron a buscar en el final de la campaña y el artefacto político que él creó
hace seis años vuelve a instalarse como una clara alternativa de poder. Un
resultado como este lo devuelve al terreno de los que sueñan con la Casa
Rosada.
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