Por Claudio
Zlotnik - En la semana previa a las elecciones PASO ningún funcionario quiere
agitar las internas en el Gobierno ni levantar olas que puedan perjudicar las
chances del próximo domingo. Al contrario, ningún anuncio puede ser ajeno a una
"buena noticia". Por eso, el "runrún" va por debajo; es
subterráneo. Por ahora.
El sinsabor existe en el gabinete económico. Tiene que ver
con lo que algunos funcionarios mencionan como "la mala
predisposición" de algunos bancos líderes del sistema financiero. "No cumplen con lo negociado", aseguran.
Los funcionarios se
refieren a que, aparentemente, hay bancos que no están
cumpliendo con un compromiso para incrementar los límites de
compra con las tarjetas de crédito. Algo que el Gobierno necesita para mostrar
un salto en el consumo popular.
Desde el equipo
económico observan con recelo a Miguel Pesce, presidente del Banco
Central, quien tiene bajo su órbita el control de los bancos y las
regulaciones. A un par de cuadras del despacho de Pesce -desde otro despacho
oficial con línea directa a la Casa Rosada-, un funcionario es
categórico: "Miguel es demasiado blando con los bancos. Si todos fuésemos
como él, los empresarios nos pasarían por arriba". La persona que habla
con iProfesional asegura que sabe de
qué habla.
Pesce mantuvo
reuniones con los financistas para que incrementen el cupo. En los próximos
días habrá también contactos con las cámaras comerciales y con grandes cadenas,
algunas de las que vienen advirtiendo el problema de los cupos en las tarjetas.
"Queremos tener un diagnóstico preciso de la situación", dicen desde
el BCRA a iProfesional.
Polémica
por los "saldos insuficientes"
Ayer lunes, el
ministro de Desarrollo Productivo escuchó el reclamo de la Cámara de Comercio.
Los comerciantes ponen, también, la mira en la postura de los bancos.
La cuestión de
fondo tiene que ver con la cautela de los bancos a darle
espacio a los clientes para que se endeuden en medio de un escenario económico
y financiero complicado.
Las entidades
financieras, en muchos casos, actualizan el tope de compra de sus clientes por
debajo a la inflación, que en el último año se ubicó en el 51%. Hay bancos que
ni siquiera retocaron ese límite.
Los comerciantes
alegan que cuando la gente va de compras a los comercios aparece la leyenda "saldos
insuficientes" cuando pasan la tarjeta para cobrar, con lo cual la
operación se cae automáticamente.
La movida, como se
observa, tiene una trama política. Desde el kirchnerismo le reclaman a Guzmán
más audacia para tomar medidas que ayuden a mejorar el escenario. Desde ese
sector se quejan de que el ministro de Economía pone como prioridad al
ordenamiento de las cuentas fiscales, en plena negociación con el FMI.
Las críticas a
Guzmán sólo se acallaron durante la campaña rumbo a las PASO, que incluyeron al
titular de Hacienda como uno de los funcionarios en recorrer las provincias.
Ahora, y aunque no
quieren levantar olas a pocos días de las Primarias, desde el Palacio de
Hacienda y desde otras dependencias claves de la gestión miran con recelo a la
gestión del presidente del Banco Central.
Desde las entidades
financieras argumentan que las tasas de interés que se cobra por el "Ahora
12" están bien por debajo de la inflación. Y que si el cliente deja de
pagar, el costo de refinanciación también está regulado y tiene un tope (43%
anual).
Los bancos temen
que haya una disparada de la morosidad, aun cuando los últimos registros
no hacen pensar que eso podría suceder, ya con una actividad económica que se
empezó a recuperar tras el desplome del año pasado.
La morosidad de las
familias, de acuerdo a los últimos datos del BCRA, a junio, se encuentra en el
4,8%; tuvo un crecimiento de seis décimas respecto de mayo.
El Gobierno había
relanzado el "Ahora 12" a comienzos de agosto, con la
posibilidad de que los consumidores compren hasta 30 cuotas mensuales. Es
decir, algo que se compre en los próximos días terminará de pagarse durante el
mandato del próximo Presidente. O Presidenta.
Toda una apuesta
electoral en medio de la caída del consumo por la alta inflación y la pérdida
de poder adquisitivo.
La renovación del
programa requirió de una ardua negociación con los bancos ya que se negaban a
"subsidiar" consumo a largo plazo, en medio de una inflación que se
encuentra en el 50% interanual.
Las entidades
financieras se resistían a financiar compras al 25% anual (costo del
Ahora 12) cuando la tasa de referencia asciende al 38% anual.
El contraargumento
de los funcionarios fue que los bancos perciben esa tasa de interés de parte
del Estado -en la colocación de Leliq- pero que tienen gran parte de sus
depósitos en cuentas a la vista que tienen una remuneración del 0%. Con lo cual
tienen margen para "perder" algunos puntos de rentabilidad cuando
financian consumos de sus clientes.
Como parte de la negociación también se acortarán los
plazos para que los bancos cobren los consumos de sus clientes. Y se les
permitirá a los bancos utilizar una porción de este financiamiento como parte de los
encajes.
La renovación del
"Ahora 12" -un plan que vence este fin de semana- es crucial para el
consumo masivo. De acuerdo a la empresa Prisma -dueña de las tarjetas de
crédito-, seis de cada diez compras que se hacen en cuotas son efectuadas a
través de ese programa oficial.
Y representan el
24% de todos los gastos con tarjeta. Nada menos.
Para el Gobierno,
este relanzamiento en la campaña resulta crucial: el consumo no arranca.
Parece lógico en medio de una economía con una inflación acelerada y salarios
que no logran ganarle la carrera a los precios.
El balance del
primer semestre también cerró en rojo: el consumo masivo registró una baja del
7,4% en relación a enero-junio del 2020, de acuerdo a la consultora Scentia.
Por ahora, el
Gobierno lanzó algunas medidas para mejorar el cuadro, pero hasta ahora no
alcanzaron.
El próximo domingo,
las urnas dirán hasta qué punto los electores responsabilizan al actual
Gobierno por la crisis y en qué medida lo absuelven por los malos resultados.
Dentro de la administración, prometen, también sacarán conclusiones.
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