Carlos
Burgueño - El ministerio de Economía encara el período más
importante de vencimientos hasta las
elecciones legislativas. Entre septiembre y octubre
deberá hacer frente a dos vencimientos de títulos públicos emitidos en pesos por
284.000 millones y 297.000 millones respectivamente; además de las
tradicionales letras de corto plazo lanzadas tanto por el gobierno como por
el Banco Central. En noviembre deberá enfrentar el
vencimiento más importante del año; no sólo por el monto sino por la
implicancia casi política de la colocación que habrá que enfrentar: el Bote
dólar Linked por unos u$s 1.700 millones, que en su mayoría es propiedad del
fondo norteamericano PIMCO.
Para esto el
secretario de Finanzas, Rafael Brigo, deberá
conseguir aproximadamente $600.000 millones del mercado local voluntario
de deuda en moneda
local; decidiendo además cual estrategia es la que aplica. Si la que venía
ejecutándose hasta la primer semana de agosto, con vencimientos de largo plazo
y tasas inferiores a la inflación (estrategia menottista); o algo más realista
de plazos menores (máximo primer semestre 2022) y con un interés superior
al IPC. Esta última fue la estrategia desplegada desde la
segunda semana del mes pasado, con resultados positivos y con los money markets (Fintech), como principales aliados. En
estas horas se resolverá si se repite la fórmula o si se elabora un mix de
colocaciones. La intención de Martín Guzmán es la
de integrar ambos vencimientos con deuda voluntaria y con actores financieros
locales privados, y evitar al máximo la emisión monetaria atendiendo que no son
tiempos en los que haya que pensar en tensar más las cuerdas inflacionarias del
segundo semestre del año.
Para lograr esta
meta, Economía deberá reformular y sostener el “acuerdo de caballeros”
no escrito con los grandes fondos de inversión que aún mantienen
posiciones en pesos, por el cual se mantendrá la ventana abierta para que estos
puedan salir de sus papeles en moneda local y cambiarlos por dólares en el
mercado financiero. Hasta julio, y durante todo 2021, Economía había podido
renovar largamente superando la demanda a la oferta de deuda, todas las
colocaciones de títulos públicos y Letras que se ofrecían al mercado;
controlando así las posibles presiones sobre la divisa y manteniendo en moneda
local las emisiones de deuda. Aún en términos nominales abultados.
Sin embargo la
primer semana de agosto se consideraba tanto desde el oficialismo económico
como la mayoría de los operadores privados, que la operación que se enfrentaría
sería complicada por el gran número de pesos que debía conseguir Economía, pero
se pensaba que se lograría la renovación total de la deuda. Más teniendo en
cuenta que la operación anunciada representaba una emisión del tipo “dólar
linked”. Esto es, que el operador tiene cubierta la tasa de interés atada a una
eventual devaluación de la divisa oficial, algo que desde el gobierno se
rechaza casi como religión. Pero que si hubiera aún dudas, el título cubriría
ese miedo. Aún así el mercado, al menos en parte minoritaria pero importante,
desconfió.
Una vez superadas
las pruebas de septiembre y octubre, Economía deberá prepararse para el desafío
más importante vinculado a la deuda en pesos hasta fin de año. El vencimiento
del Bono del Tesoro Nacional Vinculado al Dólar Estadounidense (BOTE) colocado
bajo el esquema dólar linked, y que alcanza los
u$s1.766 millones; y que tiene vencimiento final el 29 de abril del 2022; pero
paga segundo vencimiento el 30 de octubre próximo. Se trata de un papel en su
mayoría bajo poder del fondo norteamericano Pimco, quién desde hace varios
meses pugna por salir de las colocaciones en moneda local que mantiene desde
los tiempos macristas; pero que sostiene un pacto de no agresión con Economía
para ir abandonando el mercado local, pero de manera ordenada. En octubre habrá
una oportunidad para medir la vigencia de esta alianza.
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