Domingo 29 - Por Pablo Wende - Las acciones argentinas volaron en la última semana, con subas que en
algunos papeles (sobre todo bancos y energía) llegaron al 20% en dólares. Se
trata de retornos excepcionales, en el medio de apuestas puramente
especulativas. Lo que está detrás de esta mejora es la expectativa de un
resultado flojo para el Gobierno en las PASO, con bastante menos del 40% en el
conteo general y una victoria más bien exigua en la provincia de Buenos Aires,
donde Axel Kicillof triunfó por 15 puntos en la elección general del
2019.
La apuesta es
conseguir una ganancia fuerte de corto plazo. Puede salir mal como en
2019, cuando las acciones y bonos tuvieron una paliza histórica tras la dura
derrota de Mauricio Macri en las primarias. Pero esta vez los riesgos no
parecen ser tan importantes.
En primer lugar
porque las chances de una elección del Gobierno similar a la del 2019 resulta
prácticamente imposible luego de un año y medio de pandemia y su consiguiente
crisis económica. Pero, además, los precios de los activos argentinos
siguen “regalados”. La mayoría de las acciones todavía está en promedio 80% por
debajo de los valores máximos que alcanzaron en 2018, antes de que comenzara la
corrida cambiaria. En este contexto, el costo de equivocarse no provocaría
tantas pérdidas como ocurrió hace dos años.
Vorágine
Desde la semana
pasada en bancos y empresas hay una verdadera vorágine de informes que se miran
para entender qué escenario político se avecina. Las charlas virtuales con
politólogos están a la orden del día, aunque son muy pocos los que están
dispuestos a arriesgar encuestas con números finos y prefieren concentrarse en
tendencias.
Federico Aurelio,
por ejemplo, indicó en una charla organizada por el Grupo SBS que hay varias
maneras de mirar el resultado de la elección. Un dato que remarcó el
director de la consultora Aresco es que el peronismo no gana una elección de
medio término en la provincia de Buenos Aires desde 2005. Es relevante
considerarlo a la hora de evaluar el resultado de las PASO. Además, el Gobierno
perdería tres senadores pero conservaría la mayoría y en Diputados ganará
algunas bancas aunque no le alcanzará para el quórum propio.
Un informe
particularmente relevante es el Barómetro de Opinión Pública que
elabora Alejandro Catterberg, director de Poliarquía. Se trata
del índice de “humor social” que históricamente mejor predice el resultado de
las elecciones. Este medidor de humor social arrojó un puntaje de 3,89 en la
provincia de Buenos Aires. “Si las elecciones fuesen hoy, el Frente de
Todos obtendría alrededor del 35,5% de los votos de la provincia”, asegura el
politólogo.
Personas buscan
información sobre su punto de votación este domingo en Buenos Aires
(Argentina). Unos 33,8 millones de argentinos deben acudir hoy a las urnas para
optar entre las diez fórmulas presidenciales que en estas primarias buscan
quedar habilitadas para la competencia de octubre.
Aunque no se
trataría de un resultado más bien mediocre para el oficialismo, la
recomendación para los que leen estos datos para tomar decisiones de inversión es
manejarse con cautela. La tendencia muestra que está mejorando de manera
bastante acelerada la intención de voto del Gobierno. “En agosto el porcentaje
de argentinos dispuestos a votar a Frente de Todos es del 38%”, aseguró el
último trabajo de Poliarquía. Se trata de un aumento de un punto en relación a
julio y cinco más alto que en junio. La oposición (juntando a los distintos
partidos que se presentan en la elección) tiene una intención de voto del 43%,
mientras que los indecisos se ubican en el 19%.
Este salto
favorable en la intención de voto al oficialismo estaría mostrando que el
escándalo de las fotos y los videos de Olivos habría quedado en un segundo
plano para los que deciden su voto y que hay otros factores que entraría en
juego en las PASO.
La mejora del
Gobierno en estas semanas previas a las elecciones estaría una vez más
subestimada por los mercados. Pero posiblemente la diferencia entre la
percepción de los inversores y el resultado que arrojen las urnas no resulte
tan impactante como en 2019.
¿Qué factores hay
detrás de esta posible mejora del voto al Gobierno? Posiblemente el
componente más fuerte sea el aumento notable del ritmo de vacunación. En
julio se aplicaron más de 10 millones de dosis, que es la misma cifra que en
los seis primeros meses del año y el ritmo continuará en los meses sucesivos.
Pero junto al
incremento del ritmo de vacunación -luego de un arranque sumamente errático-
está la promesa de retornar a “la vida de antes”. El retorno del público a las
canchas tres días antes de las PASO es sin lugar a dudas la mejor movida
electoral (y posiblemente la más grotesca) para reforzar aquella idea. Por
supuesto todo “sazonado” con el discurso ya conocido: la culpa de los males
actuales está vinculada con la herencia que dejó Mauricio Macri y la
pandemia.
El retorno del
público a las canchas 3 días antes de las PASO y con Messi en la cancha es la
mejor y más grotesca movida electoral
La economía no
juega especialmente a favor, pero también en este caso hay algunos datos para
considerar. Por lo pronto, se consolida el rebote en torno a 7% para el año,
recuperando al menos parcialmente el bajón del 2020. Según Fernando Marul,
la inflación de agosto se ubicaría en 2,7%, es decir el valor más bajo del año.
Esto permitiría que el salario real comience a recuperarse. Y lo más probable
es que la tendencia aumente a medida que se acerquen las elecciones
legislativas, a mediados de noviembre.
Al mismo
tiempo, el Banco Central evitó una crisis cambiaria, lo que también da la
sensación de relativa calma aunque el costo a pagar es alto: pérdida de
reservas y un cada vez más artificial “planchazo” del tipo de cambio oficial,
que sube a un ritmo de apenas 1% mensual.
Un informe
elaborado por Consultatio Financial Services, consideró que detrás de
la fuerte suba de acciones y bonos no sólo se encuentra el “trade electoral”,
sino también la expectativa de un pronto acuerdo con el FMI. Es decir se
apuesta a una mayor racionalidad del Gobierno, apurado por los futuros
vencimientos que habrá que enfrentar con el organismo. Hasta fin de año habrá
que devolver el 95% de los Derechos Especial de Giro (DEG) que el propio Fondo
envió en la última semana y que fortalecieron las reservas.
El primer trimestre de 2022
Y para el primer
trimestre del año próximo será imposible ya hacer frente a pagos de capital e
intereses por casi USD 4.000 millones. Por lo tanto, no habrá otra salida que
ir a un acuerdo, que además establezca ciertas pautas en temas sensibles, como
el sendero de déficit fiscal y el futuro de los controles cambiarios.
Esta semana Miguel
Pesce empezó a marcar la agenda de la discusión que se viene con el staff del
FMI. En una presentación ante el Consejo de las Americas, el presidente del
Central aseguró que el cepo se podrá ir levantando gradualmente “a medida que
aumenten las exportaciones”. Sin embargo, se cuidó de no dar mayores
precisiones e incluso planteó un escenario de incremento exiguo en el volumen
exportador: 5% en 2022 y otro tanto en 2023.
El Fondo exigirá
mayor flexiblidad al movimiento de capitales, reducción de la brecha cambiaria
y una eliminación gradual de los múltiples tipos de cambio. La discusión sobre
el futuro del cepo es la “madre de todas las batallas” que se avecina con el
FMI. La reducción del déficit fiscal es algo en lo que hay mucho más
acuerdo entre el equipo económico y los técnicos del organismo, aunque no es
algo que se pueda hacer público en medio de la campaña electoral.
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