Entre las profusas
declaraciones que se sucedieron ayer de parte de los funcionarios que lideran
la gestión económica, el titular del Banco Central, Miguel Pesce,
pronunció ante los empresarios que lo escuchaban en la conferencia virtual del
Council of the Americas una frase que será puesta a prueba en los próximos
meses y, sobre todo, tras el período electoral. “Esperamos que la
inflación se modere en los próximos meses. El aporte que ha hecho el Banco
Central fue ralentizar el tipo de cambio para evitar expectativas
inflacionarias. Creemos que puede ser sostenido sin afectar la competitividad
del tipo de cambio, más allá de las coyunturas políticas o económica”, señaló.
Con esa breve definición, el presidente de la entidad monetaria descartó que el
atraso cambiario tenga mayores consecuencias en el nivel de competitividad, lo
que es compartido por la mayoría de los analistas privados. Más discutida está,
en cambio, su presunción respecto de las expectativas inflacionarias.
Es que, si bien el
funcionario sostuvo que “podrá ser sostenido” el freno en el ritmo de
devaluación del tipo de cambio y tanto él como el ministro de Economía, Martín
Guzmán, repiten que no habrá una devaluación después de noviembre, lo cierto es
que el mercado tiene la expectativa contraria. Al menos, tanto la curva de
dólar futuro como los rendimientos de bonos con vencimiento a principios de
2022 reflejan que los inversores dan por descontada una devaluación entre fin
de este año y principios del próximo. Y, con ello, una mayor presión
inflacionaria. Incluyen en el análisis la fuerte emisión monetaria del
segundo semestre en pos de mejorar el poder adquisitivo e incentivar un aumento
del consumo.
“En el corto plazo,
frenar el dólar modera las expectativas de inflación, de hecho está bajando,
sobre todo la mayorista, más asociada al dólar. Pero esas expectativas van
a aumentar en parte por la devaluación que el mercado está esperando, que no es
de shock pero que se combina con el excedente de pesos que quedará del segundo
semestre”, opinó el economista de la consultora Empiria, que recalcó que en
esta parte del año, el Gobierno está financiando el déficit más con emisión
monetaria que con colocación de deuda.
El titular del
Banco Central, Miguel Pesce, en el Council of the Americas celebrado ayer
La afirmación de
Pesce también quedó por escrito en el último Informe de Política Monetaria,
donde se ratificó que no habrá cambios en la estrategia de retrasar el dólar.
“En un contexto de
mejora de los términos de intercambio, incremento de la liquidación de
exportaciones y acumulación de reservas internacionales, el BCRA decidió
acotar la suba del tipo de cambio nominal desde el mes de febrero induciendo
una gradual desaceleración del ritmo de crecimiento de los precios de los bienes.
Se espera que esta política continúe contribuyendo con el proceso de paulatina
moderación en el incremento de los precios de los bienes en lo que resta del
año”, dijo en el informe. De hecho, se espera que el índice de inflación
perfore en la medición de agosto, por primera vez en el año, el registro de 3%
mensual. Aunque no por mucho tiempo.
Sobre ese punto,
precisamente, puso el foco PxQ, la consultora de Emmanuel Álvarez Agis, en
su último Radar Económico. “Si se sostiene que hasta noviembre el tipo de
cambio evolucionará por debajo de la inflación, pareciera ser que el mercado
espera una devaluación pos-electoral o una aceleración del crawling-peg del
BCRA bien por encima de la evolución de los precios”, asegura el informe, que
pone en el eje en las dificultades que enfrentará la política cambiaria para
evitar una devaluación -y su impacto en los precios- en parte por la propia
dinámica de la recuperación económica, condicionada por la brecha cambiaria.
Descarta, a la vez, la posibilidad de unificar el tipo de cambio.
“Flexibilizar el
esquema de control de cambios podría ser una forma de reducir la brecha sin
devaluar, aunque para eso el BCRA necesitaría contar con mayor fortaleza en las
reservas internacionales. Probablemente parte de la discusión con el FMI pase
por este punto. El éxito de esta estrategia será clave para evitar una nueva
aceleración inflacionaria y otro golpe sobre el consumo”, afirmó.
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