Por Luis Beldi - El rally
alcista de los mercados continuó, pero perdió fuerza. El acuerdo con el FMI
parece cerca pero no tanto como ayer. Si hubiera coincidencias, se estaría por
firmar. Y, por más que intenten pintar a un organismo más benévolo y
comprensivo, no existe ese giro por una sencilla razón: el FMI le pertenece al
mundo y ellos no están conformes con un país que es defaulteador serial como la
Argentina y que ha adoptado posiciones políticas en Naciones Unidas y OEA que
han molestado a los principales aportantes.
Creer que el FMI
aprobará un mayor gasto público, anclaje del dólar y déficit fiscal, es
impensable. Por eso, algunos estiman que estos escarceos son los previos a una
negociación que recién llegará después de las elecciones de noviembre para
no tocar el tipo de cambio ni las tarifas, dos condiciones donde el FMI no
cederá.
A pesar de estas
dudas, los inversores en la Bolsa siguieron apostando a papeles que tienen
precios muy bajos y datos a futuro que permiten pensar en subas importantes.
Por supuesto, ese futuro está más atado al resultado de las PASO primero y las
elecciones legislativas, después, que a las negociaciones con el FMI.
El monto operado en
acciones alcanzó a $ 1.802 millones, un volumen similar al del martes, y el
S&P Merval, el índice de las acciones líderes subió 0,91% porque hubo un
intento de toma de ganancias que encontró la inmediata respuesta de compradores
que estaban esperando la oportunidad de entrar al mercado.
Las acciones de
mejor comportamiento fueron Edenor ( 7,82%), BBVA (5,95%)
y CableVisión ( 4,75%). Bancos y prestadoras de servicios públicos
son la locomotora del mercado porque si hay acuerdo con el FMI, serán las más
favorecidas.
Los ADR’s
-certificados de tenencias de acciones que cotizan en las Bolsas de Nueva York-
operaron un volumen “como los de antes” de $ 2.398 millones. Hubo mayoría de
alzas entre las que se destacaron las de Edenor ( 7,17%), Supervielle ( 5%)
y BBVA ( 4,57%).
Los bonos de la
deuda amagaron con otra alza importante, pero se quedaron sin combustible a
mitad de camino y los de ley extranjera de plazo más largo compensaron la caída
de los más cortos. El balance fue una caída del riesgo país de 8 unidades a
1.541 puntos básicos.
En la plaza
cambiaria, los operadores le están tomando la mano a las intervenciones de
la mesa de dinero del Banco Central a través del AL30D en la plaza del dólar
MEP. Saben que cada vez salen más tarde y que, por el bajo volumen de
negocios, lograron estirar el poder de las reservas. Por eso se cree que pronto
cambiarán la estrategia. El MEP cerró a $ 169,66 ( 23 centavos) con
intervenciones por USD 12,4 millones, un monto que es tolerable para el
Central.
El contado con
liquidación sin intervención y con negocios en el AL30C por USD 860 mil, avanzó
24 centavos a $ 169,62. Ambos dólares financieros están en donde el Banco
Central los quiere ver; por debajo de los $ 170.
En el Senebi, la
plaza donde los grandes jugadores operan directamente con bancos y agentes de
Bolsa, sin que los precios marquen tendencia porque no aparecen en las
pantallas, el contado con liquidación se mantuvo entre $ 175 y $ 176 y el MEP
entre $ 170 y $ 171.
El “blue” tuvo
escaso movimiento y cedió 50 centavos a $ 181,50. Pero en el mercado de
futuros siguen apostando a la inflación y el dólar a fin de diciembre se
mantuvo en $ 111,20 por encima de los $ 102,50 que calcula el Gobierno con su
anclaje. Esa diferencia de precios, significa una devaluación de 10% en un
mes.
El lado vulnerable
del Central se vio en la plaza mayorista donde se operaron USD 404 millones. El
dólar subió 4 centavos a $ 97,50 pero hubo una gran demanda de los importadores
que impidió que la autoridad monetaria comprara divisas. El dólar, que se
mantuvo firme frente a las seis principales monedas del mundo y el oro que
perdió casi 1%, hicieron que las reservas cayeran 39 millones a USD 46.278
millones. Estos altibajos son los que el Central quiere manejar y, si tiene que
acudir a más regulaciones, lo hará porque no puede perder demasiadas reservas
de libre disponibilidad.
Lo que no
comprenden los inversores y empresarios es cómo un Gobierno que impone un
cepo tan rígido para no perder dólares traba las exportaciones de carne que le
pueden aportar más divisas de libre disponibilidad. Además, asume el riesgo de
agrandar la pérdida de dólares si entra en conflicto con el agro. La relación
entre los dos sectores es endeble y no resiste otra negativa del Gobierno a
levantarla a fin de mes.
Para hoy habrá un
hecho clave, que tiene tenso a analistas e inversores. El Tesoro licitará
bonos que tienen una particularidad: el vencimiento más cercano es el 21 de
noviembre, fecha para la que ya se conocerá el ganador de las elecciones
legislativas. O sea, que en esas colocaciones se juegan más que en las
anteriores. Si bien hay inversores que no tienen otra alternativa que colocar
sus excedentes estarán asumiendo riesgos. Se cree que no habrá voluntarios en
la puja y que el monto a recaudar para cubrir los vencimientos de deuda de
diciembre, puede ser menor al esperado si no mejoran las tasas.
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