Por Natalia Donato - Con la
pandemia que aún no permite visualizar una salida clara más allá del avance en
la vacunación, el Gobierno se encamina a cerrar un proyecto de Presupuesto
2022 prácticamente con las mismas incertidumbres que tuvo para definir el de
este año. Pero lo que sí tienen claro los funcionarios es que difícilmente se
repita el escenario extraordinario del año actual, con los altos precios
de las commodities y la inyección de los Derechos Especiales de Giro (DEG) del
Fondo Monetario Internacional (FMI), que acaban de ingresar a las arcas del
fisco y que le servirán al equipo económico para cancelar los vencimientos con
el organismo y dilatar el acuerdo hasta comienzos del año próximo.
Algunos miembros
del Gobierno insisten en que el objetivo es acordar con el Fondo una vez
pasadas las elecciones, pero fuentes cercanas a la negociación aseguran que si
bien los técnicos han avanzado bastante en la trayectoria posible de los
números, aún deben discutir con qué políticas se llega a esas metas, y ello
quedará para después de los comicios. Por lo tanto, sería extraño que logren
firmar el tan anhelado acuerdo en diciembre, como pretenden algunos
funcionarios. Lo que está claro es que debería suceder antes de marzo, cuando
vencen USD 4.000 millones con ese organismo y USD 2.200 millones con el Club de
Paris.
¿Podría dilatar el
Gobierno aún más este acuerdo? En principio, no. La Argentina no tiene dólares
y el escenario excepcional de 2021 no se repetirá el año próximo, coinciden los
analistas. Claro que siempre aparecen voces dentro del kirchnerismo duro
que insisten con intentar un redireccionamiento de los DEGs de otros miembros
del Fondo, que podrían prestarle al país con un interés mínimo. De hecho,
existen negociaciones con México, Rusia y Portugal para lograr créditos
bilaterales a ser repagados a 20 años.
Los altos precios
de los commodities y la buena cosecha hicieron que el Gobierno tuviera este año
USD 7.000 millones adicionales a lo previsto
Un reciente informe
de la consultora Equilibra sostiene que “las chances de volver a posponer
un acuerdo con el FMI lucen acotadas: los futuros de las commodities agrícolas
muestran un descenso respecto de los valores actuales, no se espera una nueva inyección
global de DEG por parte del FMI y el año que viene los servicios de deuda con
el Fondo y el Club de Paris se triplican (US$ 21.200 millones)”. Si bien
remarca que ese escenario no puede descartarse totalmente, sostiene también que
para poder pagar los vencimientos, los precios agrícolas o la cosecha local
tendrían que generar un incremento adicional de agro-divisas y el Ejecutivo
debería conseguir fuentes de financiamiento alternativas, como China, Rusia o
la reasignación de DEG.
De todos modos, ése
no sería el mejor escenario para la economía argentina, ya que aún sin llegar a
incumplir con el FMI, la cuenta capital se mantendría estresada sin un acuerdo
con el organismo, aseguran en el sector privado. Para la consultora que
dirige Martín Rapetti, “asumiendo un clima que no condicione la cosecha
del próximo año, lo que finalmente suceda en el contexto internacional
resultará clave para las perspectivas de la economía argentina en
2022. Tanto los precios internacionales de las commodities como el ritmo
de expansión de la demanda externa de manufacturas y servicios son factores
exógenos a las decisiones de las autoridades económicas; en cambio, el
Ejecutivo puede operar sobre la confianza y las expectativas si concluye la
reestructuración de la deuda pública”, precisó en el documento.
“Aunque tengas un
contexto internacional favorable en 2022, el acuerdo con el FMI es inevitable.
Además, necesitás dólares para importaciones también”, afirmó el economista de
Empiria, Juan Ignacio Paolicchi. Según su visión, “sería extraño que otros
países reasignen sus DEG a una tasa baja, cuando el mercado lo hace al 19%”,
por lo que el escenario base que manejan en la consultora es de un acuerdo con
el FMI para prorrogar los vencimientos.
Con respecto al
precio de las commodities, que ya están más bajos que el pico al que llegaron,
el analista afirmó que si bien es difícil proyectar qué ocurrirá con el ciclo,
“seguramente será un escenario más complejo porque el dólar podría apreciarse a
partir de decisiones que tome la FED y ello repercutirá en el valor de las
commodities”.
Si la Reserva
Federal de los Estados Unidos sube la tasa o directamente empieza a disminuir
el ritmo de compra de los bonos del Tesoro para retirar liquidez y evitar presiones
inflacionarias -lo que haría subir la tasa de bonos de largo plazo- el dólar
subirá y, por ende, bajarán los precios de los productos que la Argentina
exporta. Para Paolicchi, en 2022 habrá restricción externa, no habrá un
sobrante de dólares como tuvo el país este año y tampoco le será fácil al Banco
Central acumular reservas. Sus estimaciones de crecimiento rondan el 1,5%, una
cifra similar a la que proyecta la mayoría de las consultoras.
En Analytica
proyectan un aumento del PBI de entre 1 y 1,2% para el año próximo. Su
titular, Ricardo Delgado, coincidió con sus colegas en que “no hay margen
para no acordar con el FMI”, ya que el viento de cola con el que el país se
benefició este año ya no estará el próximo. “Cuando analizás los ciclos de
precios internacionales, difícilmente duran más de un año. Con lo cual, ya
está. El problema es que no tenés dólares para que la producción local
empiece a crecer y saltar de los niveles de rebote. Vamos a volver al 2019 en
términos de nivel de PBI y a los problemas previos a la pandemia, que eran los
de una economía ya complicada”, precisó Delgado.
Para Delgado, el
acuerdo con el FMI es inevitable, pero tampoco resuelve nada estructural, como
por ejemplo cómo generar condiciones para la inversión, cómo generar divisas. Y
agregó que la clave de la discusión que se tiene que dar con el organismo es
justamente esa: cómo generar condiciones para que ingresen divisas al país,
porque en definitiva es saber cómo hará el país para poder pagarle la deuda.
Por su
parte, Gabriel Caamaño, de EcoLedesma aportó que “la restricción externa
es el actual esquema de política económica” y que el país se vuelve a enfrentar
con los limitantes de este enfoque cuando tiene que pasar de la recuperación al
crecimiento. “La clave para desatar ese nudo es aprovechar el acuerdo con el
Fondo para iniciar un cambio de enfoque, que a la no tan larga te permita salir
del cepo sin una crisis. Patear pagos descomprime, pero no soluciona el
problema de fondo”, agregó el economista.
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