Por Daniel
Fernández Canedo - Aunque no le gusta hablar del tema, el gobierno vive un
festejo con los dólares aportados por el Fondo
Monetario Internacional aún
cuando la mayoría de ellos los destine a pagarle al mismo organismo.
La entrada el lunes
de US$4.334 millones por el aporte extraordinario del FMI a los
países miembros para atender los gastos ocasionados por la pandemia de
Coronavirus llevaron las reservas netas del Banco Central a cerca de
US$10.000 millones, el nivel más alto de los últimos años.
Tanto el ministro
Martín Guzmán como el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, respiran
aliviados: tienen más dólares para llegar hasta las elecciones y para
mantener el férreo control cambiario que vienen manteniendo en el último año y
medio.
Con esos dólares el
gobierno le pagará al Fondo US$1.900 millones el 22 de septiembre y
otra cifra igual el 22 de diciembre por vencimientos de capital. El resto se lo
llevarán otros organismos internacionales y el pago de intereses.
Cómo lo había
adelantado la vicepresidente, Cristina Kirchner, la plata del FMI se destinará
a pagar deuda y los mercados le dieron una señal positiva.
La suba de las
acciones argentinas que cotizan en el exterior del día siguiente al
ingreso de los fondos se interpretó como una señal de alivio en medio del
agobio por la pandemia por las encuestas que coinciden en reflejar el pesimismo
de los argentinos sobre su futuro económico.
La baja del dólar "contado con
liquidación(CCL)", un segmento al que el Banco Central le dio un tiro de
gracia al obligar a los compradores a tener una cuenta personal en EE.UU. para
poder operar, también alentó a los funcionarios a especular sobre el futuro de
corto plazo del dólar blue y la brecha cambiaria.
Si bien no cantan
victoria, en el Banco Central destacan la reducción en las operaciones con dólares
libres. Entre el dólar bolsa(MEP) y el CCL ahora se operan US$40 millones
diarios cuando antes eran US$60 millones y casi todas las operaciones se
concentran en el MEP.
El Central cerró el
grifo del CCL y aunque una parte se irá al Senebi(operaciones entre
particulares) cree tener estabilizados a los dólares libres. ¿Apostarán
ahora a bajar la brecha cambiaria y especialmente con el dólar blue?
La brecha
blue($182)-mayorista($97,45) es de 87%, muy alta pero estabilizada y,
según el ministro Guzmán, la intención sería bajarla gradualmente y apostando a
una baja del blue más que a una suba del oficial.
Guzmán, como todos
los ministros de Economía de los últimos 50 años, insiste en que no
devaluará más el peso porque eso impulsa la inflación y hace caer el
salario real.
El punto es
interesante porque refleja. una vez más, que la discusión económica en la
Argentina se hace por el espejo retrovisor.
El 6 de mayo de
2013 un informe del estudio de Miguel Bein titulado "10
años después, ¿quedan balas en la cartuchera? incorporaba el concepto
"pesos para todos" y decía : "entre 2008 y 2011 la fuga de
capitales funcionó como el principal mecanismo de esterilización de la política
monetaria que mantuvo sistemáticamente tasas de interés para el ahorro en pesos
fuertemente negativas. El drenaje lento de las reservas del Banco Central
desde entonces es la contracara de esta situación, que se agudizó a partir
de 2010 y se profundizó en 2011 cuando se acabó el superávit de la cuenta
corriente", o sea se terminaron los dólares.
La Argentina tiene
larga experiencia en mantener artificialmente baja la tasa en pesos en el
intento de expandir el consumo cuando, simultáneamente, se atrasa el precio del
dólar para favorecer el poder de compra de los salarios.
Una situación
típica de los oficialismos cuando enfrentan cualquier elección, el punto está
en que en algún momento se acaban los dólares para financiar las
importaciones y el camino es una devaluación , aunque contradigan el deseo de
los ministros, o el cepo cambiario como fue el que aplicó Cristina Kirchner a partir de octubre de 2011, después
de ganar la elección por 54% de los votos.
Así vale la
pregunta de si el Central apostará a reducir la brecha cambiaria para achicar
la expectativa de una devaluación en el futuro cercano.
La respuesta de los
funcionarios es que no. Creen que lo peor que podrían hacer esa destinar
reservas para controlar al blue y, destacan la advertencia de Kristalina Georgieva sobre que la plata
extra del FMI se puede usar para atender la pandemia o el fortalecimiento de
las reservas pero no para "mantener políticas insostenibles".
Casi semanalmente
el ministro Guzmán ratifica que está negociando un acuerdo con el FMI que,
aunque no lo dice así, se alcanzaría después de las elecciones de noviembre y
antes de que finalice marzo.
El motivo es
obvio, en el primer trimestre de 2022 hay vencimientos por US$7.206
millones (US$6474 millones de capital y US$733 millones de intereses) y,
sin acuerdo con el FMI, el default sería inevitable.
La política
kirchnerista no siempre responde a la lógica de la matemática financiera y el
resultado de la elección legislativa será determinante para imaginar con más
precisión la respuesta oficial al posible acuerdo con el FMI.
El estancamiento de
los últimos años deja en claro que vivir sin crédito y con desconfianza
financiera está lejos de ser un camino viable para el crecimiento. Pero ya está
demostrado que así como hay muchos países que crecen, hay otros que retroceden
y por muchos años.
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