Por Daniel Blanco Gómez - Un informe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana
(Ieral), de la Fundación Mediterránea, encargado por
la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA) y la Asociación de
Bancos Argentinos (Adeba), dio cuenta del impacto de los impuestos sobre
el costo del financiamiento en el país y destacó que en los últimos
años, uno de los factores que incide sobre el encarecimiento del crédito
es la suba en la presión tributaria, que resultó más notable en el caso de
las entidades financieras, especialmente en lo que respecta a tributos provinciales
y municipales, cuyas alícuotas se incrementaron desde 2009.
El estudio indicó
que el costo del financiamiento es uno de los determinantes de la inversión, y
ésta uno de los factores principales que influyen sobre el crecimiento
económico. En ese sentido, se afirmó que “cualquier factor exógeno u originado
en la política económica que conduzca a un aumento en el costo del crédito,
afectará negativamente las posibilidades de crecimiento”.
Asimismo, el paper destacó
que en el caso de los créditos personales e hipotecarios (cuando no se trata de
vivienda única), y suponiendo una tasa de interés anual sin impuestos del 40%,
al incorporar los tributos que aumentan directamente el costo financiero total
(CFT) –tales como IVA, impuesto a los débitos y créditos bancarios (IDCB),
impuesto provincial de sellos (IS), impuesto provincial sobre los ingresos
brutos (IIBB) y tasa municipal por inspección de seguridad e higiene
(TISH)–, éste sube hasta un 57 por ciento. Es decir, los impuestos generan
una suba de 17 puntos porcentuales, o su incremento en un 42,5 por ciento.
En tanto, remarcó
que en el caso de los créditos que toman empresas (responsables inscriptos), se
encuentran beneficiados con una alícuota menor en el IVA sobre los intereses
(10,5%), de modo que al considerar impuestos el CFT pasaría del 40% al
52,2% ( 12,2 puntos porcentuales) o al 47,3% ( 7,3 pp), en este último caso
cuando se supone que el IVA es utilizado como crédito fiscal por el
prestatario.
“Si además de los
impuestos que afectan directamente el CFT se consideran también otros tributos
(especialmente nacionales) que gravan la actividad bancaria, tales como los
aportes y contribuciones a la seguridad social, el impuesto a las ganancias y
otros impuestos, la carga tributaria explicaría alrededor del 44% del CFT del
préstamo”, amplió Ieral.
El estudio indicó
que de esta manera, si una persona paga una cuota mensual de un préstamo
personal que incluye $1.000 de intereses, “en realidad estará pagando $440
de impuestos y $560 de tasa de interés pura (neta de todo impuesto que grava la
transacción financiera y a las entidades financieras)”.
Mientras que si se
consideran las alícuotas legales aplicadas en ingresos brutos (y sus
adicionales) por las 5 jurisdicciones más pobladas, sobre los ingresos de las
entidades financieras, van desde 7% en Mendoza y Santa Fe, hasta 9% en Buenos
Aires y Córdoba. En la Ciudad de Buenos Aires es un 8 por ciento.
“Dichas alícuotas
de IIBB sobre el sector financiero han aumentado en forma prácticamente
permanente desde el año 2009 en adelante, salvo en 2019 y 2020 (Consenso
Federal), hasta alcanzar una alícuota promedio del 8% en 2021 (5 jurisdicciones
más pobladas), más del doble que lo observado en el período 2005 - 2008
(3,8%)”, destacó el informe.
En ese marco,
informó que en el caso de los municipios ocurrió algo similar, con una suba
progresiva en las alícuotas de la TISH hasta alcanzar un promedio de 4,8% sobre
los ingresos bancarios en el año 2021, para 12 municipios importantes de las
provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.
De acuerdo al
informe, “tal situación seguramente ha estado influida por el hecho que
resultan tributos ocultos en las tasas de interés, de modo que no son
percibidos como causantes del aumento del costo financiero por parte de los
tomadores de préstamos, pero claramente impactan sobre las tasas de interés
activas y luego sobre el crecimiento económico”.
En otro orden,
destacó que un problema adicional verificado primero en provincias y luego en
municipios, es que paulatinamente ambos niveles de gobierno pasaron de grabar
el spread bancario a aplicar sobre los ingresos totales de las
entidades crediticias (en general sin ajustar de manera proporcionada las
alícuotas aplicadas).
“Así, creció la
carga legal en el tiempo y, en el año 2021, con crecientes regulaciones de
tasas de interés, la suma de las alícuotas de IIBB y TISH (aplicadas ‘por
dentro’) supera al spread promedio de los bancos (sin
considerar dichos impuestos para su cálculo)”, dijo el trabajo que motorizaron
las dos entidades bancarias.
Y concluyó: “Esta
situación da cuenta que si ambos tributos no fueran trasladados ‘hacia
adelante’ (incorporándose en las tasas de interés activas) en el año 2021 su
carga conjunta hubiese superado el spread entre tasas activas
y pasivas obtenidos por las entidades financieras”.
El reclamo de los
bancos
Tanto desde la
Asociación de Bancos Argentinos (Adeba, bancos nacionales), como de la
Asociación de Bancos de la Argentina (ABA, bancos de origen extranjero),
indicaron que el país tiene el menor grado de bancarización de la región medido
como porcentaje de los préstamos bancarios sobre el PBI. En tal
sentido, remarcaron que en Argentina esa cifra ronda el 10% y afirmaron
que son múltiples las causas que explican esta situación, una de ellas es “la
alta carga impositiva que debe soportar quien toma un crédito”.
A través de un
comunicado conjunto, las entidades destacaron la necesidad de crecer en los
volúmenes de inversión y financiación para alcanzar un desarrollo sostenido,
generando empleo de calidad.
“Para ello, es fundamental contar con un
sistema que facilite el acceso al financiamiento y que por otro lado no se
carguen mochilas o contrapesos que muchos desconocen”, aseguraron.
“La decisión de
financiarse con créditos está castigada por una alta carga impositiva. Esta
fuerte carga adicional se da tanto en créditos de corto plazo como los
préstamos personales y también en los de mayor plazo como hipotecarios,
impactando, como se dijo, en las familias y las empresas”, cuestionaron.
“Nuestro logo dice ‘más ahorro, más crédito,
más inversión’. Para crecer en ahorro necesitamos políticas que fortalezcan
nuestra moneda. Para crecer en crédito y en inversión, es necesario que la
política elimine las distorsiones que generan el sobrecosto argentino que no le
permite a la actividad económica ser competitiva”, aseguró Claudio
Cesario, presidente de ABA.
En
tanto, Javier Bolzico, presidente de Adeba afirmó: “El crédito bancario es
el instrumento idóneo para potenciar la recuperación económica y generación del
empleo los próximos años; el sistema financiero está en condiciones de ser uno
de los puntales del crecimiento y la inclusión financiera”.
Bolzico agregó que
se requieren políticas consistentes con esos objetivos, entre ellas un esquema
tributario, en todos los niveles de gobierno, que aliente el crédito a personas
y empresas.
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