Por Claudio Zlotnik - "Alberto, no te enojes, poné
orden donde tengas que poner orden, no te pongas nervioso y metele para adelante". La
voz de Cristina Kirchner se escucha de fondo en el despacho del funcionario, un hombre clave del equipo
económico. A esta altura, a tan sólo 25 días de las PASO, la declaración de la
vicepresidenta se interpreta como un mandato de unidad total dentro de la
coalición rumbo a las elecciones. No sólo unidad política, que ya había quedado
materializada. Sino de unidad en el comando de la crisis, que es la señal que
esperan los ministros del gabinete económico para avanzar con las decisiones.
"Alberto ya le
dijo a Guzmán lo que más necesitamos para las elecciones: un dólar
quieto y una inflación que se desacelere", apunta el
funcionario, en diálogo con iProfesional.
En la Casa Rosada
están obsesionados con el control sobre el dólar. No ya sobre el
"oficial" (mayorista), que el Banco Central mueve a discreción. La
lupa está puesta sobre los "paralelos". Los "alternativos
legales" (contado con liqui y MEP) y también sobre el "blue".
Esa es una gran
diferencia con respecto al anterior gobierno de Cristina Kirchner. Entre 2012 y
2015, los funcionarios kirchneristas renegaban de los dólares que competían con
el "oficial". Sobre todo con el dólar blue, al que menospreciaban.
Ahora no es así. Se admite que la cotización del
"paralelo" influye en la dinámica económica. Genera expectativas. Malas, sobre todo, cuando se
amplía la brecha con el "oficial". Y, acaso más relevante que esa
cuestión, la presión que ejerce sobre la inflación.
La disparada del
contado con liqui y del blue tienen que ver con la aceleración inflacionaria de
los últimos meses. Sobre todo en algunos sectores en particular, como en los
materiales para la construcción. O en algunos nichos, como las autopartes de
plásticos.
En el equipo
económico están convencidos de que parte de la inflación desde octubre del año
pasado hasta acá tuvo que ver con el dólar "blue" récord.
Pero más allá de
teorías sobre los motivos de la inflación, en la Casa Rosada quieren que el
paralelo deje de escalar. Que se mueva lo menos posible.
Desde el Banco
Central acaban de tomar medidas que podrían presionar sobre el mercado ilegal.
En Reconquista 266, la obsesión se llama "reservas". Las trabas a la
operatoria del "contado con liqui" intentan minimizar las ventas del
BCRA para mantener a raya la cotización del CCL y del MEP.
En la tarde del
martes, el "blue" volvió a saltar. Un alza más moderada que el
viernes -esta vez fue de $1-, con lo que la cotización ya llegó a los $183. El
CCL, en medio de la intervención oficial, cerró unos centavos más arriba de los
$167.
Martín Guzmán no lo
expresó públicamente pero tiene en la cabeza cuál es el límite para dejar mover
esa cotización.
"No más de
$190. A lo sumo $195; no más", asevera un funcionario clave del
equipo económico a iProfesional desde su despacho. Ese es el techo que Guzmán
no quiere que se supere de acá hasta que pasen las elecciones.
Se trata de una
especie de "barrera psicológica", según define el funcionario del
equipo, en diálogo "off the record" con iProfesional. "No
queremos que pase la línea de lo que fue el descontrol del año pasado",
agrega el mismo funcionario.
La historia
reciente es recordada: el dólar paralelo registró un precio récord a fines de
octubre del año pasado. Ahí la cotización trepó a $195.
Recién después de
que el Gobierno desarmara algunos de los controles sobre el mercado cambiario,
el dólar blue bajó a unos $140/$145 hacia fines de febrero. Desde entonces, la
cotización fue recuperando terreno hasta los $181 actuales, a los que llegó ya
en medio de un repunte en el nivel de dolarización de empresas e individuos, de
cara a la campaña electoral.
A valores de hoy, aplicada la inflación que corrió desde
noviembre del año pasado, aquella cotización de $195 de octubre equivaldría a unos
$270 (alrededor del 38,5% de inflación).
El consenso del
mercado es que así como los $195 de octubre de 2020 era un valor de
"overshooting" también lo sería ahora una cotización de $270.
Para Guzmán y el
resto del equipo económico, los $195 del año pasado quedaron instalados como
una barrera "psicológica" . "Una cotización de
descontrol, que no queremos que llegue durante la campaña. Es el precio del
miedo", define el mismo funcionario en su diálogo con iProfesional.
En las últimas
semanas, el BCRA vino incrementando su intervención en el mercado del CCL.
Mantener la brecha en torno al 80%/85% le cuesta entre u$s25 y u$s30 millones
diarios, de acuerdo a estimaciones de distintas consultoras financieras.
Por eso mismo se
tomaron medidas, con las cuales se busca disminuir el monto de esas
intervenciones. El mes pasado, de acuerdo a estimaciones de distintas consultoras
financieras, el Banco Central perdió unos u$s400 millones de sus reservas para
contener al CCL.
En lo que va de
agosto, esas intervenciones ya superaron los u$s180 millones.
También hay
una "marca a presión" por parte del Gobierno para que los
exportadores traigan los billetes verdes al país en tiempo y forma. Se trata de
exportadores que no estarían cumpliendo con los plazos a los que están
obligados para liquidar las divisas en la ventanilla del Banco Central.
De hecho, en
algunos casos las demandas incluyen advertencias sobre la
posible apertura de expedientes o de no pagos de los reintegros a las
exportaciones.
Los exportadores,
según el sector al que pertenezcan, están obligados a ingresar las divisas
entre 15 y 180 días. Una vez cobrada la venta disponen de cinco días hábiles
para liquidar los dólares en la ventanilla del Banco Central.
Las oficinas de
comercio exterior de bancos de primera línea son testigos privilegiados de la
escasez de dólares que tiene la Argentina. Y de las maniobras que intentan las
empresas exportadoras para demorar la entrada de esas divisas. "Las
empresas van trayendo los dólares de a poco, lo mínimo para funcionar. Nosotros
les trasladamos la inquietud que a su vez nos plantean desde el Banco
Central", comenta a iProfesional el directivo de un banco líder del
sistema financiero.
"El Gobierno va a poner en juego todo el arsenal para
que no se disparen los precios en los distintos mercados del dólar", advierten desde
Economía.
La preocupación
está a la vista. Es indisimulable. Y cada día que pasa rumbo a las elecciones
es un día ganado. ¿Y después? Después se verá. Diciembre, hoy más que nunca en
la Argentina, es el largo plazo.
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