Por Federico
Vacalebre - En los últimos días, la tarea de contener a los
dólares alternativos y al dólar libre se
complica, más con una política fiscal más expansiva (en el segundo semestre) y un BCRA que se ve obligado a emitir para cubrir el agujero
fiscal (en la última licitación de deuda en pesos tuvo que emitir
para pagar los vencimientos que no pudo refinanciar el Tesoro Nacional).
El BCRA está
interviniendo en el mercado de los dólares alternativos muy activamente (una nueva disparada de los dólares
alternativos y de la brecha cambiaria configuraría el peor escenario, que
aceleraría la inflación y dejaría sin posibilidad de recuperación del salario
real en 2021). En julio pasado, vendió más de u$s415 millones para
contener a la brecha cambiaria y es el mayor registro desde que comenzó a intervenir
en octubre del 2020.
Si bien el monto de
la intervención del Central se multiplicó casi 5 en solo 2 meses, las
cotizaciones siguieron con una tendencia alcista. El contado con liquidación
pasó de $160 en mayo a $170 por dólar en
julio. Y en el comienzo de agosto, el BCRA vendió cerca de 30 millones de dólares diarios (datos hasta el 3 de
agosto) para anclar a las cotizaciones del contado con liquidación y del Dólar
Bolsa o MEP. No obstante y más allá del “poder de fuego” que
tiene hoy el BCRA, el problema que hay más allá de la brecha cambiaria es la
cantidad de pesos en circulación (poniendo más presión sobre el sistema de
precios).
Se visualizan dos
problemas o puntos a observar de acá a los próximos meses. Por una parte, la asistencia al Tesoro
Nacional para cubrir el déficit fiscal viene subiendo mes a mes y se relajó,
por ende, la rigidez en términos de política monetaria de los primeros meses
del año.
El mayor déficit
fiscal por los gastos adicionales tras la segunda ola y sumado a la política
pre-electoral (más
subsidios, más obra pública y compensaciones de ingresos a trabajadores,
titulares de programas sociales y jubilados) obligó a incrementar la
asistencia del Central al Tesoro Nacional.
En mayo de 2021, el
Central emitió $50.000 millones para asistir al
Tesoro. Ya en junio fueron $90.000 millones. En
julio la monetización del déficit fiscal llegó a $180.000 millones. En lo
que va de 2021 (hasta el 3 de agosto) ya totaliza 550.000
millones. Además de emitir para asistir al Tesoro Nacional y cubrir
el déficit fiscal operativo, el BCRA, en la última licitación de deuda en
pesos, tuvo que emitir pesos para cubrir el pago de los vencimientos que no
pudo refinanciar el Tesoro Nacional (el roll-over fue del 65%). ¿Dónde vemos reflejado esto? Entre mayo y lo que
va de agosto (último dato al 3/8), la base monetaria (billetes y monedas en
poder del público y en los bancos) aumentó en $646.000 millones,
una suba del 27,3%. En ese mismo período el circulante monetario creció
en $332.800 millones, un aumento del 18,5%.
Por otra parte, el
segundo factor a observar es la caída en la demanda de pesos. El efecto
de “retener los pesos” durante la cuarentena dura forzó y
elevó artificialmente la demanda de pesos. Como consecuencia de ello, se
retrasó el efecto de la emisión monetaria sobre la inflación (normalmente entre
12 y 18 meses). Con la reapertura de la economía, se
dispararon la brecha cambiaria y los precios.
Actualmente, con
menos restricciones a la movilidad por la urgencia electoral, se replica el fenómeno con más pesos en circulación y una
inflación que ya viaja al 50% interanual. Probablemente el proceso
de desinflación gradual se vea interrumpido o cada vez le cueste más a la
inflación mensual ubicarse por debajo del mes previo. Algo similar con la
brecha cambiaria. Muchos de los pesos podrían ir a buscar cobertura y presionar
al alza a la cotización de los dólares alternativos.
¿A qué conclusiones podemos llegar?
El BCRA volvió a
ponerse en posición vendedora, con una brecha alcista, y la primera licitación
de deuda del mes de agosto no llegó a cubrir los vencimientos en moneda local,
como venía ocurriendo en meses previos. La entidad monetaria intenta
resolver la problemática cambiaria con más cepos y más intervención para
controlar a los dólares alternativos. Pero no hay que dejar de lado
la demanda de pesos. Hacia fines de agosto vencen $184.000 millones y las
licitaciones, de no más atractivas para el mercado, implicarían para el Tesoro
una continuidad en la dependencia del financiamiento.
Es probable que en
el corto plazo, se logre controlar la brecha cambiaria, a
punta de una mayor sangría de reservas y bonos en cartera del BCRA que serán
vitales para el país después del 14 de noviembre. La ausencia de
margen en ese punto se hará presente y el acuerdo con el FMI se volverá
imperioso (la Argentina tiene pendientes pagos con el FMI por u$s753 millones entre agosto y noviembre en concepto
de intereses y u$s3.822 millones en concepto de
capital a pagar mitad en septiembre y mitad en diciembre).
(*)Profesor de la
Universidad del CEMA.
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