Por Juan Strasnoy
Peyre - Luego del traspié en la primera licitación de agosto, en la
que el Ministerio de Economía sólo renovó el 65% de los
vencimientos de deuda en pesos de la semana pasada, Martín Guzmán tuvo que
acrecentar los pedidos de asistencia al Banco Central para cubrir esos y otros
pagos. Así, el porcentaje acumulado de financiamiento de las necesidades del
Tesoro cubierto con emisión monetaria
superó el techo del 60% que el ministro se planteó como meta para este año. En
ese marco, el equipo económico trabaja en alternativas para apuntalar la otra
gran vía de fondeo, las colocaciones de la Secretaría de Finanzas. Por un lado,
ajusta su estrategia de cara a la próxima subasta y, por otro, acelera la
evaluación de nuevas herramientas para atraer a los fondos comunes de inversión
(FCI).
El mecanismo en
estudio es la creación de un futuro de títulos públicos. El BCRA ofrecería
opciones de compra de letras y bonos para reducir la incertidumbre que pesa
sobre las cotizaciones de estos activos y estimular a los FCI a ingresar a las
licitaciones del Tesoro. Se trata de una iniciativa que ya había sido puesta
sobre la mesa por la autoridad monetaria, como adelantó Estefanía Pozzo un mes
atrás en este diario. Ahora, según supo Ámbito de fuentes con despacho en las
distintas oficinas oficiales implicadas, la herramienta es analizada por todas
las dependencias en cuestión, en reuniones operativas para evaluar su
implementación.
La idea se asemeja
al mecanismo de “liquidez inmediata” que el Central ya le ofrece a los bancos
que utilizan la opción de migrar la porción de sus encajes integrados con Leliq
a títulos del Tesoro, otras de las medidas lanzadas recientemente para llevar
mayor flujo a las colocaciones de deuda en pesos. El BCRA se comprometería a
comprarles los bonos a los fondos a un determinado precio futuro. El
objetivo: alentarlos a participar más activamente en el financiamiento público
sin exponerse a los vaivenes que puedan tener las cotizaciones en el mercado
secundario. Los FCI requieren garantías de baja volatilidad por el impacto que
esta tiene en sus balances. Según confiaron fuentes oficiales y privadas, ya
hubo conversaciones al respecto con representantes de la industria.
Como contó este
medio, los intercambios al respecto entre la entidad que preside Miguel Pesce y
la Comisión Nacional de Valores (CNV), el organismo regulador del mercado, ya
se habían iniciado en julio. Tras los resultados de las últimas licitaciones,
las conversaciones tomaron velocidad e incluyeron también a Economía. Las
fuentes aclararon que aún no hay una definición concreta sobre la medida pero
adelantaron que hoy habrá nuevas reuniones para estudiar los detalles técnicos
y la viabilidad de una eventual implementación.
No se trata de una
idea aislada. Forma parte de un conjunto de iniciativas con las que el Gobierno
busca darle mayor “profundidad y solidez” al mercado de deuda pública para
reducir la dependencia de la emisión monetaria, uno de los ejes centrales de la
negociación con el Fondo Monetario Internacional. Es que cada vencimiento no
renovado es cubierto con asistencia del BCRA vía utilidades o adelantos
transitorios que, a su vez, es esterilizada por el Central para evitar que esos
pesos vayan a presionar al dólar, lo que incrementa el stock de Pases y Leliq
(hoy ronda los $3,9 billones). Esa es la dinámica que se busca evitar.
En ese tren, ya se lanzó la mencionada habilitación a los
bancos para integrar encajes con letras y bonos del Tesoro. También se presentó
el nuevo programa de Creadores de Mercado, mediante el cual un conjunto de
entidades financieras y Agentes de Liquidación y Compensación (ALyC) actuarán
como oferentes permanentes de títulos públicos en el mercado secundario para
dotarlos de mayor liquidez. Este programa se encuentra en etapa de inscripción.
Una vez finalizada, se definirá un período de evaluación inicial de 90 días
para quienes queden seleccionados como aspirantes a market makers.
Si bien en julio ya
se había incrementado la asistencia del Central y reducido el fondeo neto en el
mercado, en los primeros siete meses del año Economía logró cubrir sus
necesidades en un 56% con emisión y en un 44% con deuda en pesos. Es decir,
Guzmán sobrecumplió la pauta de su programa financiero, que consiste en
fondearse a lo largo del año con una proporción del 60% y el 40%
respectivamente.
Los datos del
comienzo de agosto sembraron dudas sobre la continuidad de esa tendencia ya que
en el acumulado la emisión pasó a representar el 68%. Es que en la última
licitación Economía no logró refinanciar unos $77.500 millones de los $224.000
millones que vencían la semana pasada y en solo cuatro días apeló a utilidades
del BCRA por $160.000 millones. El Gobierno busca revertir la dinámica mensual
bajo la premisa de que una mayor emisión sumaría más presiones cambiarias en
meses que de por sí serán volátiles, como ocurre antes de cada elección.
Ahora, como
contó Ámbito, los funcionarios revisan el menú de títulos a
ofrecer en la próxima licitación de deuda en pesos, que se realizará el
miércoles 18 y será la primera con Rafael Brigo al frente de la Secretaría de
Finanzas. Brigo asumió este lunes en reemplazo de Mariano Sardi, quien debió
dejar el cargo por problemas de salud. Sin embargo, responsable directo del
diseño y la coordinación de las colocaciones seguirá siendo Ramiro Tosi,
subsecretario de Financiamiento desde el inicio del actual Gobierno.
La lectura tanto
oficial como de los inversores fue que el desliz de la última subasta se debió
a que en el menú de instrumentos a licitar no hubo ninguno con vencimiento en
2021. Con un mercado dominado por el cortoplacismo, la letra más corta vencía
en febrero próximo. Finanzas había priorizado la extensión de los plazos con la
idea de evitar una mayor concentración de vencimientos en los meses
preelectorales, en los que el rollover se presume más complicado. De cara a las
próximas colocaciones los funcionarios evalúan el regreso de las letras cortas
y no descartan volver a incluir bonos dólar linked.
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