Por Carlos Burgueño - Los bonistas que aceptaron el mix de títulos públicos están recibiendo en estas horas los aproximadamente u$s153 millones correspondientes al primer pago del cupón de intereses de la deuda emitida en la reestructuración cerrada en agosto del año pasado. El dinero debería haber sido liquidado el viernes pasado, pero al ser feriado en la Argentina el Gobierno tiene autorización por el contrato firmado en la operación para concretarlo el primer día hábil posterior; para que desde hoy el dinero esté en las cuentas correspondientes. Del ese total, unos u$s90 millones corresponden a los bonos bajo ley extranjera y el resto para los títulos bajo ley local. Se trata del primer “endulzante” que el ministro de Economía, Martín Guzmán, negoció con los acreedores extranjeros el año pasado, para acelerar el acuerdo con un Valor Presente Neto (VPN) de 54,8%, nivel con el que se llegó a un pacto final. Sin embargo, los tenedores locales de títulos públicos emitidos en la reestructuración de deuda de agosto de 2020, están preocupados. Sus activos financieros se mantienen en niveles de default desde hace meses, parecen no tener reacción en el mediano plazo y las nuevas restricciones impuestas para la compra de dólares financieros podrían complicar aún más el panorama. Los valores del principal papel de referencia del mercado fruto del canje que encabezó Guzmán, el AL 30, navega a menos de 30% de su valor (hoy con una TIR menor al 21%); llevó a convencer a los operadores que llegó el momento de definiciones más políticas que económicas. Afirman los principales bolseros y fondos de inversión locales, que sólo con una reformulación clara y nítida de la política fiscal, monetaria y financiera de la coalición gobernante; que deje en claro cuál es la propuesta del largo plazo, podrá regenerarse la demanda de esos títulos públicos emitidos en el canje del año pasado. La preocupación fundamental de los locales, es que se profundice el proceso de retiro de los inversores globales de buena tradición e imagen internacional (los fondos de inversión que acompañaron el proceso de 2020 hasta el final, incluyendo el primer trimestre de este año); y comiencen a ingresar en el mercado local fondos de otro calibre y prestigio. O como declaró un alto operador en las últimas horas “no es bueno que se vayan el J.PMorgan y PIMCO, y que vengan los sucesores de Paul Singer”. Los propios operadores del mercado de valores criollo tienen su idea de lo que debería suceder para que esto no ocurra. Curiosamente llaman a repetir lo que pasó el 26 de octubre del año pasado, donde la política argentina se estremeció con la publicación de una carta de Cristina Fernández de Kirchner donde exponía la necesidad de tomar los movimientos financieros negativos y la corrida cambiaria (que había llevado el blue cerca de los 195 pesos) como una advertencia seria. En esa carta la vicepresidenta lanzaba en su página web sin eufemismos: “En este marco de derrumbe macrista más pandemia, quienes idearon, impulsaron y apoyaron aquellas políticas, hoy maltratan a un Presidente que, más allá de funcionarios o funcionarias que no funcionan y más allá de aciertos o desaciertos, no tiene ninguno de los ‘defectos’ que me atribuían y que según no pocos, eran los problemas centrales de mi gestión”. La vicepresidenta admitía aquel día que existía un “freno a la economía” y una “incertidumbre generalizada”, pero atribuyó los problemas económicos a la gestión del expresidente Macri, a la pandemia y al “problema de la economía bimonetaria”, que consideró “estructural de la economía argentina”. “En realidad, lo que no aceptan es que el peronismo volvió al gobierno y que la apuesta política y mediática de un gobierno de empresarios con Macri a la cabeza, fracasó”, señaló entonces. Lo que se recuerda de aquella carta pública, es que luego de ese evento el gobierno de Alberto Fernández tomó una ruta más ortodoxa en la economía; controló de manera más efectiva los movimientos de divisas pero permitió la aceleración de procesos de inversión y hasta se conocieron reuniones de Cristina Fernández de Kirchner con profesionales más amigables para el mercado como Martín Redrado. Se insiste en que habrá llegado el momento de señales como las de octubre del año pasado. |