Por Javier Blanco - La tasa de riesgo país anotó ayer otra suba del 0,9%, que la llevó a 1600 puntos, en una jornada en la que los bonos argentinos volvieron a caer hasta 2% en varios casos. Sumó así la 10ª alza en las últimas doce ruedas, con lo que alcanzó su mayor nivel en casi siete semanas. Además, volvió a la zona de máximos poscanje, que alcanzó esporádicamente en algunas días de marzo, abril y mayo, aunque esté 3% debajo del tope de 1650 puntos que tocó el 10 de marzo último. Lo curioso del caso es que sucede cuando restan apenas ocho ruedas para que el Gobierno honre el primer pago, un desembolso programado para el Día de la Independencia (9 de julio). Es cuando vence el primer cupón de intereses tras la reestructuración de la deuda por algo más de US$150 millones, dado que una de las condiciones bajo las que fueron colocados es el esquemastep-up. Por este devengan intereses de apenas 0,125% hasta el primer corte, que luego sube, con el correr de los vencimientos semestrales, hasta 1,75%, en el caso de los bonos más cortos, o hasta 5%, en el caso de los más largos. Los analistas creen que el alza que se nota en la aversión al riesgo argentino es, en buena medida, parte de un reacomodamiento global que se inició con la estabilización de las tasas de mediano plazo en EE.UU. y el piso que ensayó la cotización del dólar respecto de otras divisas de similar calibre, tras varios meses en baja. Pero también admiten que a ella aportan la reciente recalificación a la baja que sufrió la plaza local y la distancia que el Gobierno tomó del denominado “plan Guzmán”, que buscaba evitar recaer en un aumento de los subsidios energéticos para mejorar la performance fiscal. “Hace dos semanas que está en alza, y ese movimiento coincide con la estabilización de la tasa a 10 años en EE.UU., por lo que creo que esto responde a una menor exposición de los capitales a los emergentes. Claro que desde aquí no se hace nada para cambiar esa tendencia y mucho por tratar de asegurarla”, afirmó el economista Fernando Marull, con relación al castigo que sufren los bonos argentinos. La categoría a la que fue degradada la plaza local está al margen de los estándares. Es decir, “no hay fondos que deban replicar ese índice, por lo que la Argentina perdió esos potenciales flujos, lo que se nota en el castigo que sufren últimamente las acciones”, explicaron en el mercado. “Se vuelve a ver mucha gente volviendo a desarmar posiciones en bonos argentinos. Creo que golpeó lo de standalone y lo que pagan en unos días no compensa el riesgo de quedarse: el cupón del GD30 es 0,125%”, juzgó el economista Andrés Borestein, director asociado de Econviews. “El pago es de apenas 25 centavos de dólar en la mayoría de los casos, salvo en uno que llega a US$1”, corrobora Marull. “Si bien los bonos emitidos en el canje de 2020 vuelven a pagar intereses el 9 de julio, se trata de pagos irrelevantes para demostrar capacidad de pago. En este momento, lo que demostraría eso son los vencimientos que el país tendrá que enfrentar con el Club de París o con el FMI y creo que el mercado está más atento a esos vencimientos”, coincidió Javier Casabal, de Adcap. El EMBI Argentina cayó de 2147 puntos a 1104, luego de concretado el canje, a comienzos de agosto del año pasado. Luego cerraría ese año en 1372 puntos y seguiría ensayando una tendencia alcista sostenida que lo llevaría a tocar los 1650 puntos en marzo. Después, gracias a las laxas condiciones financieras globales, se retrotrajo hasta los 1466 puntos hace 18 días, momento en la que inició un rebote que llega al 10% ya. Es un nivel que indica la imposibilidad de acceder a nuevo financiamiento de mercado y surge porque la paridad a que cotizan los bonos sugiere que –para el mercado– está latente la posibilidad de una nueva renegociación de 2024 en adelante, cuando los pagos de capital e intereses se pongan más exigentes. |