Por Carlos Burgueño - Las semanas avanzan, y si bien en Buenos Aires por ahora no hay preocupación, sí se encienden luces amarillas. Desde Washington, aún no hay confirmación (ni avances) en la posibilidad de que se acelere una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) durante junio; el acto concreto que se deberá ejecutar para que el Club de París acepte el “puente de tiempo” para no caer en default el 30 de julio. Si bien desde el Gobierno se especula, tal como adelantó este diario, en que la aceptación del waiver desde el organismo con sede en Francia se de lo más cerca posible de esa fecha (para que luego los 60 días rindan más); hay miradas cruzadas en Argentina ante la falta de precisiones desde la sede norteamericana del Fondo sobre una eventual visita de los funcionarios que tratan el caso local. Especialmente luego de la frase de la última semana del vocero del organismo, Gerry Rice, que en la tradicional conferencia de prensa de los jueves declaró que “La directora gerente (Kristalina Georgieva) se reunió con el presidente Fernández y se comprometieron a trabajar juntos en un programa que pueda ayudar a la población argentina para encarar los desafíos económicos. Seguimos trabajando en estrecha colaboración, pero no tengo novedades sobre el calendario”. PUBLICIDAD Al conocerse la frase, una fuente local vinculada con las negociaciones, aseguró que “aún hay tiempo, incluso para que la misión llegue en junio”. Y aclaró que todavía en estos caso, la misión aún podría concretarse en julio; y sólo con la presencia de la gente del FMI avanzar en la aprobación del “puente de tiempo”. La aceptación para el envío de una misión del Fondo tiene que ver con las garantías que reclama el organismo financiero para que los viajeros que lleguen a Buenos Aires; tengan todas las garantías posibles para que se den dos condicionalidades. La primera es que su tarea se facilite, y todos los números, datos y filminas estén disponibles en las reuniones que se concreten. Y segundo, y más importante, que no sea una mera visita fiscalizadora, sino un primer paso concreto para sentar las bases de una negociación firme. Esto último, aún no está plenamente confirmado desde Buenos Aires; más por cuestiones políticas que económicas vinculadas al ministerio de Economía. Uno de los problemas, es que el oficialismo ve con malos ojos las intenciones clásicas de los enviados de Washington, de reunirse con economistas privados y referentes de la oposición. La sospecha que hay en Buenos Aires por las demoras en confirmaciones sobre el viaje, es que Washington tendría dudas de que en Argentina haya buena fe en que la misión realmente está destinada a cerrar las condiciones para firmar una “Carta de Intención” entre el organismo y el país. Se cree en el gabinete económico de Alberto Fernández, que hay un juego de desconfianzas mutuas desde la sede del Fondo y Buenos Aires, donde de un lado se cree que la única intención del oficialismo local; es que con la presencia del jefe del caso argentino, el economista venezolano Luis Cubeddu, se podría acelerar un acuerdo con el Club de París; pero sin que esto implique la discusión de un avance serio con el FMI. Desde Argentina se cree que el retraso en la confirmación es que hay especulación desde Washington para llevar las cosas hasta el último momento, para forzar al gobierno de Alberto Fernández a tomar medidas ortodoxas, imposibles de aceptar sin la condicionalidad temporal de la cercanía del default con el Club de París. Parte del dilema será conversado en estos días en la capital de los Estados Unidos. Hasta allí viajará como embajador plenipotenciario de las negociaciones con el FMI, el titular de la Cámara de Diputados Sergio Massa, con el embajador argentino ante el organismo financiero internacional Sergio Chodos. Este último oficiando de sherpa en las negociaciones que el tigrense hará con altos representantes del Gobierno norteamericano.
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