Francisco Schiavo - Por La noticia generó revuelo en los ambientes del fútbol y la política bien entrada la noche: cuando se hablaba de que la Argentina podría organizar por completo la Copa América, la Conmebol retiró el certamen de nuestro país. La decisión fue intempestiva y atendió cuestiones sanitarias y, seguramente, políticas. “La Conmebol informa que en atención a las circunstancias presentes ha resuelto suspender la organización de la Copa América en Argentina. La Conmebol analiza la oferta de otros países que mostraron interés en albergar el torneo continental”, se leyó en las redes sociales de la entidad. En las próximas horas se definirá el rumbo del certamen. Las primeras especulaciones señalan a Chile como potencial sede. Otra alternativa sería Paraguay, aunque la situación sanitaria en ese país también es preocupante. Cerca de la medianoche se mencionó a los Estados Unidos, aunque una fuente de la Conmebol consultada por la nacion aseguró: “No es una posibilidad”. Algo de la eventual “baja” de la Argentina, llamativamente, había advertido minutos antes el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro. “Estuve conversando hoy [por ayer] con el presidente Fernández sobre la situación sanitaria de todas las jurisdicciones, y en particular de Buenos Aires, Tucumán, Mendoza, Córdoba y Santa Fe, y siendo coherentes con el cuidado de la salud vemos que es muy difícil que se juegue la Copa América en nuestro país”, señaló De Pedro, en una entrevista en C5N. Con la decisión de la Conmebol se modificaron todos los planes, ya que las sedes originales eran la Argentina y Colombia, dada de baja hace algunas semanas por el estallido social, además de los inconvenientes sanitarios por la pandemia de coronavirus. El gobierno argentino se había reunido con la Conmebol el miércoles pasado para definir si la Copa América se realizaba en forma íntegra en nuestro país. De ese encuentro surgió un paréntesis de dos días de evaluación para la logística y los protocolos sanitarios que deberían cumplirse durante el torneo. El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro de Turismo, Matías Lammens, recibieron en la Casa Rosada a Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, y Gonzalo Belloso, secretario general adjunto de la entidad sudamericana. Todos se trasladaron más tarde a Olivos, donde se sumó al encuentro el presidente, Alberto Fernández. La posibilidad de que la Argentina se hiciera cargo de toda la organización de la próxima Copa América siempre fue la que más casilleros le cerraba a la Conmebol por sus facilidades logísticas: el país tiene estadios de sobra para albergar los partidos y, de hecho, se trabajaba en el torneo desde hace más de dos años. Mudarlo a un tercer país (fuera también de Colombia) no era la solución esperada. Pero no habrá otro remedio. Alberto Fernández sostuvo hasta último momento la intención de albergar la competencia. Pero hubo sectores dentro del propio Frente de Todos que no consideraban oportuna la realización del torneo en la Argentina. Sin embargo, el Presidente postuló al país en declaraciones radiales. Y las conversaciones para hospedar todos los partidos habían comenzado hacía casi tres semanas. Una de las voces contrarias fue la de Nicolás Kreplak, viceministro de Salud de la provincia de Buenos Aires. “A veces las organizaciones grandes [por la Conmebol] imponen reglas homogéneas para todos y eso puede ser un problema si no entendemos el momento que vivimos. Desde mi punto de vista sería mejor si se pospusiera un par de meses”, dijo Kreplak, en Radio El Destape. Por otro lado, Carla Vizzotti, ministra nacional de Salud, pareció responderle a Kreplak en TN: “Recibir 2000 personas con protocolos en la Copa América no es un riesgo”. Los defensores de la idea de hacer el torneo en el país señalaban el impacto económico (lo cifraban en US$40 millones, fundamentalmente para el alojamiento de las delegaciones y de la prensa que viniera a cubrir el campeonato) y, sobre todo, la posibilidad de demostrarle al continente que el país estaba “capacitado para organizar un torneo de estas características, aún en medio de una pandemia”. La Copa América, suspendida en 2020 por la pandemia de coronavirus, quedó en medio de una cinchada política. Las fuentes consultadas por la nacion aseguraban que “dos años de trabajo no pueden resolverse en tres semanas”, en relación con la complejidad de trasladar a otro país todos los partidos previstos en la sede colombiana. Ahora, por lo visto, así tendrá que ser. |