Domingo 2 - Por Maia Jastreblansky - Martín Guzmán. Un fuerte conflicto interno se detonó el viernes, cuando el funcionario decidió despedir al subsecretario de Energía, Federico Basualdo, un hombre de La Cámpora. Si bien el presidente Alberto Fernández avaló su salida, el kirchnerismo duro hizo pública su resistencia al relevo. La situación quedó ayer indefinida porque la salida de Basualdo no se concretó, pero desde la Casa Rosada mantenían el mensaje de que próximamente se efectivizaría la renuncia. En este contexto, la situación de Guzmán, desautorizado por la resistencia kirchnerista, también es incierta. El conflicto de fondo es por el aumento de las tarifas de los servicios públicos, en este caso, el de la electricidad. Mientras el ministro pretende una suba escalonada que alcance los dos dígitos, el kirchnerismo no acepta que se supere el 9% que ayer se publicó en el Boletín Oficial. Detrás del episodio del subsecretario de Energía, Federico Basualdo -el funcionario dado por renunciado que no se fue a ningún lado-, se esconde una trama que exhibe una interna feroz en torno del proyecto macroeconómico del Frente de Todos y una tensión muy elevada en las últimas 48 horas. Más allá de qué silla quede vacante, la disputa entre el kirchnerismo y el ministro de Economía, Martín Guzmán, por la política tarifaria escaló de tal forma que difícilmente termine sin heridos. La moneda cayó de canto, pero deberá existir una definición de fondo. La jornada del viernes fue desprolija de punta a punta. A primera hora, Guzmán le ordenó al secretario de Energía, Darío Martínez, que le pidiera la renuncia a Basualdo, un funcionario que reporta a Cristina Kirchner y a La Cámpora. La cuestión de las tarifas, que no se viene resolviendo como quiere el ministro, es un tema que atormenta a Guzmán, bajo la convicción de que genera un descalabro incontrolable. En el Palacio de Hacienda aclararon que el despido de Basualdo había sido definido con el Presidente. La eyección de Basualdo trascendió como un hecho consumado. Pero por la tarde el kirchnerismo frenó la salida de su funcionario, que finalmente no levantó las cosas de su despacho. “Basualdo no se fue ni se va a ir”, repiten muy cerca de Cristina, convencidos de que Guzmán se “sobregiró” porque se creyó “por encima de la política”. En la Casa Rosada dan una explicación más simple sobre el sketch. Aseguran que había un acuerdo político de ordenar un aumento “razonable” de la tarifa eléctrica y que “luego estaba el reacomodamiento del área, también hablado”. “Pero la mala praxis del ministerio le puso ruido, cuando debía ser un movimiento más en una cuarta línea. ¿Qué va a pasar? Cuando se calme el tema, Basualdo dejará el cargo”, dijo a la nacion un alto funcionario. Si es que Guzmán no toma antes una decisión drástica por el desgaste provocado. Lo que sí se hizo oficial el viernes fue un aumento “plano” del 9% de las tarifas de Edenor y Edesur. “Es un aumento razonable, que sale del congelamiento luego de dos años y que no impacta en los ingresos de las familias”, justificaron en Balcarce 50. El incremento estuvo apenas por encima de lo que había anunciado el kirchnerismo: 8%. Ese punto de diferencia fue leído por algunos como un gesto a Guzmán. El número poco dijo sobre la cuestión de fondo, que es cómo seguirán los aumentos durante el año electoral. El kirchnerismo no quiere más subas. “La única política tarifaria es el 9% y no va a haber más”, aseguraron cerca del Instituto Patria. En cambio, Guzmán pretende seguir actualizando las tarifas, muy por encima de los dos dígitos y de forma segmentada. Guzmán advierte puertas adentro que, de no resolverse la cuestión tarifaria, el impacto económico puede ser gravísimo, porque los subsidios son “emisión pura” que presiona contra el dólar. “No termina bien. Y tampoco ayuda a ganar una elección”, advierte el funcionario a sus interlocutores. El Gobierno apuntó a la “inoperancia” de Basualdo por la falta de resultados en la segmentación de los usuarios de luz. “Hace 18 meses que no hace lo que se le pidió”, dijo una alta fuente oficial. Cerca de Basualdo, sin embargo, respondieron: “Se puso en marcha un programa para segmentar por polígonos geográficos y por nivel de ingresos y patrimonio. Hacía falta el acceso a datos de la AFIP y del BCRA y eso requiere de un decreto que está parado hace dos meses en Casa Rosada”. Lo que está en juego ahora no es solo Basualdo. Guzmán está convencido de que la política tarifaria que plantea el kirchnerismo atenta contra todo su plan económico. “No es un tipo que se quede a calentar la silla por aferrarse a un cargo”, aseguran quienes lo conocen. La Casa Rosada no confirma cuándo habrá otro aumento. Señalan que los posibles incrementos “los arrojará la segmentación que busca optimizar los subsidios”. Al conflicto político-tarifario se le agrega el escenario epidemiológico. El ministro de Economía dejó en claro que el país no se banca otro cierre total. Por eso la Casa Rosada definió restricciones que afectan lo menos posible actividades como la construcción. Lo último a cerrar será la economía, no las clases. Con la segunda ola fuera de programa, cerca de Fernández aseguran que el escenario es “más ordenado” que en 2020. “Hay pandemia, pero hay vacuna. Y fortalecimos los ingresos impositivos. No sobra nada, pero estamos mejor”, dijo un integrante del equipo económico. Sin cierre total, tampoco habrá medidas de shock como el IFE o el ATP. Adaptarán el Repro y las medidas sociales a los DNU, señalan en Casa Rosada, donde reconocen que el presupuesto será sometido a un ejercicio de “flexibilidad”. La meta del 29% de inflación, en tanto, va quedando en sepia. Algunos funcionarios ya cambiaron su aspiración a bajar algunos decimales con respecto al 36% de 2020. Otros dicen que aún queda la comparación con el 54% de 2019. El mayor problema hoy es político. Guzmán quedó muy expuesto. Pero el kirchnerismo podría hacerlo atravesar el invierno. “Es la política la que decide cuándo se van los funcionarios”, advierten. |