Por Elizabet Findell THE WALL STREET JOURNAL - WASHINGTON (De nuestro corresponsal).– Bajo creciente presión para que reparta el stock de sus vacunas sobrantes, la Casa Blanca anunció ayer que empezará a compartir hasta 60 millones de dosis de Astrazeneca con otros países después de que el producto sea aprobado por sus autoridades sanitarias. Una vez que se ponga en marcha la distribución, la Casa Rosada espera que la Argentina reciba una parte de las vacunas que distribuya el gobierno de Joe Biden, cuyo plan de vacunación es uno de los más avanzados del mundo. En los últimos días, la Casa Blanca había recibido críticas por la supuesta acumulación de vacunas mientras otros países sufren el golpe de la pandemia. NUEVA YORK.– En las próximas semanas la provisión de vacunas contra el Covid de Estados Unidos superará la demanda si la campaña de inmunización continúa al ritmo actual, según una ONG del área de la salud. De tener que lidiar con el furor y la avalancha inicial de interesados en vacunarse, las autoridades sanitarias de los distintos distritos tienen que salir ahora a convencer a la gente de que se vacune. En Austin, capital del estado de Texas, las autoridades mantuvieron una reunión conjunta para potenciar la campaña de vacunación, ante el preocupante dato de que había 10.000 turnos libres para vacunar. En California, el administrador de una página de Facebook llamada Los Angeles Covid Vaccine Hunters (Cazadores de Vacunas contra el Covid de Los Ángeles) dio por concluida la cacería: hay dosis por todas partes. El director de salud de Birmingham, Alabama, dijo la semana pasada que estaba dispuesto a ponerse de rodillas para que los vecinos se vacunen. El promedio semanal de dosis administradas en Estados Unidos, que venía creciendo sostenidamente desde mediados de diciembre, empezó a caer hace una semana. El número de personas que recibieron la primera dosis se derrumbó de un promedio de 1,9 millones a 1,4 millones por semana entre el 11 y el 17 de abril. La Fundación Familia Kaiser, la ONG que realizó el relevamiento, informó que Estados Unidos probablemente llegue al punto de quiebre del interés por la vacuna a mediados de mayo, momento en que la oferta será mayor que la demanda. Para muchas autoridades sanitarias, es una excelente noticia. La protección contra el virus letal ya está disponible, ampliamente, para todos los mayores de 16 años, mucho antes de lo que casi todos creyeron. Pero también es un momento para mantener la cabeza fría. ¿El interés por vacunarse se mantendrá hasta que Estados Unidos alcance la tan mentada inmunidad de rebaño y vuelva a la normalidad? ¿O los recientes avances y liberación de las restricciones se estancarán cuando la gente deje de vacunarse? “Hay mucho trabajo por delante”, dice el doctor Georges Benjamin, director ejecutivo de la Asociación de Salud Pública de Estados Unidos, una agrupación de profesionales de la salud pública. “Cualquiera que haya participado de un programa de salud pública sabe que hay entre un 20% y un 30% de la población a la que es muy difícil llegar”. Las estimaciones sobre el porcentaje de la población que debería vacunarse para frenar la circulación del virus difieren, pero muchos expertos en salud se han puesto como objetivo entre un 70% y un 80%. Hasta el jueves último, el 52% de los estadounidenses adultos había recibido al menos una dosis de una vacuna, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Ese guarismo osciló entre el 72% en el estado de New Hampshire y un 39% en Mississippi. Jeffrey Zients, coordinador de la respuesta al Covid-19 de la Casa Blanca, dijo que los esfuerzos de vacunación hasta la fecha se centraron en la infraestructura y en acelerar el ritmo de las vacunas. Zients dijo que ahora la expectativa es que “las tasas diarias de vacunación se moderen y fluctúen”. La siguiente fase del esfuerzo de vacunación se centrará en facilitar el acceso de las personas a la primera dosis, dijo Zients, y agregó que el gobierno también redoblará la campaña de concientización y demás medidas para fortalecer la confianza de la población en las vacunas. Cuando arrancó la vacunación, aproximadamente un tercio de los estadounidenses quería vacunarse lo antes posible, y alrededor del 40% no estaba seguro o prefería esperar y ver, dice Larry Levitt, vicepresidente ejecutivo de políticas de salud de la Fundación Familia Kaiser. En los últimos meses, dice Levitt, muchos de los que inicialmente no estaban seguros se convencieron de darse la vacuna, pero la proporción de personas que definitivamente no quieren vacunarse se mantiene irreductible alrededor del 20%. Las disparidades por región podrían generar bolsones de inmunidad de rebaño mientras el virus sigue circulando a sus anchas en otros lugares, dice Levitt. Esa circulación continua entrañaría un peligro para las personas que debido a su edad o ciertas patologías no pueden vacunarse, y al mismo tiempo generaría las condiciones ideales para la aparición de nuevas mutaciones, advierten los funcionarios de salud. Ahora los esfuerzos de vacunación están virando en dos direcciones: enfocarse en las dudas de la gente y salir a buscar a las personas directamente en sus comunidades, dice Tara Kirk Sell, profesora adjunta de la Universidad Johns Hopkins. Sell dice que hay muchas personas que no se oponen a la vacuna, pero que tampoco sienten la motivación de ir a aplicársela o tienen limitaciones de transporte, horarios y otros impedimentos. En algunas comunidades, las personas son escépticas, pero pueden ser receptivas si el mensaje se comunica bien, señala Sell. “Para llegar a los evangélicos, por ejemplo, el mensaje puede girar en torno a al amor al prójimo”, dice la especialista. “Para llegar a las diferentes minorías, hay que mandar a un mensajero al que reconozcan y en el que confíen. No alcanza con un funcionario de los CDC”. |