Por Javier Blanco - Desde el inicio de febrero, el Banco Central comenzó a aplicar una estrategia, sugerida por el ministro Martín Guzmán, que consiste en impulsar un menor ritmo de devaluación del peso frente al dólar para evitar que el alza de la divisa impacte en la inflación. Ahora parece decidido a profundizar esa tendencia: la semana pasada culminó con la menor suba semanal del dólar desde fines de octubre. El dólar mayorista cerró el viernes a $90,85, 0,54% más que el viernes anterior. A lo largo de 2020 el ministro de Economía, Martín Guzmán, había incentivado que la variación del tipo de cambio se mantuviera levemente por encima de la inflación general, en un intento de evitar que las exportaciones sufrieran una pérdida de competitividad aún mayor de la que ya padecen por enfrentar una carga impositiva inusual para el resto de la región. Pero a comienzos de febrero, en una charla organizada por la Universidad de Tucumán, anunció que el tipo de cambio peso/dólar tendrá este año una depreciación del 25% (que lo haría cerrar en torno de $112, ya que en el presupuesto figura a $102,40 como promedio anual), por debajo del 29% de inflación proyectada en el presupuesto. El Banco Central, conducido por Miguel Pesce, entendió el mensaje y comenzó a desacelerar marcadamente el ritmo de actualización de la divisa. El mes pasado el deslizamiento del tipo de cambio fue de 2,9% promedio, 7 décimas inferior a la inflación de 3,6% registrada por el Indec. Pero ahora profundiza esa tendencia, y la semana pasada habilitó “la suba semanal más baja desde el final de octubre”, como hizo notar el operador Gustavo Quintana, de PR Cambios. La cotización de $90,85 quedó 1,15% por encima de la apertura del mayorista en marzo. “Esta semana [por la pasada] se volvió a desacelerar la depreciación del peso: la divisa solo subió $0,482”, coincidió Sebastián Centurión, de ABC Cambios. Con una inflación que se mantuvo el último semestre en niveles elevados, acelerando el castigo a los ingresos de los asalariados, el ministro de Economía no tuvo reparos en admitir que apelará al tipo de cambio como una de las “anclas” para intentar comenzar a frenar la suba de precios. En aquella charla anticipó que apuntaba a “una pauta de depreciación del tipo de cambio nominal, a lo largo de todo 2021, de alrededor del 25%”, porque la consideraba “consistente con el objetivo de reducción de la inflación de alrededor de 5 puntos porcentuales”, frase con la que reveló que se podrá considerar “hecho” si el IPC cierra el año en el 31% anual, 2 puntos por encima de lo pautado en el presupuesto. Inflación “concentrada” Incluso dijo que habían observado “una concentración de la inflación de 2020 en el último trimestre del año y en los primeros meses de este año”, por lo que había decidido que la tasa de depreciación del peso “fuese más alta al principio del año”, aludiendo a la devaluación del 3,7% habilitada por el BCRA para ese mes. Siguiendo estas definiciones, la aplicación del freno a la cotización mayorista de la divisa será más intensa de ahora en más. Por lo pronto, el BCRA parece seguir esa instrucción a rajatabla, aunque la inflación no dio ninguna señal de desaceleración y se transita un mes complicado en la materia, luego de haberse anunciado un nuevo aumento en los precios de los combustibles y la suba de tarifas energéticas a empresas, que puede complicar mucho más la situación. Lo concreto es que lo anunciado por Guzmán (luego ratificado en reuniones posteriores ante empresarios y sindicalistas) se cumple. El dólar oficial, que solo tiene impacto directo en los precios de importación (el que reciben los exportadores sufre un desagio por quitas impositivas), tenderá a subir en el resto del año menos de lo que venía aumentando en los últimos meses. “Es una apuesta para calmar las expectativas de inflación mientras se negocian paritarias”, suele explicar el economista Federico Furiase, del Estudio Ecogo. Hasta ahora la estrategia oficial aportó poco en materia antiinflacionaria, pero bastante en lo cambiario, ya que sirvió para acelerar la liquidación de divisas de la exportación y le permitió al BCRA recomprar más de US$900 millones en lo que va del mes, aunque tras ponerse mucho más selectivo en la autorización de pagos de importaciones, según denuncian desde distintos sectores industriales. “Eso sucedió porque los exportadores notaron que el ajuste del tipo de cambio pasó a estar alineado con la tasa de interés. Eso reduce incentivos a bicicletear liquidaciones, así como, a la vez, baja los incentivos que podrían tener los importadores para adelantar sus compras”, explicó a la nacion días atrás el economista y consultor Hernán Hirsch. El problema son los riesgos de esa apuesta que aparecen adelante. “Si hacemos un ejercicio considerando que el IPC sigue este mes como en febrero y el tipo de cambio se sigue devaluando como viene en marzo, terminaríamos diciembre con una inflación del 53,4%, contra una devaluación del 36,5%. Sería tremendo desacople”, hizo notar en Twitter el analista Andrés Reschini, quien no deja de mostrar que el mercado local de futuros del dólar dio credibilidad a la apuesta oficial, aunque lentamente desde hace algunos días comienza a validar tasas de cobertura más altas para los contratos a liquidarse en meses posteriores a las elecciones legislativas de octubre. ●
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