Por Candela Ini - Pese a los cruces de alto voltaje entre dirigentes oficialistas y exfuncionarios afines al Gobierno por la posibilidad de que los autodenominados presos políticos reciban un indulto presidencial, en el Gobierno nacional dan por clausurado el tema. Los indultos y un proyecto de la ley de amnistía no son iniciativas que el Poder Ejecutivo tenga en el tintero, así como tampoco fueron solicitados de manera formal por quienes los promovieron y pidieron públicamente, según reconstruyó LA NACION. Aunque el tema regresa a la agenda pública por oleadas, son sectores marginales dentro del oficialismo y con poca llegada a la Casa Rosada los que lo introducen. El Presidente primero cerró la puerta a la posibilidad de indultar a los exfuncionarios implicados en la Justicia –incluida la vicepresidenta– cuando dijo: “Si quieren indultar a gente que está procesada, no existe ese instituto; eso se llama amnistía. Y eso depende del Congreso, no depende de mí”. Le pasó la pelota a Cristina Kirchner, que preside el Senado. A pesar de mantener en alto la bandera del lawfare y de las fuertes críticas de Cristina Kirchner al Poder Judicial, en el Instituto Patria se desmarcan de los pedidos de indulto y de una ley de amnistía que recorrieron las redes sociales y los medios en las últimas semanas. La estrategia judicial de la vicepresidenta se canaliza a través de los planteos a la Corte Suprema o del Senado, con el proyecto de reforma de la ley orgánica del Ministerio Público Fiscal, que ya recibió media sanción de esa cámara, por ejemplo. El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, terminó de pulverizar el tema: descartó las posibilidades de que una ley de amnistía pueda prosperar en la Cámara baja. Se ganó las ofensivas del exministro Julio De Vido, del dirigente piquetero Luis D’elía y de la exembajadora ante Venezuela Alicia Castro, que le mostraron los dientes en declaraciones públicas. Las voces que expresaron la necesidad de impulsar una ley de amnistía o que pidieron la figura del indulto fueron las del exjuez de la Corte Eugenio Zaffaroni y de Hebe de Bonafini, entre otras. Se refirieron especialmente a la situación del exvicepresidente Amado Boudou y de la dirigente jujeña Milagro Sala. El caso de Boudou, condenado en la causa Ciccone, acumuló muestras de apoyo de parte de un sector afín a Cristina, como la titular del PAMI, Luana Volnovich; la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, y el ministro de Hábitat, Jorge Ferraresi, que firmaron la solicitada que pidió su libertad. Pero no fueron ellos quienes la promovieron, sino el círculo más cercano a Boudou, del que la vicepresidente y sus colaboradores más cercanos se mantienen al margen. El caso de Julio De Vido, condenado por la tragedia de Once y procesado en decenas de causas por corrupción, se ve hoy un poco más ajeno al Gobierno. No hay ministros ni dirigentes que reivindiquen al exsuperministro de Néstor y Cristina Kirchner. El apoyo que recibe De Vido se cocina en el Foro por la Democracia y la Libertad de los Presos Políticos, del que participa su mujer, Alessandra Minnicelli, que reprocha el silencio de sus compañeros de gabinete entre 2003 y 2015. Ese foro, encabezado por el padre Paco Olveira, organizó la huelga de hambre y la iniciativa “Navidad sin presos políticos”, que en 2019 antecedió a la libertad de De Vido. “Mi marido está excarcelado pero hay muchos presos políticos. Nosotros estamos tratando de hacer algo más colectivo”, dijo a LA NACION Minnicelli. Y agregó: “El foro se creó en el Instituto Patria para contener el caso de Carlos Zannini, pero algunos se olvidaron”. En alusión a los dichos del Presidente, Minnicelli dijo: “Tanto el indulto como la ley de amnistía son herramientas que fueron usadas y están en la Constitución. El Presidente cada vez que se refiere al tema se lo saca de encima y dice que es una rémora monárquica. Lo está tomando con liviandad y con esa cuestión típica de Alberto Fernández, de ‘vos acá y yo acá’. Pero alguien tiene que ocuparse de desarmar el montaje judicial persecutorio y mediático que se hizo”. La tensión entre Massa y De Vido De Vido empujó el límite y, en su respuesta a Sergio Massa, apuntó a supuestas operaciones oscuras en la venta de Edenor. La tensión entre Massa y De Vido tiene antecedentes no tan lejanos: el actual presidente de la Cámara de Diputados promovió su desafuero en 2017, cuando oscilaba entre el rol de aliado y de opositor al gobierno macrista. En 2019, cuando el tigrense se acercó nuevamente al kirchnerismo y a la fórmula encabezada por Alberto Fernández y Cristina Kirchner, De Vido, desde la cárcel, se postuló como diputado nacional por la provincia de Buenos Aires con el partido del dirigente Santiago Cúneo. Encabezó su campaña con la frase “cortala con Massa”. La estrategia de Cristina se enfoca en la Corte y la reforma de la Procuración De Vido y otros exfuncionarios cuestionan a Fernández y Massa |