Por Esteban Lafuente.- En un momento, las pantallas marcaron ayer US$500 por tonelada y tanto los productores de soja como el Gobierno tuvieron motivos para sonreír. Más ingreso de divisas y mayor recaudación, justo en un año electoral, son dos factores auspiciosos que, sin embargo, pueden verse condicionados por la evolución de las lluvias y la tensión que crece entre representantes del campo y los funcionarios, con un paro que marca el inicio de un conflicto en ascenso. “Si uno piensa que estos precios prevalecen, podrían entrar en el país unos US$5000 millones adicionales respecto de los precios que hubo en promedio durante 2020”, advierte Guido Lorenzo, director de la consultora LCG, quien de todas maneras plantea que la suba de la soja puede no ser permanente. “Puede ser efecto de la sequía de este año. Hay un excedente de liquidez a nivel global que redujo el valor del dólar y acompaña una suba de las commodities. Esa parte del aumento, y que vemos que es una tendencia que se consolida desde ya hace varios meses, puede no ser duradera dado que difícilmente la Fed retire fuertemente los estímulos a su economía”, afirma el analista. En esa línea coincide Andrés Borenstein, de Econviews, quien destaca la suba en el precio internacional de otras commodities, como el cobre o el oro, como señal de una tendencia que excede la coyuntura local. Es que este año, la Argentina y Brasil experimentan una sequía asociada con el fenómeno de la Niña, que se traduce en menores lluvias, que afecta los volúmenes proyectados de la cosecha. “Eso puede indicar que se trata de un fenómeno más permanente”, plantea. Sin embargo, esta disparada en el precio internacional tiene su incertidumbre asociada a las cantidades. Una perspectiva de menos precipitaciones podría implicar una disminución en la cosecha y menos saldos exportables. “En la dinámica de los precios están jugando muy fuerte también las perspectivas de sequía, que aún no sabemos qué tan fuerte va a ser. Sí sabemos que en el caso del maíz va a restringir bastante la producción, que venía en baja”, afirma Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma. En materia fiscal es posible prever un alza en la recaudación por retenciones. En 2020, los ingresos de la AFIP por derechos de exportaciones cerraron con una caída nominal del 2,7% (un desplome real del 31,7%, según estimaciones de LCG), asociada a que, a fines de 2019, hubo un anticipo en las ventas de granos. |