Por Javier Blanco - Si hay que guiarse por lo que dejó ayer la primera rueda de negocios del año, habrá que concluir que el Gobierno corre el riesgo de seguir liquidando muchos bonos para mantener la brecha cambiaria en retroceso, tal como sucede después del pico alcanzado a fines de octubre. La otra opción es avanzar hacia definiciones que tiendan a generar confianza en el mercado, posibilidad que aparece algo más lejana. La sensación quedó flotando tras los avances del 1,5 al 1,7% con que cerraron ayer los precios de los dólares financieros que surgen de operaciones con activos (MEP y CCL), transacciones que están muy activas desde que, en los últimos meses, se trabó más y más el acceso a la plaza oficial. Avanzaron de $140 y $140,26 a $142,32, nivel que supone para el MEP (usado para el cambio entre locales) su máximo en un mes y para el CCL (que sirve para girar al exterior) el mayor valor en 15 días. La fortaleza que mostraron ambas cotizaciones llamó la atención ya que rompió un patrón: desde que la intervención oficial –vía Anses– se hizo rutina en los dos últimos meses, abrían en alza y comenzaban a perder fuerza luego hasta que irrumpían las ventas oficiales y los hacían marcar un cierre similar o inferior al de la rueda previa. Pero eso ayer no sucedió, con lo que la brecha cambiaria (distancia que los separa de la cotización del mayorista oficial) volvió a quedar cerca del 70% pese a que el Banco Central permitió un deslizamiento de 55 centavos (0,7%) mayorista, que cerró a $84,70. Esto ocurrió en una jornada en la que el dólar frenó su escalada en el mercado paralelo, tras haber finalizado 2020 con un avance del 111% y acumular cinco alzas consecutivas. La divisa cerró ofrecida a $165 (94,8% de brecha), tras haber trepado hasta $169 en el inicio del día. |