Por Mariano
Boettner - El Gobierno planea enviar al Congreso, junto con el Presupuesto
2024, un proyecto de ley que establezca una tasa mínima para alcanzar a
gravar a grandes empresas multinacionales que no tienen sede en el país
pero que tienen ganancias por sus operaciones. El Ministerio de Economía
planteará un impuesto de 15% para ese grupo de compañías, que
actualmente en términos prácticos pagan según estimaciones oficiales menos
del 3 por ciento.
Se trata de una
discusión que tiene lugar en las principales economías del mundo desde hace
años: cómo cobrar por las ganancias que tienen grandes empresas que no tienen
sede física en todos los países donde tienen actividad. Lo que se discutió en
el marco de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE), el club de naciones más desarrolladas del mundo, con el
nombre de “traslado de beneficios”.
A grandes rasgos,
el punto central que buscaron resolver en Estados Unidos y Europa es resolver
cómo poner en marcha un sistema de tributación que sea efectivo y específico
para gigantes tecnológicos, de manera tal que esas compañías no sean gravadas
por sus ganancias en la mayoría de los países en que operan.
“La tasa efectiva
que pagan sobre las ventas, pagan el 2,44%, evidentemente hay algo
que no está funcionando. Están aplicando ajuste por inflación y los quebrantos
de manera incorrecta, y esa tarea de fiscalización es muy compleja porque
requiere mirar empresa por empresa, no es una tarea sencilla. Vamos a ir con
esta idea con la que todo el mundo está de acuerdo”, dijo el titular de la
Aduana Guillermo Michel en declaraciones a C5N.
El proyecto de
Economía planteará sumarse a ese criterio de 15% como tasa mínima
global.
El enorme
crecimiento de las compañías tecnológicas que ofrecen servicios en todo el
mundo motorizó entre los países integrantes de la OCDE la discusión sobre cómo
asegurarse de que esas corporaciones sean alcanzadas por el fisco por las
ganancias que reciben en todos los países en los que operan, independientemente
del lugar en el que están radicados.
El debate se
materializó en una iniciativa conocida como BEPS (erosión de la base
imponible y al traslado de beneficios). “La OCDE ha publicado normas detalladas
para la implementación de una reforma histórica al sistema fiscal
internacional, que asegurará que las empresas multinacionales (EMN) estén
sujetas a un tipo impositivo mínimo del 15% a partir de 2023. En octubre de
2021, 137 países y jurisdicciones que integran el Marco inclusivo sobre BEPS de
la OCDE y el G-20 respaldaron este acuerdo”, mencionaron
a Infobae fuentes oficiales.
“BEPS hace
referencia a la erosión de la base imponible y al traslado de beneficios
propiciados por la existencia de lagunas o mecanismos no deseados entre los
distintos sistemas impositivos nacionales de los que pueden servirse las
empresas multinacionales (EMN), con el fin de hacer ‘desaparecer’
beneficios a efectos fiscales, o bien de trasladar beneficios hacia
ubicaciones donde existe escasa o nula actividad real pero que goza de una
débil imposición, derivando en escasa o nula renta sobre sociedades”, menciona
un documento oficial al que tuvo acceso este medio.
“La tasa efectiva
que pagan sobre las ventas, pagan el 2,44%, evidentemente hay algo que no está
funcionando. Están aplicando ajuste por inflación y los quebrantos de manera
incorrecta, y esa tarea de fiscalización es muy compleja porque requiere mirar
empresa por empresa” (Michel)
El criterio básico
que aplican los países desde hace décadas para cobrar impuestos es tomar en
consideración el lugar de radicación de la empresa, pero las big tech,
desafían esa lógica: pueden generar ganancias sin necesidad de tener presencia
física en determinado país. Precisamente, la preocupación de los gobiernos fue
que esa situación les permita a las empresas hacer planificaciones
fiscales para pagar impuestos en países de baja tributación o paraísos
fiscales mientras obtiene renta en naciones con altos impuestos. |