Por Silvia Stang - A
partir de octubre, los empleados que ganen hasta 15 veces el salario mínimo,
vital y móvil (cifra que hoy equivale a $1.770.000) no pagarán el impuesto a
las ganancias. La medida fue anunciada ayer por el ministro de Economía y
candidato a presidente por el oficialismo, Sergio Massa, más de un año después
del inicio de sugestión y a 42 días de las elecciones. Massa dijo que enviará
un proyecto de ley al Congreso para que desde 2024 la base para tributar
mantenga la equivalencia dispuesta ahora. El impuesto, según estimaciones
oficiales, solo alcanzará ahora a unas 90.000 personas. La medida, que fue
criticada por la oposición por “inflacionaria”, tendría un costo fiscal, por
menor recaudación, de alrededor del 0,3% del PBI (o $1 billón).
El ministro hizo el
anuncio en un acto en la Plaza de Mayo convocado por la CGT. “Si tienen que
ahorrar, compren una u tito, algún bien producido en la Argentina. No me vayan
a comprar dólares ”, dijo Massa.
A partir de octubre
no tendrán descuentos por el impuesto a las ganancias los empleados con un
sueldo bruto de hasta un monto equivalente a 15 veces el salario mínimo, vital
y móvil. Hoy esa cifra es de $1.770.000 y se corresponde con un salario neto de
aportes a la seguridad social de $1.607.255,58. Hasta ahora, el piso para
comenzar a tributar es de $700.875 (sueldo bruto) o de $581.726 (sueldo neto),
por lo que la medida implica un fuerte incremento de esa base.
Si el reajuste del
piso para tributar se hace de igual forma que en oportunidades previas en las
que solo se le hizo ese cambio al esquema de Ganancias, lo que se dispondrá no
modificará los montos ya descontados este año por el impuesto (de todas maneras,
aún está pendiente una devolución de parte del tributo, dada la modificación de
los valores de la tabla de la alícuotas establecida por un decreto de necesidad
y urgencia del mes pasado).
La decisión de
subir la base imponible para los últimos meses del año dejará al margen del
impuesto a un grupo de asalariados. La medida repercutirá en una mejora de
hasta aproximadamente el 27% del sueldo de bolsillo de muchas de las personas
que están entre las que tienen los ingresos más altos del país. “No me vayan a
comprar dólares”, les dijo Massa a los beneficiados, casi en un reconocimiento
de que, por el nivel de los sueldos, el destino de lo que dejará de tributarse
no será el consumo, al menos en buena medida.
Además de lo
anunciado para octubre, se enviará al Congreso un proyecto de ley para que a
partir de 2024 se vean alcanzados por el tributo solo quienes tengan salarios
de un monto de al menos 15 veces el mínimo, vital y móvil. Esa iniciativa
tendría un efecto fiscal, por menor recaudación, de $1 billón anual, según el
Gobierno. Es un monto que, según las estimaciones de Economía, representaría
aproximadamente un 0,3% del PBI. Pero, dada la alta inflación, la incertidumbre
en el plano político y las variaciones que tendrán las proyecciones sobre el
nivel de actividad, el cálculo de ese efecto estará sujeto a revisiones.
El anuncio fue
hecho cuando Massa lleva ya más de un año al frente de Economía, en plena
campaña electoral y cuando el funcionario es el candidato a presidente por el
oficialismo. En los últimos años, el impuesto que pesa sobre el ingreso de las
personas sufrió fuertes distorsiones por los efectos de diferentes medidas
oficiales y, principalmente, por los daños de la inflación, cuyo ritmo se
aceleró este año, con especial fuerza a partir de la devaluación del peso
decidida por el Gobierno el día después de las PASO.
El proyecto de ley
que busca eliminar el impuesto a las ganancias sobre las personas, para
reemplazarlo por uno “a los altos ingresos”, que alcanzaría a unas 90.000
personas, “CEO, gerentes y subgerentes y jubilados de privilegio”, fue
anunciado por Massa en la Plaza de Mayo, frente una manifestación de apoyo
organizada por sindicatos. La iniciativa, de la que comenzó a hablarse hace
menos de una semana, recibió cuestionamientos por parte de economistas y
tributaristas, que sostienen que el esquema debería ser progresivo y tener una
actualización adecuada y completa, pero no ser prácticamente quitado del
esquema tributario, dentro del cual se considera a esta carga como una de las
más progresivas (bien cobrada), en contraposición a impuestos como el IVA, que
pesa sobre los consumos masivos.
El aumento de los
precios y la falta de adecuación –ya de larga data– del esquema de Ganancias
provocaron que aumentara significativamente el porcentaje efectivo de los
descuentos al salario en concepto de la carga fiscal, incluso con ingresos que
van perdiendo poder adquisitivo. Este efecto distorsivo no se corregirá, según
lo anunciado, para quienes sigan este año tributando, porque no habrá más
cambios que la suba del piso imponible, al menos según lo que se conoce hasta
ahora de la medida, aún no oficializada.
Los datos que se
dieron desde la cartera de Economía indican que, luego de la última
modificación hecha al piso del impuesto, 701.928 trabajadores y jubilados pagan
Ganancias
(no hay una
publicación oficial que permita seguir la variación de esa cifra). Con la
modificación, según el Ministerio, pagarán aproximadamente solo unas 90.000
personas, “0,88% de los empleados registrados en el país”. En el anuncio no se
explicitó nada con respecto a los autónomos, que abonan un impuesto
proporcionalmente más alto que los asalariados.
Quienes dejen de
pagar este año el impuesto tendrán mejoras en su ingreso mensual neto que,
según un informe del Ministerio, serán de entre el 20% y el 27%,
aproximadamente. Esos efectos, en rigor, son los máximos que podría generar la
medida, porque los ejemplos incluidos en el escrito distribuido por Economía
suponen casos de personas que no hacen ninguna deducción, ni por familiares a
cargo ni por gastos que pueden declararse para aliviar la carga.
Las cifras
deducibles por diferentes conceptos, como el pago de salarios y contribuciones
del régimen del servicio doméstico, de alquileres o de gastos médicos, o por
hijos declarados a cargo, no tendrán modificaciones para lo que resta del año.
No las tienen, en rigor, desde enero último, cuando todo el esquema se
actualizó, tal como ocurre en cada mes de enero desde 2018, porque eso
establece una ley.
El congelamiento de
esos montos en un contexto de alta inflación llevó a que hoy no esté medida
correctamente la capacidad contributiva de las personas. Tampoco hubo
actualización, desde el inicio del año, de la cifra que se descuenta del
ingreso, en todos los casos por igual, antes de calcularse el impuesto. Por
todo este año, ese monto no imponible es de $2.619.762. Es decir, para quienes
siguen alcanzados por el impuesto, de los ingresos de cada mes se considera que
$218.313,5 están al margen del impuesto.
Hay dudas de cómo
se instrumentaría la suba del piso al impuesto que ahora está decidiendo Massa,
porque las reformas en materia tributaria son una atribución del Congreso de la
Nación. Si se tratara de un DNU, la medida debería ser luego refrendada por diputados
y senadores.ß
|