Con demasiada
demora, ratificó los términos del decreto 299/23 que establece un diseño
de dos terminales para la próxima licitación y extendió por tres años las
concesiones de Terminales Río de la Plata (DP World) y Terminal 4 (APM
Terminals, Grupo Maersk), empresas a cargo de las operaciones de contenedores
en el Puerto Buenos Aires..
Y hasta que se
sustancien las dos nuevas concesiones, se previó una transición que incluye
desde la salida de operaciones de Bactssa -concesionaria de la terminal 5-, la
cesión de sus terrenos a Terminal 4, y la absorción de sus trabajadores por
parte de las dos empresas que continúan.
Puerto de Buenos Aires: ¿qué decidió el Gobierno?
"Es una
transición a otro puerto. Y hay que hacerlo rápido porque la hidrovía se
va a profundizar", aseguró una fuente directamente vinculada con las
negociaciones, en referencia a que una vía navegable más profunda y ancha
traerá buques de mayor porte que necesitarán muelles y máquinas acordes.
La Administración
General de Puertos (AGP) firmó sendos acuerdos de adecuación contractual con
Terminal 4 y con Terminales Río de la Plata, el 1° de agosto pasado. Ambas
terminales contaban con contrato prorrogado hasta el 31 de mayo de 2024.
La AGP le sugirió
al Ministerio de Transporte que la fisonomía necesaria en
Transporte
respondió que el diseño sería viable siempre que se asegurara la
continuidad no sólo de los trabajadores de la terminal con contrato
fenecido (Bactssa), sino de las propias operaciones del puerto.
Para lograrlo, se estableció
un período de transición hasta tanto se licite y concesione a los dos futuros
operadores: la extensión es hasta mayo de 2027, con una prórroga adicional
de otros tres años que quedaría anulada si la adjudicación se logra antes.
TRP, a través de las
empresas de servicios portuarios con las que opera, absorberá el 40% de la
planta de trabajaba en Bactssa, mientras que Terminal 4 hará lo propio con el
60% restante, al tiempo que anexará "parte de la superficie afectada a la
terminal 5".
¿Qué pasará con los trabajadores del Puerto de Buenos Aires?
Entre ambos deberán
resolver la situación de una nómina de 418 empleados de planta de Bactssa y 130
empleados de empresas que prestaban servicios a la terminal extinta. Es
decir, casi 550 trabajadores bajo convenio y fuera de convenio que,
de acuerdo con los sueldos presentados en el expediente, implican una erogación
bruta mensual total de más de 267 millones de pesos, o unos 735 mil dólares.
Se intentó
consultar sin éxito a los máximos directivos de las terminales para comentar al
respecto. Se prevé, no obstante, que el repago de la inversión en la
incorporación de trabajadores se realice con la prórroga de los tres años
otorgada.
Párrafo al margen:
las terminales en la Argentina están bien lejos del concepto de automatización
de operaciones como los que ya se ven en otros puertos. Sin embargo, y antes de
esta modificación, la cantidad de trabajadores afectados a las operaciones en
Buenos Aires es demasiada en función del volumen de cargas y la cantidad de servicios.
La adecuación del
contrato de Terminal 4 incluye la adhesión de los terrenos de Bactssa, con lo
que pasará a operar una superficie total de casi 374 mil metros cuadrados,
que comprenden la incorporación del muelle ubicado en la dársena D norte y el
quinto espigón.
proporcional de
casi u$s4,5 millones.
Puerto de Buenos Aires: se encarecen las importaciones
La exportación
mantendría su "histórica" bonificación del 50%, lo que equivale a
mantener la "discriminación" a la importación. Sin embargo, fuentes
consultadas estimaron que es probable que la AGP no avance en la aplicación
efectiva del aumento. Al menos antes de fines de año.
Terminal 4 deberá
asegurar un monto de tasa a las cargas (cobrado a los importadores y
exportadores, y girado directamente a las cuentas de la AGP) de poco más de 8,7
millones de dólares por año.
En 2022, la
terminal del Grupo Maersk concentró el 55,1% del volumen total operado en el
puerto, que ascendió a 7,5 millones de toneladas, con tasas a las cargas de 4 y
2 dólares por tonelada de importación y exportación, respectivamente.
En el caso de TRP,
deberá asegurar un monto de tasa a las cargas de u$s5,1 millones por las
operaciones en terminales 1 y 2, y de u$s6,2 millones por lo movido en la
terminal 3.
operaciones.
Junto con la
absorción del personal, el acuerdo de adecuación del contrato de ambas
terminales introduce otro punto clave: las tarifas máximas se suspenderán
a partir del 1° de enero de 2024.
El Puerto Buenos
Aires, el único bajo administración nacional, es el único también que tiene sus
tarifas reguladas por el Estado, a diferencia del resto de sus competidores.
La
"adenda" firmada con ambas terminales incluye la "adecuación de
ciertas condiciones contractuales al contexto de la realidad portuaria y, a su
vez, (la necesidad) de contemplar en ellas los costos a asumir tanto por los
concesionarios como por la AGP".
Uno de los
principales problemas de los contratos de concesión de las terminales de
contenedores
De hecho, en 1993,
cuando se concesionaron las terminales, Buenos Aires "representaba el
100% de la oferta (portuaria) para las cargas contenedorizadas", señala el
acuerdo. Con el surgimiento de Exolgan, en Dock Sud, primero, junto con el
resto de terminales de contenedores, más el crecimiento de las operaciones de
Montevideo y los puertos del sur de Brasil, la participación de Buenos Aires se
redujo al 45% de la oferta.
De acuerdo con la
AGP, en 1993, el objetivo era "asegurar la competencia en el interior del
puerto" debido a la condición monopólica de ese momento. Se concesionaron
6 terminales a distintos operadores para garantizar tal competencia. En poco
tiempo, una quebró (Terminal 6) y dos se fusionaron (terminales 1 y 2 con
la terminal 3), quedando entonces sólo 3 operadores.
La primera
flexibilización de las tarifas máximas reguladas se dio en 2000, momento en que
además se aprovechó para revisar las cláusulas que impedían la asociación entre
terminales. A 20 años de aquella revisión, la AGP manifestó que la tendencia a
la regionalización de las cargas y el aumento de la oferta portuaria ("con
regulaciones menos rígidas") se acentuó, por lo que la preponderancia
de Buenos Aires "siguió reduciéndose sustancialmente".
Para justificarlo,
recurrieron al argumento dado por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia
en un dictamen del 16 de mayo de 2022, que reconoció a Dock Sud, Zárate y
TecPlata como "competidores dentro del mismo mercado", es decir, que
"el 90% del tráfico de contenedores de la Argentina tiene lugar en 6
terminales".
"Todas las
terminales cuentan con amplia capacidad en exceso, por lo que un eventual
intento de ejercicio de poder de mercado unilateral se vería neutralizado por
la competencia", indicó la CNDC.
Por eso, y para
"fortalecer la posición competitiva de las concesionarias del Puerto
Buenos Aires respecto de otros puertos", la AGP consideró justificado
"avanzar hacia un nuevo estadio en la regulación (de las tarifas)" y
"adecuar las condiciones" del contrato de concesión.
El artículo 37 del
pliego de condiciones de 1993 establecía un cuadro de tarifas máximas que podrían
"ser suspendidas una vez que se verifique el adecuado comportamiento
competitivo del mercado, a juicio del concedente".
Es por esta razón,
y para que se pueda solventar lo dispuesto por el decreto 299/23 -"mantenimiento
de las fuentes laborales" y las necesidades de "adecuación de la
infraestructura portuaria- la AGP dispuso "adecuar" sus ingresos.
"Ahora se
igualan las tarifas al resto de las terminales que son competidoras en el
hinterland", indicaron fuentes del sector.
La administración
nacional tardó 20 años en reconocer la competencia del mercado. Pasaron al
menos 6 presidentes y más del doble de ministros de Transporte. Clara prueba de
que el Puerto Buenos Aires no está en la agenda de prioridades, como tampoco lo
estuvo el comercio exterior en todo este tiempo.
Xi Jinping y el
presidente de Brasil, Lula Da Silva, se saludan durante un acto que se realizó
en abril en Beijing (Foto: Ricardo Stuckert/Brazil Presidency)
La mirada sobre
Latinoamérica recobra relevancia por dos aspectos: 1) el avance del
régimen de Ji Jinping en la zona; 2) las crisis migratorias que se
registran en la región, que pueden afectar de modo directo el futuro de
los Estados Unidos. Las más importantes son la venezolana, con más de
siete millones de expatriados. Y los movimientos que se registran
en países del Caribe y en México, que generan zozobra en la frontera sur
de los EEUU. El martes pasado, el presidente Joe Biden recibió en la Casa
Blanca a su par de Costa Rica, Rodrigo Chaves, al que le agradeció su colaboración en el
control de los flujos migratorios.
La pelea con el
régimen de Xi Jinping se libra a todas las horas y en todos los territorios
donde se ponga en juego el liderazgo global del próximo siglo: posicionamiento
territorial; competencia por el 5G; acceso a fuentes
de energía y a minerales estratégicos como el litio.
En ese contexto
preocupan algunos gestos de la política internacional de Lula, que acaba de
promover el ingreso de la Argentina al bloque BRICS, el grupo de países
conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, al que en EEUU
consideran un foro político con estándares poco rigurosos en materia de
defensa de la democracia y de los derechos humanos.
En el caso
de Argentina, confían en que el nuevo gobierno (gane quien
gane) tomará distancia de ese espacio, sin importar los acuerdos que haya
cerrado la administración saliente.
En Washington están
convencidos de que China lleva adelante un plan de expansión
global con fuerzas militares, que tiene como último fin llegar a
un enfrentamiento directo con los Estados Unidos.
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