Por Hugo Alconada
Mon - A cuatro meses del cambio de gobierno, la Comisión Nacional de Defensa de
la Competencia (CNDC), que depende del Ministerio de Economía, archivó su
investigación por la presunta cartelización de la obra pública. Según
argumentó, no encontró evidencias contundentes de arreglos entre las empresas
del rubro para repartirse los negocios, según consta en las copias del dictamen
y de la resolución, a las que accedió la nacion.
La investigación
comenzó en 2018, a partir de las revelaciones de la causa de los cuadernos de
las coimas, y expuso un entramado de corrupción que involucró a la cúspide del
kirchnerismo y a empresarios, con decenas de arrepentidos y detenidos que
deberán afrontar un juicio oral. El expediente debía determinar si, además de
los pagos de coimas, las empresas se habían cartelizado para simular que
competían. Pero los funcionarios argumentaron que no pudieron probarlo y
clausuraron la investigación.
Los funcionarios
descartaron que hubiera habido cartelización, pese a los dichos de los
arrepentidos
Tras cinco años, la
Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), un organismo que depende
del Ministerio de Economía, archivó su investigación por la presunta
cartelización de la obra pública. Según argumentó, no encontró evidencias
contundentes de arreglos entre las empresas para repartirse los negocios,
aunque emitió recomendaciones “procompetitivas” que debería instrumentar una
cámara clave del sector, según consta en las copias del dictamen y de la
resolución a las que accedió la nacion.
La investigación de
la CNDC comenzó en 2018, en las semanas que siguieron al inicio de la pesquisa
penal conocida como la “causa de los cuadernos de las coimas”, que expuso un
entramado de corrupción que involucró a la cúspide del kirchnerismo y empresarios,
con decenas de arrepentidos y detenidos que deberán afrontar un juicio oral.
El expediente
administrativo de la CNDC apuntó a un eje distinto del penal. Buscó determinar
si, además del presunto pago de sobornos, aportes ilegales de campaña y el
trasiego de bolsos repletos de dinero que reconocieron decenas de involucrados
en los tribunales de Comodoro Py, las empresas también se habían cartelizado
para simular que competían por los contratos de obra pública. Pero no pudo
probarlo.
“Esta CNDC entiende
que los indicios que se observan [en el sector de la obra pública] van en
sentido opuesto a la probabilidad de formación y sostenimiento de un acuerdo de
reparto de licitaciones”, concluyeron los vocales Guillermo Pérez Vacchini,
Balbina Griffa Díaz y Pablo Lepere, el 30 de junio pasado, lo que refrendó el
secretario de Comercio, Matías Tombolini, el 19 de agosto último, es decir, el
sábado posterior a las PASO.
Desde la Comisión
negaron una motivación política o electoral en la decisión. Indicaron que
adoptaron la decisión al filo de la prescripción –fijada en cinco años– y tras
analizar las pruebas recolectadas en el expediente, que incluyeron las
declaraciones como arrepentidos del expresidente de la Cámara Argentina de la
Construcción Carlos Wagner, del financista Ernesto Clarens –que aportó
planillas–, y las testimoniales del titular de la Dirección de Vialidad durante
el macrismo, Javier Iguacel, y dos periodistas de
La Nación, entre
otras. Wagner, quien presidió la Cámara entre 2004 y 2012 y es dueño de dos
constructoras, Esuco y Decavial, se acogió al régimen del “arrepentido” en la
causa Cuadernos y relató cómo al menos una docena de empresarios se repartía
los contratos: “Se reunían en los lugares establecidos y determinaban el
ganador de la licitación en función de su interés por la obra y del volumen de
trabajo que tenía, tratando de priorizar aquellas que menos volumen de trabajo
tenían. Una vez adjudicada la obra, el compromiso era abonar para gastos
políticos, para necesidades políticas, el anticipo que estaba establecido en
los pliegos”.
En la misma línea,
Clarens confesó en los tribunales cómo funcionaba el mecanismo colusorio desde
que se lanzaba la licitación para una obra pública hasta que se cobraban los
sobornos; en particular, a través de la Cámara Argentina de Empresas Viales,
conocida como “la Camarita”, la hermana “menor” de la Cámara de la Construcción
“Lo primero que se
hacía era ‘cobrarse el pase’, es decir que si alguno de los que estaban
sentados en esa mesa le había dado el pase a otra empresa en una licitación
anterior, le pedía a esa empresa que le tocaba por turno que renunciara a esa
obra”, detalló Clarens ante la Justicia, y acompañó planillas demostrativas de
sus dichos. “Después jugaba su posición en el ranking, hasta que ese grupo de
personas reunidas se achicaba y quedaban, a modo de ejemplo, cuatro empresas,
ahí volvían a surgir los pases, hasta que surgía el ganador”, precisó. Luego se
definían el precio a ofertar y el pago de sobornos. “Posteriormente a la obra
podían existir adicionales, sobre los que también había una coima”, abundó.
Iguacel ahondó en
la misma senda al declarar ante la CNDC. “Las licitaciones venían predigitadas
con quién se iban a realizar o se ponían de acuerdo en quién la ganaba. Las
empresas se juntaban en ‘la Camarita’ para repartirse las obras y en un tablero
iban poniendo los valores de volúmenes de obras asignados, y a partir de eso
peleaban para mantener cada uno su volumen de obra”, sostuvo, aunque luego
marcó una línea. “Eso no lo puedo comprobar porque jamás participé, pero era
vox populi interno en Vialidad Nacional”.
La CNDC también
requirió información al entonces juez federal Claudio Bonadio, a la fiscalía de
Carlos Stornelli, a la Oficina Anticorrupción, a Vialidad y a la Inspección
General de Justicia –los tres primeros no respondieron o rechazaron responder
sus requisitorias–, corrió traslado a todas las empresas y tomó otras medidas
de prueba. Hasta que concluyó que no podía probar la cartelización ni verificar
los dichos de Wagner, Clarens e Iguacel.
Así, por ejemplo,
la Comisión entendió que no podían extraerse conclusiones comprometedoras de
los e-mails que habían cruzado Wagner y empresarios como Gabriel Losi, Juan
Chediack, Aldo Roggio, Gustavo Weiss y Jorge Terminiello. En esos correos,
según la CNDC, sí quedó en evidencia “la existencia de un trato frecuente entre
empresas competidoras. Mencionan que ‘aguardan los comentarios de la Mesa para
ver cómo seguir’.
También se hace
referencia a un ofrecimiento a algunas empresas, del que no hay mayores
precisiones, con relación al que hay 12 confirmadas; refieren que quedan 8
lugares y que faltan por contestar más de 25 empresas. [Pero] Esas comuni
caciones por si
solas no explican la existencia del acuerdo colusorio que se investiga en las
actuaciones”, estimó.
“No accedimos a una
prueba directa o contundente de cartelización, como la que exige la Justicia,
como sí la logramos en sectores que luego sancionamos, como el del cemento, el
de la harina o la provisión de oxígeno hospitalario, ni la colusión tampoco
surgió del análisis económico y de estructura del mercado que desarrollamos”,
indicó una alta fuente de la CNDC a la nacion.
“No observamos un
patrón claro de reparto de obras, aunque sí decidimos exigir a la Cámara de
Empresas Viales que monte un programa de integridad”.
Para la CNDC, es la
segunda vez en menos de veinte años que no logra avanzar sobre el sector. En
2005, el entonces ministro de Economía, Roberto Lavagna, denunció la
cartelización de la obra pública y la Comisión abrió una investigación de
mercado, pero concluyó luego que no surgían “elementos objetivos que permitan
considerar la existencia de procesos de cartelización de las empresas
constructoras en las licitaciones públicas analizadas”. Para entonces, Lavagna
ya le había dado un portazo al gobierno de Néstor Kirchner.
“Coimas sin cartel”
A lo largo del
dictamen de 568 carillas, los vocales de la CNDC también rechazaron múltiples
planteos de las defensas –de nulidad, de prescripción y de confidencialidad,
entre otros–-, pero no aludieron a la confesión judicial como “arrepentido”,
también en la causa Cuadernos, del otrora secretario de Obras Públicas José
López, quien también ahondó sobre el “club” de la obra pública y señaló a otros
funcionarios involucrados, como Nelson Periotti, de Vialidad.
En su dictamen, la
CNDC tampoco se refirió a la sentencia que en marzo de este año condenó en la
causa Vialidad a Cristina Fernández de Kirchner, José López, Lázaro Báez y
Nelson Periotti, entre otros exfuncionarios. Ese tribunal consideró probadas
una “sistemática competencia aparente y la cartelización empresarial a favor de
las firmas comandadas por Báez”, como Austral Construcciones, Sucesión de
Adelmo Biancalani, Gotti Hermanos o Kank y Costilla, empresas que fueron
investigadas o mencionadas en el expediente de la CNDC.
Ahora, se espera
que las empresas que comenzaron a ser notificadas sobre el archivo de las
actuaciones de la CNDC presenten copias de esa resolución en varias causas
penales, como la de los cuadernos de las coimas o las vinculadas al capítulo
argentino del Lava Jato, aun cuando desde la Comisión reafirmaron que eran
investigaciones y ámbitos distintos.
“Puede haber coimas
sin cartel y cartel sin coimas”, indicó una fuente a LA NACION. “Acá [por la
CNDC] no investigamos cohecho ni dádivas, sino una posible colusión. Y no se
probó”.ß
LA NACIÓN
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