Por María Julieta
Rumi - Cuando faltan menos de dos meses para las elecciones de octubre, Sergio
Massa, ministro y candidato a presidente por el oficialismo, hizo ayer una
serie de anuncios cuyo objetivo es tratar de compensar en distintos sectores de
la sociedad el fortísimo impacto que está produciendo sobre los ingresos una
inflación desbocada.
La lista incluye el
pago de una suma fija no remunerativa de $60.000 (en dos cuotas) para los
asalariados registrados con salarios de hasta $400.000; un bono para jubilados
que cobran la mínima de $37.000, que se pagará en septiembre, octubre y
noviembre, y la exención por seis meses del aporte impositivo para
monotributistas de las categorías más bajas, entre otras medidas.
El anuncio de Massa
recibió críticas de los candidatos a presidente de la oposición Patricia
Bullrich (Juntos por el Cambio) y Javier Milei (La Libertad Avanza), y de
distintos analistas económicos.
Después de días de
versiones y tras llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional
(FMI), el ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria,
Sergio Massa, anunció ayer finalmente las medidas con las que busca
contrarrestar el impacto de la devaluación del tipo de cambio oficial
mayorista, y la consecuente inflación, en los bolsillos de jubilados,
trabajadores y población vulnerable.
En una entrega
mediante videos publicados en su cuenta de Instagram, Massa comenzó el día con
un anuncio de cara a los jubilados y pensionados. Allí informó que aumentará el
refuerzo para quienes cobran el haber mínimo a $37.000 por mes en septiembre,
octubre y noviembre. Cuando se anunció esa medida días atrás, se había fijado
el monto en $27.000. De esta manera, un jubilado que cobra la mínima recibirá
en septiembre $124.460, entre su haber y el refuerzo (neto del aporte al PAMI,
el monto es de $121.836).
El funcionario, que
está prácticamente en campaña electoral, también dijo que se incrementará el
monto de la devolución que se les hace a los jubilados que cobran el haber
mínimo por las compras pagadas con tarjetas vinculadas a las cuentas bancarias
en las que reciben sus prestaciones mensuales. El importe, que hasta ahora era
de algo más de $4000, pasará a $18.000.
En segundo lugar,
en el caso de los monotributistas, el ministro anunció que las categorías A, B,
C y D no pagarán por seis meses el componente tributario (en los hechos, el
Gobierno sacaría un decreto instruyendo a la AFIP para que difiera el pago de
la cuota por 6 meses y en los considerandos diría que va a mandar un proyecto
de ley al Congreso con esa misma medida). Además, se implementará el
monotributo productivo (esto tiene que salir por ley) y que, para todas las
categorías, habrá préstamos de hasta $4 millones (se actualizó el monto, que
antes era de hasta $2,2 millones y dejaba afuera a las categorías I, J y K),
con una tasa de interés del 60% anual.
No solo los
monotributistas tendrán préstamos con tasa preferencial. Massa anunció que los
trabajadores en general podrán acceder a estos créditos por hasta $400.000 en
24, 36, o 48 cuotas.
Por otro lado, para
las familias beneficiarias de la tarjeta Alimentar, Massa anticipó que habrá un
refuerzo por única vez en dos cuotas mensuales en función de la cantidad de
hijos. Para las familias con un hijo será de $10.000 en total, las que tengan
dos cobrarán $17.000 y las integradas por tres hijos, $23.000. Terminado el
refuerzo, el monto de la tarjeta aumentará un 30%. Los beneficiarios del
programa Potenciar Trabajo tendrán un refuerzo de $20.000 que se dividirá en
$10.000 en septiembre y $10.000 en octubre
En cuanto al agro,
Massa anunció que el Estado financiará el fertilizante de los productores que
fueron declarados en emergencia (se entregarán hasta cinco toneladas) y que se
destinará el 25% de las divisas del Programa Incremento Exportador (PIE), que fue
el nombre que tuvieron las sucesivas ediciones del dólar soja, para que la
industria compre la oleaginosa en momentos de caída de la oferta tras la
sequía.
Asimismo, el
candidato dijo que habrá un programa de créditos de US$770 millones (US$550
millones del Banco Nación y US$220 millones del banco BICE) para prefinanciar
exportaciones.
Por último, Massa
anunció que los trabajadores del sector privado con salarios netos de hasta
$400.000 recibirán una suma fija no remunerativa por única vez de $60.000 pagadera
en dos cuotas mensuales en septiembre y octubre, que luego será absorbida por
las paritarias (el Estado asumirá el 100% del costo mediante el pago a cuenta
de contribuciones de microempresas, mientras que en el caso de las pequeñas lo
hará por el 50%), al igual que aquellos que se desempeñan en el sector público.
En el caso de las
trabajadoras de casas particulares cobrarán un refuerzo por única vez de
$25.000 en dos cuotas mensuales, proporcional a las horas trabajadas. El Estado
reembolsará el 50% del refuerzo a los empleadores con ingresos de hasta $2
millones mensuales).
Por otra parte, los
grupos familiares con ingresos inferiores a $2 millones mensuales no tendrán
incrementos en las cuotas de la medicina prepaga, según un DNU que se
publicará.
“Impacto acotado”
Consultados por la
nacion, distintos economistas consideraron que las medidas tendrán un impacto
acotado, que responden a la elevada inflación que se está produciendo y que
tendrán un costo fiscal que complicará aún más cumplir con la meta con el FMI.
Según los cálculos
del director de la consultora EcoGo Sebastián Menescaldi, el paquete de medidas
es de solo el 0,3% del PBI anual. “De manera adicional, la suba de los $30.000
mensuales en el sector privado, dado que el sueldo promedio hoy sería de
$350.000, tendría un impacto de 8,6% positivo. Ahora, los salarios vienen
creciendo a un ritmo promedio mensual de 7,2% en el año; teniendo en cuenta que
el bono sería absorbible por nuevas paritarias, la suba efectiva sería de 1,4%.
Más allá de eso, el incremento es inferior a la inflación que estamos previendo
para estos meses, con lo cual en la realidad no sirve ni para sostener los
salarios en términos reales”, agregó.
“No veo nada
distinto que realmente vaya a mover el amperímetro o que vaya a generar un
cambio de expectativas”, opinó, por su parte, Gabriel Caamaño, de Estudio
Ledesma. “La suma fija de $60.000 para los privados absorbible por la paritaria
va a terminar generando que las revisiones que estaban previstas para
septiembre en adelante, que ya iban a tener esos incrementos, las van a
terminar absorbiendo, y probablemente de una u otra manera van a usar eso
porque es una suma no remunerativa. Me parece que es todo lo mismo y, en el
caso de lo que afronta el Estado, obviamente va a tener un costo fiscal, lo
cual va a volver más inalcanzable la meta fiscal con el fondo”, completó.
Por su parte, el
director de Análisis Macroeconómico de Equilibra, Lorenzo Sigaut Gravina,
coincidió en que las medidas que dependen del Gobierno tienen un costo fiscal,
pero señaló que casi todo está concentrado en el corto plazo. “Es como que
después de las malas noticias de las PASO, finalmente empezaron a hacer este
impulso fiscal antes de las elecciones. Estamos percibiendo un fogonazo
inflacionario muy fuerte producto de la devaluación, y en el corto plazo el
Gobierno necesita revertir esa merma de ingresos real, sobre todo entre los que
cobran menos. Y, de esta manera, llegarían un poquito mejor a octubre”.
Por último, la
directora de C&T Asesores Económicos, María Castiglioni, consideró que el
Gobierno anunció una especie de “plan platita acotado” porque asume que la
inflación en agosto y septiembre va a ser elevadísima y que eso destroza el
poder de compra ya alicaído de la mayoría de la población. “Yo diría que es un
paliativo muy acotado, que apunta a un sector chico de la población y que
obviamente, si se va a financiar con emisión monetaria, va a ser difícil que
después no termine yendo a su vez a inflación”, apuntó. |