Por Antonio
D’Eramo - Hacia afuera, funcionarios del área de seguridad del Gobierno
Nacional se muestran seguros y firmes en sus declaraciones acerca de "las
intenciones políticas" de aquellos que diseminan los rumores de saqueos en redes
sociales y que provocan el temor de comerciantes en distintas zonas urbanas del país
que prefieren bajar las persianas de sus negocios ante la menor duda de
desmanes sociales.
Puertas adentro, en
los despachos de Casa Rosada de la Jefatura de Gabinete, que conduce el actual
candidato vicepresidencial de Unión por la Patria, Agustín Rossi, la
angustia se va incrementando, hora tras hora, a medida que la reciente
devaluación de la moneda nacional comienza a enseñar sus devastadores efectos
sobre los ingresos de los ciudadanos.
Y, si bien asesores
del Jefe de Gabinete y del ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, no
desconocen las "maldades" políticas y electorales que suelen
realizarse en momentos de crisis y en períodos de elecciones saben
que, una sola chispa puede prenderle fuego a un bosque entero, y esperan
que el ministro de Economía, Sergio Massa, coordine con el área social de la administración
de Alberto Fernández para anunciar bonos, sumas fijas, bolsones de alimentos
para comedores y todo tipo de ayuda para la población de menores ingresos del
país que está a punto de dejar el estrato de la pobreza para pasar al de la
indigencia.
Devaluación y rumores de saqueos
Tal como explicó en
el pasado el fraile y filósofo Guillermo de Ockham, "en igualdad de
condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable", un alto
funcionario de Casa Rosada explicó a este medio que "la situación social
desmejoró notablemente luego de las elecciones PASO y la
devaluación que había que realizar sí o sí para recibir dinero del FMI y de
otros organismos de crédito. Pero los efectos negativos sobre el bolsillo de la
población comenzaron a aparecer a las
72 horas de anunciada la medida con remarcaciones en todos los bienes y
servicios de la economía y ni noticias de aumentos para no mandar al descenso a
la gente. Por ello, lo que comienza con un rumor cargado de intencionalidad
política degenera en un accionar delictivo de gente necesitada que nada tiene
que ver con una operación política determinada desde algún sector interesado en
que se produzca".
En ese contexto el
ministerio de Seguridad nacional decidió trabajar junto a gobernadores, como el
de la provincia de Mendoza, Rodolfo Suárez, que grabó un video en redes
sociales donde advierte que los responsables de "difusión de mensajes por
WhatsApp son falsos, maliciosos y cobardes, quizá orquestados por alguien,
estamos averiguando el móvil...a aquellos que envían los mensajes les van a
caer todo el peso de la ley", advirtió el mandatario provincial radical
luego de recorrer el centro de la ciudad de Mendoza y observar que una notable
cantidad de comerciantes habían decidido bajar las persianas, el martes 22,
continuando con el feriado largo del pasado fin de semana de agosto.
Esta coordinación
que se da entre los funcionarios de Casa Rosada y algunos gobernadores e intendentes,
no todos, donde se produjeron hechos delictivos, se puede verificar en el distrito
de José C. Paz donde el alcalde Mario Alberto Ishii, prefirió desmentir, a
través de un escueto comunicado, que existieron saqueos en esa localidad a
pesar de las pruebas en contrario que se difundieron en videos por redes
sociales.
En la Ciudad
de Buenos Aires, donde hay bandas delictivas de narcomenudeo activas en la
villa 1-11-14, del bajo Flores, se reforzó la seguridad a través de efectivos
de Gendarmería Nacional que tiene potestad de recorrer los pasillos del barrio
de emergencia y que ha comenzado a suspender francos a su personal al tiempo
que la Policía de la Ciudad custodia el perímetro del barrio reforzando su
personal en la zona de Flores.
En otra parte de ese popular barrio de la CABA, en la calle
Avellaneda, bastó un rumor en redes para que los
comerciantes cerraran sus locales en un efecto dominó.
Sin embargo, la
Asociación de Comerciantes de Avellaneda (ACOMA) que dirige Emilio Iglesias
afirmó que "...la avenida Avellaneda sigue operando con total normalidad y
con los comercios abiertos...realizando sus actividades sin
interrupciones". Aseguraron que coordinan la seguridad con los efectivos
de la Policía de la Ciudad a pesar que tras la debacle electoral del jefe de
Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, es difícil encontrar disponible a
la conducción política en el ministerio de Seguridad.
Un jueves con tensión en la calle
Seguridad tendrá
que afrontar una prueba de fuego cuando el próximo jueves 24, agrupaciones
piqueteras de partidos de izquierda, se manifiesten sobre la 9 de Julio y
corten los accesos a la Ciudad, al tiempo que exigirán al Gobierno Nacional
un aumento del 100% en todos los planes sociales y más mercaderías
para los comedores. A su vez, reclamarán por una nueva suba del Salario Mínimo
Vital y Móvil (SMVM) que impacta en los planes sociales. Actualmente, el
Salario Mínimo se ubica en $112.500.
Al mismo tiempo, el
Gobierno Nacional deberá monitorear que ese día de furia para los que sufren el
accionar piquetero y de reclamos sociales urgentes no se les vaya de las manos
por provocaciones que podrían terminar en escenas trágicas que la Argentina ya
vivió en su pasado reciente.
Porque, en
realidad, los actuales dirigentes como Aníbal Fernández o los intendentes y
gobernadores que están enfrentando por estas horas los crecientes rumores de
saqueos en manada, ya vivieron estas experiencias en el pasado.
La
historia reciente de los saqueos en la Argentina
Repasemos algunos
hechos muy similares a los actuales que se asemejan a un dèjá vu para la entera
sociedad argentina.
El 21 de
diciembre de 2012, se produjeron disturbios que se dieron entre San Fernando y
Tigre, en un hipermercado Carrefour ubicado en la Panamericana y la
ruta 202. Allí intentaron saquear el local y al no poder llevar adelante su
cometido las personas se enfrentaron con la policía.
La respuesta de los
intendentes, gobernador y funcionarios de la administración nacional de
Cristina Kirchner de entonces fue expresar que se trató del accionar de bandas
de delincuentes que hicieron lo mismo en las ciudades de Bariloche y Rosario.
El 5 de
septiembre de 2018 bajo el gobierno de Cambiemos, presidido por Mauricio
Macri, la entonces ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, enfrentaba a las
cámaras de los cronistas asegurando que hay grupos que intentan "generar
un clima de incertidumbre" en medio de la crisis y apuntó contra políticos
por la crisis en la que un chico de 13 años fuera asesinado en la localidad de
Sáenz Peña en el Chacho.
El 10 de
diciembre de 2013, se produjo una huelga policial durante el gobierno
de Cristina Kirchner, que terminó con siete muertos por saqueos en
disturbios ocurridos en Jujuy, Tucumán, Córdoba y Chacho, y que terminó con
varias personas hospitalizadas y comercios destrozados.
Los saqueos de
2001, todavía en la memoria de los argentinos.
Saqueos y pelea política en Córdoba
Si nos
reencontramos con el presente, las hipótesis de "maldades políticas"
mezcladas con bandas de delincuentes que aprovechan conflictos
sociales continúan teniendo plena vigencia como queda demostrado con lo
ocurrido en la provincia de Córdoba en la ciudad capital y
en Río Cuarto hace unos días.
Desde el domingo a
la noche que los cordobeses hablan de asaltos organizados a supermercados y
tiendas mayoristas con robos comprobados a 15 comercios que arrojó un saldo de
17 detenidos, la mayoría menores de edad. El lunes un grupo de menores
intentaron saquear un súper y fueron detenidos.
Lo insólito es que, en este caso, el
Presidente, Alberto Fernández, prefirió echar más nafta al fuego al
asegurar, vía telefónica, a una comerciante perjudicada por los actos de
vandalismo y saqueo que, la responsabilidad de estos
hechos es del gobierno de Córdoba que conduce el candidato presidencial Juan Schiaretti.
Así lo relató la
comerciante despojada, Alejandra Sempé, que dialogó con el primer mandatario y
con el ministro de seguridad, Aníbal Fernández.
No tardó en
contestarle el responsable de seguridad provincial, Claudio Stampalija, quien
afirmó "...es un hecho profundamente demagógico al punto que nadie del
gobierno nacional habló conmigo", aseguró.
En este caso, como
en los anteriores, hay que recordar que el peronismo cordobés y el kirchnerismo
bonaerense no se aprecian para nada desde el conflicto con el campo de 2008 por
las retenciones agropecuarias pergeñadas por el actual senador de Juntos,
Martín Lousteau, cuando trabajaba en la administración del primer gobierno de
Cristina Kirchner.
Luego de la
rebelión policial de 2013 y los saqueos ocurridos en Córdoba, las relaciones se
quebraron definitivamente y, una década después, en medio de un clima electoral
intenso tras la victoria del liberal Javier Milei, Córdoba, es un polvorín
en estado de ebullición.
Para un asesor de
campaña de Juan Schiaretti, la indignación por estas horas es enorme
"...algunos imbéciles quisieran ver estallar a la provincia". Y,
cerró afirmando que, "No entienden que una chispa puede generar un
incendio generalizado cuando las condiciones son propicias". |