Por Matías Moreno -
Patricia Bullrich superó la primera posta en el camino hacia la Casa Rosada, lo
que consideró una hazaña por el poder de fuego y los recursos que manejaba su
rival, pero ahora lidia con un reto titánico con miras a octubre. Tras el sorpresivo
triunfo de Javier Milei en las PASO, necesita calibrar su estrategia para
retener el 11% que sacó Horacio Rodríguez Larreta, quien cayó por casi seis
puntos en la interna de JxC. A su vez, debe arremangarse para frenar la sangría
de votos que sufre la coalición opositora y recuperar adhesiones para
garantizarse un lugar en un eventual ballottage.
Horas después de
que fuera proclamada como la candidata presidencial de JxC, la exministra de
Seguridad reunió a sus colaboradores más estrechos y sus aliados en la
provincia de Buenos Aires –Néstor Grindetti, consagrado como el postulante a la
gobernación tras una disputa reñida con Diego Santilli; Cristian Ritondo y
Sebastián García de Luca, dos de los arquitectos del triunfo de Bullrich en el
territorio bonaerense–, para analizar los resultados de los comicios y comenzar
a delinear la hoja de ruta con vistas a la pelea con Milei y Sergio Massa
(Unión por la Patria) por la presidencia.
Si bien la ola de
votos que consiguió Milei dejó a varios referentes de JxC en un estado de
shock, la exministra y sus armadores transitan el día después en un clima de
optimismo moderado. Saben que enfrentan un obstáculo inesperado y un escenario
incierto –Milei arrasó cuando ellos daban por descontado que JxC sería la fuerza
más votada del primer test nacional–, pero se alistan para dar batalla en
octubre.
Consideran que, a
partir de hoy, arrancará una nueva etapa en la cruzada de JxC por volver al
poder. Antes que nada, después de casi dos años de una interna encarnizada por el
liderazgo opositor, intentarán rápidamente cerrar filas y sanar heridas con
Larreta y el ala moderada de JxC. Es clave para Bullrich conservar el 28% de
los votos que obtuvo la marca del conglomerado opositor para evitar fugas. No
les sobra nada. Por eso, la idea es reducir el nivel de confrontación pública y
exhibir unidad. Ya consagrada como la aspirante presidencial, pondrá a prueba
su capacidad de liderazgo para alinear a la tropa.
Con la meta de
subrayar la unidad del espacio, la exministra y sus asesores preparan para esta
semana una cumbre con gobernadores y referentes parlamentarios de la fuerza.
También negociarán una actividad conjunta o una reunión con Larreta, quien aún
digiere el mazazo para sus aspiraciones presidenciales. Será un primer paso
para poner a la vista la musculatura del frente y enviar el mensaje de que
Bullrich promueve un “cambio profundo”, con capital político para aprobar
reformas en el Congreso. Cerca de la exministra aventuran que no saldrá a
confrontar cuerpo a cuerpo con el libertario, quien la acusó antes de la PASO
de haber lanzado una campaña sucia en su contra.
En cambio, irá por
una táctica de diferenciación. “Tenemos equipos, experiencia, gobernadores e
intendentes. Necesitamos un mensaje más claro y dejar de ser noticia por las
internas”, dice uno de los consejeros de la postulante presidencial de JxC, que
tendrá ahora la tarea de consolidar su liderazgo e integrar a sus detractores
internos. Las próximas horas serán vitales para recomponer vínculos. En el
entorno de confianza de la exministra de Seguridad hablan de “construir” una
nueva táctica, ya sorteada la instancia de la interna. El formato de la campaña
no se modificará: Bullrich planea centrar su discurso en una propuesta de
cambio “profundo y nítido”, y mantener la “cercanía” en sus recorridas por los
distritos más influyentes de Buenos Aires y el interior del país. Considera que
esa táctica le dio réditos y encaja con el “clima de época”, además de que ella
no pretende una campaña en la que se la muestre rodeada dirigentes, como la que
intentó Larreta en el tramo decisivo de la competencia para las PASO. “Va a
mantener la identidad y su impronta”, aventuran quienes dialogaron con Bullrich
en las últimas horas.
En el círculo que
rodea a la exministra evalúan el giro abrupto en el tablero político nacional
con prudencia. No obstante, aún confían en las posibilidades de JxC de vencer
en primera vuelta. Si bien visualizan un “cambio de sentido” en la sociedad
–con la revalorización de las recetas liberales–, los estrategas de Bullrich
están convencidos de que hubo un “voto bronca” que “castigó” a JxC por el alto
nivel de internismo. Sospechan que una porción del electorado propio rechazó la
virulencia en la competencia por la candidatura presidencial. A su vez, creen
que hubo “un movimiento de último momento” que alteró los cálculos: un grupo de
votantes de Bullrich que emigró a las filas de Milei en los días previos a las
PASO. Especulan con que emigraron ya sea por la agudización de la inflación y
la problemática de la inseguridad o los “ataques” contra la figura de la
exministra, por sus errores no forzados a la hora de desglosar su plan
económico.
Un factor
importante para los estrategas de Bullrich, que se entusiasman con que JxC
logre una remontada en las elecciones generales y se ubique en el primer
puesto, es el bajo nivel de participación que hubo en las primarias de ayer:
apenas el 69%. Creen que, así como Macri logró movilizar a más votantes en 2019
con las marchas de “sí se puede” tras la derrota en las primarias, el frente
deberá ahora convocar a sus seguidores que no concurrieron a las urnas. Además,
visualizan que el kirchnerismo llegará más vapuleado a octubre por la crisis.
“Entre cambio y continuidad, perdió la continuidad”, deslizan, para disimular el
drenaje de votos de JxC.
En dos territorios
confían en arrebatarle votos a Milei: Buenos Aires y la Capital. En ambos
distritos el libertario salió tercero. En la provincia apelarán a una
estrategia de voto útil para desbancar a Axel Kicillof. Frente a los seguidores
de la oposición, machacarán con que para sacar al kirchnerismo de la provincia
habrá que buscar la boleta de Bullrich y Néstor Grindetti. También monitorean
la cosecha de Juan Schiaretti, que obtuvo el 3,83%.
A partir de ahora
deberá caminar por una línea delgada. La reconfiguración del tablero político
la pone frente a varias disyuntivas. ¿Cómo hará para atraer a una gran porción
del electorado que rechazó a las coaliciones dominantes hasta ahora? ¿Intentará
aproximarse a Milei para seducir a un sector de sus seguidores? Daría la
sensación de que si radicaliza su discurso para asimilarse al líder de La
Libertad Avanza, podría perder adhesiones en el radicalismo o larretismo. Todo
un desafío. Resta saber qué rol ocupará Macri tras la confirmación del
liderazgo de la exministra. Bullrich adelantó que será una fuente de consulta.
“Seguirán coordinando”, dicen en el macrismo. |