Por Maia
Jastreblansky - Axel Kicillof y Néstor Grindetti hablaron al menos tres veces
mientras se buscaba dar con los responsables del asesinato de Morena Domínguez,
la nena de 11 años que fue atacada por motochorros en Lanús cuando iba a la
escuela. El mandatario bonaerense y el intendente en uso de licencia
intercambiaron información durante esas primeras horas críticas, en las que se
buscaba dar con los responsables y contener a la familia de la víctima.
Diego Kravetz,
responsable del área de seguridad de Lanús y candidato a intendente en estos
comicios, convivió varias horas en la comisaría 5ª del distrito con el ministro
de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, que reportaba las novedades a su jefe.
Kicillof y Grindetti compiten por la provincia de Buenos Aires pasado mañana
(el segundo es el candidato a gobernador de Patricia Bullrich) y comprendieron
rápidamente que el impacto del hecho corría para los dos y que no podían
especular.
Uno y otro
recibieron pedidos de sus tribus para salir al cruce mientras estaban en la
emergencia. A Kicillof le pidieron salir a responder cuando se vinculó a la
diputada del sector de Juan Grabois Natalia Zaracho con el menor de 14 años que
se autoincriminó en el homicidio, pese a que solo habría buscado proteger a los
autores, mayores de edad. El sector de Grindetti, en tanto, sintió la presión
de los halcones. Pero todo era muy complejo y sensible porque la banda de
motochorros que atacó a Morena es vecina de la familia de la víctima y el padre
de la niña es trabajador de una cooperativa de reciclado llamada El Amanecer de
los Cartoneros, que pertenece al MTE.
En La Plata, para
evitar errores no forzados, resolvieron romper el silencio recién cuando la fiscalía
a cargo del caso confirmó que los detenidos eran los autores del crimen y una
vez que finalizó la autopsia de la niña. El primero en salir en los medios fue
Berni. Anunció que el caso estaba “cerrado” y manifestó: “Lamentablemente le
digo que esto en la Argentina se resuelve fácil, pero tiene que haber una
voluntad de todos los actores del Estado”. Enseguida habló Kicillof y dijo otra
cosa. “Expone crudamente un conjunto de problemáticas de lenta y difícil
solución. Yo nunca voy a hablar de estos temas con consignas facilistas”, dijo.
En el entorno del gobernador aseguran que Kicillof no buscó reparar los dichos
de Berni. “La expresión de Sergio no fue la más adecuada, pero estuvo preso del
momento, no fue eso lo que quiso decir”, justificaron. El gobernador se sigue
respaldando en su ministro, pese a que la inseguridad es un tema muy caro en
términos políticos.
Mientras tomaba
decisiones rápidas, Kicillof estuvo en contacto con Cristina Kirchner, que
quiso interiorizarse del suceso que impactó en el corazón del conurbano y que
bajó la persiana de la campaña provincial 48 horas antes de la veda. La
vicepresidenta estuvo en contacto, aunque no le puso el cuerpo a la campaña
bonaerense. En toda la etapa proselitista, no bajó al conurbano ni se sacó una
foto con el gobernador, que es quien intenta retener el distrito más importante
del país.
En La Plata
aseguran que lo crucial fue que ella, al principio de la campaña, le explicara
al votante K la elección de Sergio Massa como candidato. Y dicen que fue significativa
su intervención cuando contuvo al intendente de La Matanza, Fernando Espinoza.
El búnker
nacional
Mientras Kicillof
actuaba en La Plata, en el equipo de campaña nacional digerían el impacto
político y social del hecho de Lanús. Monitoreaban los noticieros y la reacción
de la oposición. Los estrategas de la campaña, junto con Massa y Eduardo “Wado”
de Pedro, entraron en una dinámica de conversaciones y evaluaciones para
recalcular la campaña.
Un dirigente
kirchnerista que suele circular por el búnker de la calle Bartolomé Mitre
recordó que la única foto que tenía Néstor Kirchner en su despacho, por fuera
de la política y la familia, era la de Axel Blumberg. “Primero la víctima,
después el resto”, sentenció.
En el peronismo
están convencidos de que el hecho de Lanús golpeó por igual en Unión por la
Patria que en el campamento de Bullrich. “Empate pírrico”, dijo ayer un asesor
de la campaña.
Todo dio un nuevo
vuelco cuando ayer por la tarde murió un manifestante durante una protesta en
las inmediaciones del Obelisco, tras ser reducido por la policía. Mientras las
imágenes circulaban en los medios, se anunció que Massa –que pasó la jornada de
ayer en el Ministerio de Economía– daría “un mensaje a la población”.
Un importante
funcionario y candidato soltó: “Si hubiera sido en La Matanza o en Lomas de
Zamora era un golpe directo al corazón del peronismo y teníamos una
movilización en la Plaza de Mayo. Pero fue en un distrito gobernado por
ellos”.ß |