Cuando el país se
encamina a votar en unas elecciones primarias que podrían ser determinantes
para los comicios de octubre, el clima social quedó atravesado por la conmoción
que provocan hechos dramáticos de inseguridad. Pocas horas después del crimen
de Morena Domínguez, la chica de 11 años que fue asesinada en Lanús, mataron en
Morón a Juan Carlos Cruz, un médico de 52 años, para robarle el auto. Ambos
hechos provocaron un fuerte impacto social en zonas especialmente castigadas
por el accionar delictivo. El caso de Morena ya había forzado un final anticipado
de las campañas y el oficialismo admitió que podría tener impacto electoral. A
ese estado de conmoción se sumaron ayer hechos de tensión que abonaron un clima
enrarecido en la antesala de la votación: una protesta de grupos de izquierda
en el Obelisco derivó en la muerte de un manifestante (exmiembro de las FARC)
en medio de una intervención policial. En Constitución, mientras tanto, hubo
serios incidentes a raíz de otra protesta que paralizó el servicio ferroviario
durante varias horas.
En apenas 48 horas,
y a días de las PASO, el clima político y social se sumió en una agitación
inesperada. A la tragedia y la conmoción por el indignante crimen de la niña
Morena Domínguez, ocurrido anteayer en Lanús, se sumó este jueves el asesinato
de un médico de 52 años, en Morón, al que tres delincuentes balearon en la
cabeza para robarle su automóvil frente a la casa de su madre (página 28).
También murió un manifestante de izquierda frente al Obelisco, quien se
descompensó luego de ser arrestado por la Policía de la Ciudad en medio de un
piquete (página 16). Un corte en las vías del tren Roca, seguido por una
violenta protesta de los usuarios en la estación Constitución, completó ese
combo violento (página 25).
Si las principales
fuerzas políticas habían decidido anteayer suspender sus cierres de campaña, la
cautela extrema se apoderó ayer durante horas de los comandos electorales de
Sergio Massa, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta.
La conducción de la
campaña nacional de Unión por la Patria analizaba posibles efectos electorales
de la muerte violenta de Lanús (municipio que gobierna Néstor Grindetti,
candidato a gobernador de Bullrich), cuando se sumaron los hechos en Morón (al
mando del oficialista Lucas Ghi). Más allá de advertir sobre lo provisorio del análisis
a tan pocas horas de producidos los hechos, la sensación predominante era la
necesidad de mostrar mesura y “empatía” con las víctimas, en un tema sensible
que, reconocen en el Gobierno, “impacta” a la opinión pública. Sergio Massa
preparó durante la tarde un video que apuntaba a dejar su mensaje sobre la
muerte de Morena Domínguez, que debió adaptar con las nuevas muertes de la
jornada. “Tenemos que poner blanco sobre negro: la política de seguridad no
puede estar sujeta al debate político electoral”, afirmó, para recordar el
crimen del joven Santiago Urbani, en 2009, cuando era intendente de Tigre. A
partir de ese punto, enumeró los cambios de seguridad que impulsó en su
distrito.
“Pudimos bajar el
90% el delito. Estoy convencido de que lo podemos hacer en la Argentina”,
agregó, ya en un mensaje netamente electoral, que derivó luego en sus promesas
educativas, productivas y laborales.
En los búnkeres de
Bullrich y Larreta también se impusieron la cautela y la inquietud. Nadie se
atrevía a ensayar una especulación sobre cómo podría repercutir en la opinión
pública la irrupción de la problemática de la inseguridad en la antesala
electoral.
Pasadas las 21,
Larreta emitió un comunicado a través de sus redes sociales. Defendió el
accionar de la Policía de la Ciudad y dijo que Facundo Molares Schoenfeld, el
militante de izquierda, falleció por una “descompensación” y le manifestó sus
condolencias a los familiares de la víctima. Pero aclaró: “Quiero destacar y
respaldar completamente el accionar de la Policía de la Ciudad, que actuó con
profesionalismo conteniendo los hechos de violencia. En la ciudad, la violencia
es el límite. También destaco el accionar del SAME, que dio respuesta como es
habitual, cuidando siempre a los vecinos de la ciudad”, sostuvo.
Su mensaje inicial
también viró hacia lo electoral. “Los argentinos necesitan vivir en paz”,
subrayó, para completar: “Como vengo sosteniendo hace tiempo, tenemos que dejar
atrás la violencia, las agresiones y la confrontación”. El último párrafo de su
mensaje apuntó a buscar el voto este domingo: “Voy a liderar junto a millones
de argentinos ese proceso de una Argentina en paz, donde podamos vivir
tranquilos y sin miedo”.
Minutos antes,
Bullrich había salido a respaldar al jefe porteño. Acusó al kirchnerismo de
intentar “sembrar miedo y caos” en la previa de la elección y resaltó que la
Argentina requiere orden. “Yo compito con Larreta el domingo,
pero en esta
circunstancia y en este momento estoy al lado de él y del gobierno de la ciudad
para que no quieran involucrarla en una represión de la policía que no tiene
nada que ver”, enfatizó la precandidata. Y resaltó que el militante que murió
en el Obelisco era un exintegrante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC).
En el entorno de la
exministra repetían que no se puede especular políticamente con una situación
trágica como el brutal asesinato de Morena en Lanús, terruño gobernado por
Néstor Grindetti, postulante a la gobernación de Bullrich. Tampoco con el
fallecimiento de Juan Carlos Cruz, el jefe del servicio de emergencias del
Hospital Carrillo baleado en Morón, territorio kirchnerista. Bullrich optó por
apuntalar a Grindetti, con quien coordinó la estrategia ante la opinión
pública. Optaron por no cargar contra el gobernador Axel Kicillof y el ministro
de Seguridad, Sergio Berni, con quienes Grindetti se mantuvo en contacto
durante el operativo para detener a los delincuentes que asesinaron a la nena
de 11 años.
Mientras tanto, en
el oficialismo analizaban los posibles efectos electorales de los crímenes.
Destacaban dos: apatía (traducida en menor asistencia a la votación) y ganancia
de las posiciones identificadas con el candidato libertario Javier Milei. Los
crímenes, coincidieron las fuentes oficiales, contribuyen a generar un “clima”
favorable a los partidarios de medidas más rigurosas contra la inseguridad
ciudadana que también contribuiría con eventuales nuevos votantes para Patricia
Bullrich, una visión con la que coinciden incluso desde ese sector de la
coalición opositora.
“Habrá que ver...
Estos hechos generan indignación, bronca; no sé si conducen a la apatía.
Claramente tiene impacto porque se ha nacionalizado y, como es un hecho tan
conmocionante, se trata de una nenita de 11 años, llegó a los distintos hogares
de la Argentina. Son cosas que suceden, podrá o no tener impacto, lo veremos el
domingo”, dijo el jefe de Gabinete, Agustín Rossi, en declaraciones radiales.
Fuera de micrófono,
las opiniones se dividen. Mientras cerca de Massa estimaban que las muertes no
influirán en el sentido del voto, otros referentes creen que “ponen en agenda
un tema que la democracia no ha sabido resolver en cuarenta años”, por lo cual
la respuesta puede ir hacia el desencanto y el ausentismo o la derecha. “En
este momento es imposible predecir nada. Hay que esperar”, comentaron cerca del
Presidente, quien no se refirió aún al tema.ß |