Poe Hernán
Cappiello - La jueza de la Cámara de Casación Ana María Figueroa, que hoy
debería jubilarse, al cumplir 75 años, les comunicó a su pares que seguirá en
su puesto a la espera de que el kirchnerismo logre los votos necesarios en el
Senado para mantenerla en el cargo.
La jueza tiene en
sus manos la definición de causas claves para el futuro judicial de Cristina
Kirchner, como Hotesur y Los Sauces, donde se investigó el alquiler de hoteles
a beneficiarios de la obra pública, y la denuncia por el pacto con Irán.
Para justificar su
negativa a dejar el puesto, Figueroa apeló a un reglamento caduco del Consejo
de la Magistratura. Cuando comunicó su decisión, sus colegas de la Cámara
transmitieron su desacuerdo con la maniobra.
Cristina Kirchner
viene intentando extender el mandato de Figueroa, pero no logró los votos
necesarios en el Senado para tener mayoría.
La jueza de la
Cámara de Casación Ana María Figueroa, que hoy cumple 75 años, fecha límite
para seguir en la magistratura, les comunicó a su pares que seguirá en la cámara
como magistrada, con la expectativa de que el Senado le dé acuerdo, al menos
hasta fin de noviembre, aunque “por prudencia” les dijo que no firmará
sentencias ni decisiones administrativas, que pueden ser objeto de
impugnaciones.
Sus colegas
presentes tomaron nota, la escucharon, pero le dijeron que no comparten esa
interpretación de la ley que hace la jueza, ya que para ellos la Constitución
es clara y los jueces cesan en sus funciones al cumplir los 75 años.
La magistrada
espera que el Senado le dé un nuevo acuerdo que le permita seguir en el cargo
cinco años más. Pero el oficialismo viene fracasando en convocar a una sesión
para votar ese acuerdo porque no cuenta con los votos necesarios y porque la
oposición no está dispuesta a revalidar la continuidad de la jueza, cercana al
kirchnerismo.
Por eso, Figueroa
echó mano de una reglamentación ya caduca, que realizó en 2017 el Consejo de la
Magistratura para los casos de los jueces que llegan a los 75 años.
Ese reglamento,
firmado por el pleno del Consejo cuando lo presidía el abogado radical Miguel
Piedecasas, dice que los jueces, al cumplir los 75 años, si es que tienen
solicitado el respaldo del Senado, pueden seguir “provisoriamente” en sus
funciones. El pedido de acuerdo caduca vencido el año parlamentario.
El inciso de la
resolución 521 de 2017 del Conejo señala que deben apartarse los jueces que
cumplan 75 años, excepto aquellos que “posean pedido de acuerdo por parte del
Poder Ejecutivo Nacional para renovar su designación, en cuyo caso continuarán
provisoriamente en el cargo hasta tanto se dicte decreto en tal sentido o se
rechace el pedido de acuerdo, siempre que ello suceda antes de la fecha de
cierre de sesiones ordinarias del Honorable Senado de la Nación”. Es el inciso
con el cual ahora se ampara Figueroa para seguir en funciones.
Aplicado a
Figueroa, puede seguir siendo jueza “provisoriamente” hasta noviembre o hasta
que le den acuerdo. Y si no lo logra, entonces debe dejar su cargo.
La omisión
Sin embargo, hay un
dato que Figueroa omitió. Esta resolución 521 de 2017 fue modificada por otra,
la 511 de 2018, que señala que la anterior solo se aplica a los jueces que
estaban en ese momento en riesgo por haber llegado a la edad de 75 años y que
habían sido notificados, pero no para el resto de los magistrados. Para todos
los demás cabe la resolución del Ministerio de Justicia que los jubila a los 75
años, si es que no les dieron acuerdo para la fecha de cumpleaños, o si se los
negaron expresamente.
Cuando los jueces
compañeros de Figueroa en la reunión de superintendencia de ayer al mediodía
escucharon esta situación, le dijeron que no compartían la interpretación de la
norma, ya que consideraban que el cese como juez se daba al cumplir la edad,
como lo manda la Constitución.
A pesar de los
sanguchitos de miga que animaron la reunión, no hubo sonrisas, sino más bien
severidad en los modos en que le hicieron saber a la jueza que escuchaban su
decisión pero no la avalaban, ni mucho menos.
Claro que son colegas
y no pueden decidir sobre si la jueza cumple o no con la condiciones para
seguir en el tribunal. Además hubo otros magistrados de la Justicia Federal
que, alarmados ante la noticia de que la jueza seguía en funciones, pero sin
firmar nada, se preguntaron con incredulidad ante la consulta de cómo era
posible que Figueroa siguiera cobrando el sueldo si decidió apartarse del
ejercicio de las tareas que competen a su función.
El caso es sensible
porque Figueroa tiene a la firma la sentencia del caso Hotesur y Los Sauces
contra Cristina Kirchner y del caso del memorándum con Irán.
Figueroa dijo a los
jueces que sus colegas de la Sala I del tribunal que dejará firmados los votos
de sus causas hasta ayer y que, de ahora en adelante, no firmará mas sentencias
ante el riesgo de que sean impugnadas.
Es de suponer que
la decisión de la magistrada puede demorar la firma de las sentencias de estos
casos sensibles.
En el caso Hotesur
y Los Sauces ya votaron los tres jueces de la Sala I: Figueroa y sus pares
Daniel Petrone y Diego Barroetaveña. Este último, presidente de la Sala I, aún
está retocando su voto, que ya está en condiciones de ver la luz. Se debe
decidir si se reabre el caso y se manda a juicio a Cristina Kirchner y a sus
hijos por lavado de dinero o si, por el contrario, siguen sobreseídos y el caso
queda cerrado. El caso está mas cerca de ser reabierto. Pero si Figueroa no
vota sentencias es probable que se demore.
Aunque, claro,
siempre está la posibilidad de acudir al artículo 30 del Código de Procedimientos,
que permite que dos jueces firmen un fallo si es que están de acuerdo.
Las expresiones de
Figueroa sobre su apartamiento de la presidencia y de la firma se hicieron en
la reunión de superintendencia de jueces de Casación, donde participaron los
presidentes de cada sala: Daniel Petrone, Guillermo Yacobucci, Mariano Borinsky
y Gustavo Hornos.
Como Figueroa es
presidenta de la Cámara de Casación, decidió por “prudencia” dar un paso al
costado, dado que tampoco firmará decisiones administrativas, ante la
eventualidad de que sean impugnadas. En este último rubro aparecen, por
ejemplo, subrogancias o compras. Por eso es que se decidió que asuma
interinamente el juez Borinsky como presidente de la Casación, según el
reglamento el cuerpo.
Esta decisión se
tomó considerando que se estaba ante una situación de “acefalía” de la
presidencia, por lo que era necesario que asumiera el vicepresidente de la
Cámara para la firma de las cuestiones relacionadas con la administración del
tribunal y las subrogancias.
La jueza entendió
que lo más prudente era que se apartara de la presidencia y de la firma de
sentencias desde mañana en adelante. El clima fue complicado ante “una
situación jurídica compleja”, según describieron en la Cámara.
Hubo sándwiches de
miga de pan negro y jamón crudo en la reunión de jueces, pero no hubo
celebración ni despedida de la magistrada, que quedó a la expectativa. ß |