Por Joaquín Morales
Solá - Cuando falten diez días para las PASO, Cristina Kirchner forzará al
Senado la semana próxima para que le renueve el acuerdo a la jueza de Casación
Ana María Figueroa y le dé acuerdo a 75 nuevos jueces y fiscales. La mayoría
son “esperpentos”, según el célebre calificativo de León Carlos Arslanian a
jueces propuestos en su momento por Carlos Menem, y de acuerdo con la
evaluación que ahora han hecho hasta jueces filokirchneristas de la lista en
danza entre senadores.
La intención de
sacar jueces del Congreso al mismo tiempo que se realizarán elecciones para
elegir un nuevo gobierno nacional es directamente obscena, un espectáculo de
explícita pornografía política. La oposición en el Senado, liderada por el
senador Alfredo Cornejo, está trabajando activamente para desactivar ese
proyecto político de la vicepresidenta, que es para ella mucho más actual y
genuino que la candidatura presidencial de Sergio Massa. Sin embargo, también
es cierto que el resto de la dirigencia opositora, obsesionada en la campaña
electoral y en mirarse el ombligo, es indiferente a lo que podría suceder en
los próximos días en la Cámara alta.
Ella presiona para
que ese cuerpo tome decisiones que podrían afectar o beneficiar a la propia
Cristina Kirchner. El conflicto de intereses no puede ser más evidente e
incuestionable. ¿Dónde está entonces el lawfare? ¿Quién lo aplica abiertamente?
¿O es que acaso existen transgresiones institucionales que solo Cristina
Kirchner las puede cometer porque ella lo hace en nombre de un progresismo
imaginario para cualquier mirada objetiva?
El caso de la jueza
Figueroa es el más iridiscente, pero no por eso tiene más importancia que el
acuerdo para los 75 jueces y fiscales. Figueroa cumplirá 75 años el 9 de agosto
próximo, que es la edad que establece la Constitución para que los jueces se
jubilen. La Constitución también señala que el Poder Ejecutivo podrá pedir un
nuevo acuerdo por cinco años más, por una sola vez, para los jueces que hayan
cumplido esa edad. Es el caso de Figueroa, que está a la espera de la decisión
del Senado. La magistrada tiene simpatías por el kirchnerismo, a tal punto que
llegó a afirmar que Cristina Kirchner sufre “hostigamiento” por parte del Poder
Judicial que ella misma integra. No sucedió lo mismo con el exjuez de Casación
Eduardo Riggi, quien en febrero último cumplió 75 años y debió jubilarse en el
acto. Riggi tenía fama de independiente; el Gobierno le negó un nuevo acuerdo
por cinco años más. Figueroa integra la misma sala de Casación, que es la
instancia más importante del fuero penal, de la que también forman parte los
jueces Diego Barroetaveña y Daniel Petrone.
Esa sala tiene
significativas causas por presuntos hechos de corrupción de Cristina Kirchner.
Una de ellas es la que investiga el lavado de dinero en Hotesur y Los Sauces,
empresas de la familia Kirchner. Ahí está el conflicto de intereses. Un tribunal
oral la sobreseyó a la vicepresidenta sin que se haya realizado el juicio oral
y público; esa bochornosa decisión significó que por primera vez alguien fue
sobreseído en la Justicia sin juicio previo. La sala de Barroetaveña, Petrone y
Figueroa debe decidir si revoca o confirma la resolución del tribunal oral. “Lo
que importa ahora es la situación de Figueroa; lo demás tiene su destino
escrito”, dijo, elíptico, un funcionario de Casación. Deslizó, tal vez, que
Barroetaveña y Petrone se pronunciarán por revocar aquella decisión del
tribunal oral. ¿Dos votos “no positivos”, para usar el eufemismo de Julio
Cobos? Es decir, ordenarían que se haga el juicio oral y público para
establevotos cer si hubo -o no- delito de lavado de dinero por parte de la familia
Kirchner en sus hoteles y edificios y en complicidad con los empresarios Lázaro
Báez –cuándo no– y Cristóbal López. De todos modos, es imposible pronosticar
las decisiones de los jueces porque estos nunca le adelantan sus resoluciones a
nadie. La historia señala que la mayoría de las decisiones de esa sala, sobre
todo cuando afectaron a Cristina Kirchner, se tomó por una mayoría de dos a
uno, con Figueroa como un voto solitario. Esto significa que, por ahora, la
presencia de Figueroa en esa sala no es decisiva, aunque nunca se sabe cómo
puede evolucionar la situación de los jueces o de los tribunales.
Según la nueva
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, los jueces que cumplen 75 años
deben tener, el día de su cumpleaños, terminado todo el proceso de renovación
del cargo para poder continuar en sus funciones. Esto es: deben contar con el
acuerdo del Senado y con el decreto del Presidente que confirma al magistrado
en su lugar por cinco años más. Tales antecedentes señalan como crucial la
semana que va del lunes 31 de julio al martes 8 de agosto (la próxima semana y
parte de la siguiente) porque Figueroa cumplirá 75 años el miércoles 9 de
agosto.
Según varias
fuentes senatoriales, el oficialismo no tiene todavía los 37 senadores que
necesita para habilitar el quorum y sesionar. Cristina Kirchner quiere que esa
cámara se reúna ahora para aprobar a sus jueces después de cuatro meses sin
sesiones ni trabajos conocidos. Patético y arbitrario, también. Sea como fuere,
la última sesión para darle acuerdo a Figueroa y a los otros jueces naufragó
porque desertaron los senadores Guillermo Snopek, miembro de una conocida saga
familiar del peronismo jujeño, y Edgardo Kuider, también peronista, pero este
de Entre Ríos. Snopek se enojó porque no le permitían ir con la lista de Unión
por la Patria en Jujuy. Kuider estaba molesto por la indiferencia del
oficialismo ante un proyecto suyo para establecer tarifas energéticas
diferenciadas en las zonas cálidas del país. La última decisión del
kirchnerismo nacional le permitió a Snopek participar en una de las dos listas
de Unión por la Patria (él quería que hubiera una sola) y como candidato a
diputado nacional cuando él aspiraba a renovar como senador. Pero aun si lo
hubieran convencido a Snopek, al oficialismo le falta todavía seducir a Kuider
y al peronista correntino Carlos “Camau” Espínola para tener
quorum en la sesión
que convocará en la próxima semana. La oposición asegura que se está más cerca
de un nuevo fracaso del kirchnerismo para su ambición de prorrogar el acuerdo
de la jueza Figueroa y de darle el necesario acuerdo a nuevos jueces y
fiscales.
Eso 75 jueces
salieron de ternas que aprobó el Consejo de la Magistratura. Cumplieron con los
requisitos necesarios. El problema consiste en que en cada terna se colocó a un
kirchnerista (que es la discutible manera de conseguir la mayoría especial que
requiere el Consejo de la Magistratura para designar jueces) y que el Gobierno
eligió en todos los casos al kirchnerista de la terna. Funcionarios del Consejo
señalan que la única alternativa seria que queda es que el próximo gobierno
retire del Senado esa lista de jueces y confeccione una nueva. Eso sería
posible, desde ya, si el Senado no logra el quorum y la mayoría necesaria para
aprobar la actual en los próximos días.
Un conflicto mayor
sucedería si el Senado aprobara la lista de nuevos jueces y fiscales que está
ahora en el Senado porque ese número, significativo desde ya para la relación
de fuerzas dentro del Poder Judicial, podría cambiar la conducción de la Asociación
de Magistrados, que tendrá elecciones internas en noviembre próximo. La
Asociación de Magistrados es la que elige a los representantes de los jueces en
el Consejo de la Magistratura. En las últimas elecciones de la Asociación de
Magistrados, la lista Bordó, que es en la que militan los jueces
independientes, ganó por escaso margen a la lista Celeste, que es la más
próxima al kirchnerismo. La diferencia de fue tan estrecha que resultó menor
que el número de 75 nuevos jueces. “La lista Bordó perderá su histórico control
de la Asociación de Magistrados si esos 75 jueces y fiscales fueran nombrados”,
aseguró un juez que participó siempre de la conducción de la lista Bordó y de
la Asociación de Magistrados.
Un sector de Juntos
por el Cambio sostiene que, como la propuesta de esos 75 jueces pasó por el
filtro del Consejo de la Magistratura, la oposición debería negociar con el
peronismo los nombres, uno por uno, después de que sea descartado (si es que lo
es) el acuerdo de la jueza Figueroa. Otro sector de la coalición opositora
asegura que no puede haber negociación posible con el kirchnerismo sobre una
lista que seleccionó a los peores de cada terna. “De ninguna manera se puede
negociar nada con el kirchnerismo en materia de jueces y de Justicia. Habrá que
retirar la lista cuando haya otro gobierno y enviar una nueva al Senado”,
adelantó un importante referente de Juntos por el Cambio que no milita en
ninguna de las dos precandidaturas presidenciales, ni en la de Patricia
Bullrich ni en la Horacio Rodríguez Larreta.
En síntesis, una
cosa son las apariencias (como es la aprobación de esas designaciones por el
Consejo de la Magistratura), pero otra cosa es cómo manipularon en el Gobierno
tales aprobaciones. Todo eso se decidirá en días inminentes. Cristina Kirchner
está dispuesta a perder el gobierno, por lo que se sabe, pero nunca una
influencia determinante entre jueces y fiscales.
En ese contexto de
avasallamiento institucional, apareció el gobernador de La Rioja, el infaltable
Ricardo Quintela, anunciando que en la reforma de la Constitución de su
provincia se discutirá la “libertad de expresión y la gobernanza”. Quintela
había propuesto el año pasado un “bloqueo” provincial de los medios
periodísticos nacionales porque “dan información podrida”. En abril del año en
curso, llamó “vagos de mierda” a docentes que hacían una huelga para pedir un
aumento de salarios. No obstante, en mayo último ganó la reelección con más del
50 por ciento de los votos. Ahora, Quintela propuso en un discurso ante la
Convención Constituyente de su provincia, donde tiene amplia mayoría, que la
nueva Constitución legisle sobre la libertad de expresión y, según se desprende
de sus palabras menos directas, les entregue a los gobiernos la facultad de
vigilar y castigar a la prensa. Llegó a insinuar que el control de la prensa
por parte del oficialismo es un requisito de la defensa de los derechos
humanos. Una perversión de la lógica.
Quintela, quien
pertenece al peronismo más cerril, se lleva muy bien con Alberto Fernández y
sus diatribas contra la prensa son seguramente homologadas por Cristina
Kirchner. El gobernador riojano quiere llevar a la letra de la Constitución lo
que otros gobernadores –Gildo Insfrán, por ejemplo– hacen en la realidad de los
hechos desde hace mucho tiempo. Nunca entendieron que la libertad de expresión
es la primera libertad porque sin ella no serían posibles las otras libertades.
El kirchnerismo ha puesto en discusión, con las palabras agrias y chabacanas de
Quintela, los cimientos mismo de la democracia y el Estado de Derecho.ß
Desconcierto en los
free shops por la aplicación del impuesto PAIS a los bienes importados
Por María Julieta
Rumi - Por definición, los duty-free shops son comercios al por menor que no
aplican impuestos ni tasas locales o nacionales. Por esta razón, se trata de
uno de los últimos reductos del país en los que se pueden comprar cosas al
dólar oficial y no a las cotizaciones más elevadas por superposiciones de
impuestos (dólar tarjeta o Qatar). Sin embargo, esa realidad se vio
momentáneamente alterada después de las medidas que se anunciaron el domingo
último.
Es que, como no se
sabe si algunos de los productos quedan o no alcanzados por el impuesto PAIS
del 7,5% sobre bienes, en principio se remarcaron precios, aunque ahora habrían
dejado todo sin efecto a la espera de mayores definiciones, según pudo saber la
nacion.
El martes por la
madrugada, el tributarista Sebastián Domínguez se encontraba en el aeropuerto
de Ezeiza. Mientras esperaba un vuelo, quiso comprar un cable USB de la marca
Apple y se encontró con que, si bien la caja del producto decía que el valor
era de US$30 al oficial, a la hora de pagar valía US$33 (10% más). Frente a
esto, consultó a los empleados del free shop. Le dijeron que estaban remarcando
todo por el nuevo impuesto del Gobierno.
“Los empleados
decían ‘nos pusieron un impuesto a nosotros del 7,5%, por eso estamos
remarcando todo’. Es decir, no sabían cómo era el detalle del impuesto, creían
que era un impuesto de ellos, no tienen conocimiento tributario, pero sí
estaban cambiando todo e incluso cuando agarrabas algo te decían ‘pero mirá que
cuando vayas a pagar va a tener otro precio’. Al final, me terminaron haciendo
un descuento para que esté al mismo precio de cómo figuraba en la caja. Pero,
en Ezeiza, hay varios free shops y en otro me dijeron que me tenían que cobrar
lo que decía el sistema, sin importar si el producto tenía otro precio”, contó el
especialista.
En tanto,
consultado acerca de si todas las remarcaciones eran del 10%, dijo que no sabía
si este era el caso en todos los productos. “El impuesto es del 7,5% sobre el
costo. Es decir, no necesitarían ajustar el precio de venta por el 7,5%, y
encima lo hacen por el 10%. Esto es lo que va a suceder con muchas empresas.
Van a redondear el ajuste generando más inflación todavía y además el impuesto
no garantiza que puedas pagar al exterior, porque quizás querés girar y no
tenés la SIRA aprobada. En el medio, te pueden aumentar el gravamen y ponerle
la percepción del 45% y del 25%”, completó el tributarista.
intentó contactarse
con responsables de los duty free shop en el aeropuerto de Ezeiza, pero no
obtuvo respuesta alguna. Mientras tanto, la tienda online en la Argentina está
fuera de funcionamiento. Si se entra se puede leer el siguiente mensaje:
“Estimado cliente, el sitio web se encuentra en mantenimiento. Lamentamos las
molestias. Volveremos pronto”.
En tanto, una
fuente que hace de nexo entre las marcas y los duty free dijo que durante el
martes frenaron todas las remarcaciones y que, por ahora, no se van a modificar
los valores porque no saben si los productos están alcanzados o no por las
nuevas medidas del Gobierno.
El domingo pasado,
el Gobierno nacional anunció una batería de medidas que incluyeron la
generalización del impuesto PAIS del 7,5% para bienes, excepto medicamentos y
materiales para combatir el fuego, que están exentos; bienes suntuarios, que ya
pagan el 30%; combustibles, lubricantes y bienes vinculados a la generación de
energía, así como insumos y bienes intermedios vinculados a la canasta básica
alimentaria, que también estarían exentos. ß
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