Por Rafael Mathus
Ruiz - Mientras el Banco Central no deja de perder reservas –ayer cedió US$170
millones y su tenencia bruta neta ya es negativa en más de US$7000 millones–,
el Fondo Monetario Internacional (FMI) reiteró una vez más que la Argentina
debería tener un tipo de cambio oficial más alto, de entre 15% y 20% real.
Lo hizo en un informe
global, correspondiente a 2022 y que se publicaanualmente, cuya di fusión
coincidió con la presencia en Washington de una misión argentina que espera
cerrar la demorada quinta revisión del programa con el FMI.
El organismo
insistió allí en que la Argentina debe eliminar el cepo de manera gradual,
llevar las múltiples cotizaciones del dólar a un “régimen cambiario
simplificado”, restringir las intervenciones sobre el dólar en el mercado y
mantener una política monetaria “estricta” y un ajuste fiscal “amistoso” con el
crecimiento para fortalecer la economía.
WASHINGTON.– El
Fondo Monetario Internacional (FMI) insistió en que la Argentina debe eliminar
el cepo de manera gradual, llevar las múltiples cotizaciones del dólar a un
“régimen cambiario simplificado”, restringir las intervenciones sobre el dólar
en el mercado, y mantener una política monetaria “estricta” y un ajuste fiscal
amistoso con el crecimiento para fortalecer la economía.
Así lo afirmó en el
Informe del Sector Externo, o “External Sector Report”, difundido ayer en
Washington, un trabajo que se publica todos los años desde 2012 y que forma
parte del menú de estudios que realiza el organismo en su papel de oráculo de
la economía mundial. El Fondo ha pedido eliminar el cepo en reiteradas oportunidades,
y también ha criticado los regímenes de tipos cambio múltiples, como el dólar
soja, el dólar Qatar y el dólar Coldplay.
El informe del
Fondo ofreció una pauta acerca de la mirada del staff sobre la economía
argentina en medio de la campaña y de una áspera negociación para concluir una
nueva revisión del programa vigente con un acuerdo que permita conducir la
economía hasta las elecciones presidenciales de octubre sin mayores sobresaltos
y con un piso de previsibilidad y estabilidad.
Aunque el FMI mencionó
además por primera vez en su informe la necesidad de ir a un “régimen cambiario
simplificado”, el staff ya había planteado, a principios de abril, cuando se
aprobó la última revisión del programa vigente, que hacía falta “racionalizar
el régimen cambiario” para hacer frente a los nuevos desafíos que había
impuesto la sequía y la necesidad de implementar un “paquete de políticas más
sólido”. Fuentes del Ministerio de Economía habían dicho que la simplificación
del régimen cambiario formaría parte de la revisión actual del programa. La
discusión de ese paquete ya ha consumido tres meses de reuniones virtuales y
esta semana un equipo enviado por el ministro de Economía y ahora candidato
presidencial del oficialismo, Sergio Massa, llegó a Washington para negociar y
acordar con el staff la puntada final.
El informe, que
evaluó la economía argentina de 2022, dijo que el cepo y la multiplicidad de
tipos de cambio “generalmente han ayudado a contener las salidas de capital,
pero han introducido distorsiones que desalientan el comercio y la inversión
extranjera”, y que esas medidas “no sustituyen a políticas macroeconómicas
sólidas”, algo que el staff también ha remarcado en sus informes sobre el país.
El análisis técnico
del staff también concluyó que, según el saldo de la cuenta corriente que tuvo
la Argentina en 2022 y el que debería tener como objetivo del país para bajar
la deuda externa y comenzar a recuperar el acceso a los mercados, el tipo de
cambio real promedio debió haber sido, en general, entre un 15 y un 20% mayor.
Pese a la sequía,
el Fondo estimó que la Argentina terminará este año con un saldo positivo en su
cuenta corriente –la diferencia entre las exportaciones y las importaciones de
bienes y servicios–, principalmente por la caída de las compras al exterior
debido a las restricciones oficiales y a una menor actividad económica, y una
mejora de los términos de intercambio. A mediano plazo, el Fondo espera que el
saldo positivo de la cuenta corriente llegue al 1% del producto gracias al giro
del balance energético y de servicios.
“La consolidación
fiscal amistosa con el crecimiento, combinada con una política monetaria
estricta y un régimen cambiario simplificado, sigue siendo esencial para
moderar el crecimiento de la demanda interna, fortalecer la balanza comercial,
reconstruir las reservas internacionales, recuperar el acceso al mercado y
garantizar la sostenibilidad fiscal y de la deuda externa”, indicó el Fondo al
mencionar las posibles respuestas de política económica a la crisis.
“Además, se
requieren reformas estructurales para impulsar la capacidad exportadora de la
Argentina y fomentar la inversión extranjera directa. A medida que se
restablecen la estabilidad y la confianza, será necesario considerar una
flexibilización gradual basada en condiciones de las medidas de control de
capitales y se deben eliminar las prácticas de monedas múltiples y las
restricciones cambiarias”, indicó el organismo.
La visión del Fondo
coincide con la mirada de las fuerzas políticas de la Argentina sobre la
estrategia gradualista para eliminar el cepo ante la pérdida de reservas del
BCRA.ß
|