Por Germán de los
Santos - ROSARIO.– La confianza era tan amplia que cuando apenas se había
cargado el 2% de los votos estallaron los festejos en el Hotel Ariston, donde
el opositor Maximiliano Pullaro celebró un aplastante triunfo en las primarias
de Santa Fe.
Después de una
campaña dura, el exministro de Seguridad de la provincia, que tuvo el respaldo
de Horacio Rodríguez Larreta, venció por un margen mayor de lo esperado a su
rival Carolina Losada, que era respaldada por Patricia Bullrich.
Más allá de la
batalla interna, el resultado aportaba una gran sorpresa: Pullaro se transformó
en el candidato más votado, el lugar al que aspiraba el peronista Marcelo
Lewandowski para seguir en carrera. La suma de votos de la coalición opositora
Unidos para Cambiar triplicaba anoche al peronismo de Avancemos Juntos. El
efecto inmediato fue un áspero debate interno en el peronismo, con duras
recriminaciones contra Marcos Cleri, el postulante interno que se identificaba
con Cristina Kirchner y que tuvo una pésima elección.
“Lo que viene ahora
es la unidad”, aseveró Larreta, quien fue presentado en el escenario como “el
próximo presidente de la Argentina”.
No hubo una merma
importante en el porcentaje de asistencia a los comicios, como se temía en la
previa. Sufragó un 64 por ciento, casi igual que en las PASO de 2021. Tampoco
se produjeron episodios violentos, un miedo que sobrevolaba por los
antecedentes de hace dos años y por el clima tenso que reina actualmente, con
156 homicidios en lo que va de este año.
Uno de los ejes más
importantes de la campaña fue el narcotráfico. En especial sobre las
consecuencias que provoca en Rosario desde hace diez años. Pullaro no aportó
precisiones sobre cómo enfrentará ese flagelo, que ya debió enfrentar cuando
fue ministro de Seguridad.
El fracaso del
gobernador Omar Perotti en materia de seguridad dejó a Pullaro como alguien que
durante la gestión de Miguel Lifschitz aunque sea había logrado un “empate”.
Losada decidió en la campaña enfrentar a su rival con fuertes cuestionamientos.
Reavivó las condenas por narcotráfico contra policías que fueron cercanos, como
Alejandro Druetta. Pero Pullaro decidió no responder. Su estrategia fue más
allá del rival interno, y funcionó para sus intereses. Losada denunció una
campaña subterránea, pero se mantuvo frontal contra el exministro de Seguridad
y hasta llegó a anticipar que no lo iba a convocar después de los comicios.
Ayer revisó su postura. “Yo soy una persona de la democracia, en las buenas y
en las malas. Ganó Juntos por el Cambio, con el 70 por ciento de los votos. Es
un resultado para que celebremos todos. Felicité a Pullaro y a partir del lunes
vamos a estar empujando para que gane”, planteó Losada, cerca de las 21.
Media hora antes,
con escasos cómputos oficiales cargados en el sistema oficial, Federico
Angelini, compañero de fórmula de Losada, llamó a sus rivales internos para
felicitarlos por la victoria.
El exministro de
Seguridad logró cautivar a la estructura tradicional de la UCR con su
candidatura. Se mostró poco con Larreta, que respaldó su candidatura. Un gesto
en este plano fue que en su búnker el primero que salió a hablar con optimismo
fue el presidente de la UCR a nivel provincial, Felipe Michlig. “Mi departamento
(Castellanos) tiene 32 localidades y Pullaro visitó 29”, apuntó. Ese fue el
espíritu de la campaña del exministro. Caminar toda la provincia, con una
ventaja frente a la decisión que tomó a último momento Losada, desde el año
pasado.
Cerca de las 21.20,
Pullaro salió a anunciar su victoria, con cierta cautela, sin euforia y junto
al radical Martín Lousteau, quien también se sumó a los festejos, como el
gobernador de Jujuy, Gerardo Morales.
El triunfo
arrollador de Pullaro fue lapidario no solo para Losada, sino también para el
peronismo.
En el búnker del
PJ, en el Hotel Ross Tower, las recriminaciones iban dirigidas a Perotti, que
escamoteó su respaldo a Lewandowski hasta la última hora del cierre de listas.
Perotti no se movió de Rafaela. Había logrado ser el candidato más votado como
candidato a diputado. Su pretensión es ser presidente de la Legislatura
santafesina, un camino que siguieron los últimos tres gobernadores, porque en
Santa Fe no hay reelección, y el manejo de esa caja millonaria garantiza
mantener las estructuras políticas.
En el entorno de
Lewandowski estaban con mucha bronca por los escasos fondos que el candidato
peronista tuvo disponibles para la campaña. Pero además había otro
destinatario: Marcos Cleri, candidato de La Cámpora, que con un intenso ensayo
le restó votos a Lewandwoski.
“Tenemos que pensar
en una campaña distinta. Empieza otra elección desde mañana. Vamos a ir
contando cada una de las propuestas”, ensayó el senador nacional después de las
21.30, después de que Pullaro había advertido su victoria. “Estamos satisfechos
con lo que teníamos que hacer. Hemos logrado una amplia diferencia y vamos a
representar el 10 de setiembre a este frente”, agregó.
Lewandwoski no pudo
desplegar el discurso que tenía preparado y que iba a ser el broche de la
noche. Ser el candidato más votado. La mala performance de Lewandowski pone en
una delicada situación al peronismo en Santa Fe.
Un síntoma de ese
escenario es la decisión que tomó el gobernador de viajar a la India tres días
después de la elección. “Se va y no da la cara”, sentenciaban desde el búnker
de Lewandwoski.
“Hay que mejorar en
seguridad, porque no podemos seguir sufriendo este flagelo. Hace 15 años que
tenemos barrios abandonados y a la deriva. Hay que hacer algo y lo vamos a
plantear a partir del lunes. Vivo en un barrio desde siempre y allí cerraron la
comisaría”.
“El 10 de setiembre
vamos a enfrentar al responsable de haber cerrado muchas comisarías”, afirmó el
candidato del PJ, que después de su mala performance no perdió tiempo en
arrancar con la campaña de cara a las generales.
En Rosario la lucha
por la intendencia no dio sorpresas. El jefe comunal, Pablo Javkin, se
encaminaba a ser el candidato más votado, tras vencer a su competidor en la
interna, otro periodista deportivo, Miguel Tessandori (ver página 10). En el
peronismo el duelo entre el exministro de Trabajo Roberto Sukerman y el líder
de Ciudad Futura Juan Monteverde era parejo. |