Por Maia
Jastreblansky - El candidato oficialista Sergio Massa se embanderó ayer en el
discurso del miedo contra la oposición, a la que acusó de buscar “ajuste con
represión”, y se alineó con el kirchnerismo duro para retener sus votos. Para
llegar en forma competitiva a las PASO, Massa necesita contener el apoyo del
kirchnerismo y, en forma paralela, que Javier Milei divida el voto opositor. El
primer paso lo había dado el domingo, cuando se mostró con Cristina Kirchner en
la inauguración de un tramo del Gasoducto Néstor Kirchner.
El discurso del
miedo, a su vez, había sido inaugurado por Axel Kicillof el sábado, cuando
señaló que la oposición podría “reprimir” o “asesinar” para garantizar un
ajuste económico. El candidato a presidente del oficialismo lo retomó ayer con
acusaciones similares contra Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta.
“¿Por qué no trata de resolver la inflación?”, le respondió Bullrich desde
Juntos por el Cambio.
“Como decía Perón,
la elección es un acto cuantitativo y hay que juntar los votos. Todo lo que nos
distraiga es un problema. Más adelante habrá tiempo para debates y
reflexiones”. Andrés Larroque, uno de los comunicadores más llanos de la
doctrina kirchnerista, fue claro días atrás, cuando rompió el silencio que
mantuvo durante las definiciones electorales. El Cuervo, primer militante de la
candidatura de Cristina Kirchner, reconoció que lo único que importa ahora es
evitar el triunfo de la oposición –“Es peronismo o liberalismo”, dijo– y que,
por lo tanto, no hay tiempo para lamentar la ausencia de un postulante K en la
fórmula.
El traumático
cierre de listas en el oficialismo logró que emergiera una fórmula de unidad en
el último minuto, con Sergio Massa al frente. Pero eso no vino acompañado de un
acuerdo programático a futuro. Lo que siguió al cierre de listas fue una gran
sobreactuación de la unidad (“la semana de la dulzura”, bromeó un
kirchnerista), sin que se esbozara una plataforma electoral, pese a que la
vicepresidenta machacó varias veces sobre la necesidad de un “programa” para
garantizar políticas más allá de los nombres.
La experiencia no
es buena: la propia vicepresidenta recordó que los problemas con Alberto
Fernández comenzaron incluso antes de que terminara la campaña de 2019.
Cerca de Cristina
Kirchner aseguran que habrá un acuerdo programático en las próximas semanas o
meses. “Seguramente en el transcurso de la campaña va a haber un programa, es
una campaña muy larga”, advirtió un colaborador cercano a la vicepresidenta.
“Hay tiempo para plasmar un compromiso con la sociedad hacia adelante. Por
ahora está clara la diferencia de modelos entre nosotros y Pro”, agregó.
El armado de la
estrategia electoral fue tan vertiginoso que en Unión por la Patria recién
ahora están montando un búnker de campaña en un imponente edificio vidriado en
Bartolomé Mitre al 300, a pocos metros de la Casa Rosada. El pasado viernes
todavía circulaba por allí un camión con mobiliario y estructuras. Se estima
que ese espacio permitirá montar un estudio de grabación y desplegar equipos de
redes sociales.
También podrían
desembarcar
allí los equipos
técnicos de las distintas facciones de Unión por la Patria, que son las que,
eventualmente, tendrán que abocarse a trabajar una propuesta de fondo.
Hasta acá, no
obstante, Unión por la Patria avanzó con el envión de los gestos forzados de
Massa para suturar las heridas que dejaron las listas. El ministro logró subir
a todos a su campaña, con el consultor estrella del oficialismo, el catalán
Antoni Gutiérrez-Rubí, como un factor aglutinante, por la aceptación que tiene
en Cristina y Alberto Fernández. “El catalanismo está siendo importante para
fomentar la unidad”, reconoció a un referente la nacion del Frente Renovador.
Para recordar que
existen diferencias de fondo entre el kirchnerismo y el massismo está la boleta
de Juan Grabois. El líder del MTE apuntará en su campaña a dar el debate de la
orientación política y programática de UP. Se comprometió a no lanzar munición
gruesa contra Massa, pero buscará demostrar que su postulación está avalada por
Cristina y que votarlo a él será útil para condicionar al ministro de Economía.
En el Frente
Renovador creen que ya se ensayó un camino común en el año que lleva Massa al
frente del Palacio de Hacienda, y que hay un acuerdo en la práctica, pese a que
nunca se puso por escrito. “Ya coincidimos todos en que al FMI hay que pagarle
y que lo importante es el cómo: tiene que ser con crecimiento y recalibrando el
programa. Las tratativas de Massa con el FMI hoy están dentro de los parámetros
aceptados por los actores de Unión por la Patria”, dijo uno de los cuadros
técnicos más cercanos a Massa. Y agregó:
“Coincidimos en el
cambio de la matriz productiva con foco en la energía, el campo y la economía
del conocimiento. Y la relación con China mostró que, si bien Massa tiene una
relación directa con el mundo occidental, también hay una apertura”.
Hasta ahora hubo
una primera experiencia de trabajo conjunto entre los think tanks del
kirchnerismo y del massismo en la Escuela Justicialista Néstor Kirchner (EJNK),
que la vicepresidenta presentó en abril. Allí confluyen la Escuela de Gobierno
Proyectar, del Frente Renovador, y el Instituto Patria, entre otros sectores.
Eduardo de Pedro –que armó un dispositivo de campaña antes de lanzarse– había
anotado a la Fundación Gobernar, con cuadros técnicos, para darle sustento a su
proyecto. Según pudo saber la nacion, esa estructura estará a disposición de la
oferta electoral definitiva de UP.
Más allá de los
esfuerzos por converger en campaña, nadie tiene en claro cómo transmutaría el
acuerdo electoral entre el kirchnerismo y Massa en un eventual acuerdo de
gobierno. “Esta vez es el fin de la inocencia para nosotros, no vamos a poder
decir que Massa nos cagó. Pero con todo lo tramposo que puede ser Sergio, se
parece más a nosotros que el resto y ahora hay que ganar”, lanzó un colaborador
del kirchnerismo.
Si bien la fórmula
de unidad levantó el ánimo del peronismo y aumentó las chances electorales, en
UP todos saben –por los sondeos que leen– que el partido es muy difícil. Si
Massa queda en el camino, el kirchnerismo ya elaboró su plan B en la confección
de las nóminas legislativas. El programa, entonces, será el de la resistencia. |