La sequía y los bajos precios
internacionales son los principales motivos del alto índice de participación del Estado en
la renta agrícola. En comparación con el mismo mes del año
pasado, el índice que mide la Fundación Agropecuaria
para el Desarrollo de Argentina (FADA) subió 13 puntos, debido a la
estructura tributaria que no reduce el peso de los
impuestos frente a problemas como los que plantean las condiciones climáticas
severas.
El atraso cambiario también afecta la situación, sostiene
el informe, ya que el tipo de cambio se quedó en la carrera contra la
inflación, lo que incrementa los costos de producción al
ser medidos en dólares. Asimismo, lo hace el cepo a las importaciones,
que encarece el precio interno de los productos importados; lo cual también
tiene un impacto negativo en la agricultura, especialmente en los
insumos y maquinarias necesarios para la producción.
El documento de
FADA destaca como los principales factores que contribuyen al problema de la
renta agrícola en Argentina: la sequía, los bajos
precios internacionales, la estructura tributaria, el atraso cambiario y el
cepo importador. Estos elementos afectan negativamente la rentabilidad y
la producción del sector, sostiene la fundación.
La participación
del Estado en la renta agrícola
El Estado se lleva
el 74,6% de la renta agrícola en Argentina, y para aquellos que alquilan el campo, los impuestos representan más
del 100% de la renta.
En ese sentido, el
índice de participación del Estado en la renta agrícola en Argentina escaló 13
puntos en un año. Esto se debe a la estructura tributaria del país, que, en lugar de reducir el peso de los impuestos frente a
condiciones adversas como las climáticas, los aumenta. El impuesto con
mayor participación es el derecho de exportación, el cual no reconoce las caídas en la rentabilidad causadas por
ejemplo por la sequía, lo que provoca un aumento en la participación
de los impuestos sobre la renta.
En Argentina, el
sistema de impuestos agrícolas muestra un esquema poco federal.
La mayoría de los impuestos, que representan el 75% del total, son impuestos
nacionales no coparticipables, como los derechos de exportación y el impuesto a los créditos y débitos bancarios, denuncia
el documento.
Solo el 18,5% de los impuestos son coparticipables y se reparten entre las
provincias, incluyendo el impuesto a las ganancias y los saldos técnicos
de IVA. Las provincias también recaudan impuestos propios, como el impuesto
inmobiliario rural, el impuesto a los sellos y el impuesto a los ingresos
brutos. Estos impuestos provinciales representan el 5,6% del total. Por último,
los impuestos municipales, que incluyen tasas viales y
guías cerealeras, representan el 0,9% de los impuestos totales en
promedio a nivel nacional según el Índice FADA, concluye el informe. |