Por Javier Blanco -
El Banco Central (BCRA) confirmó ayer con su actuación en el mercado cambiario
oficial que –sin la ayuda de un “plan soja”– cuando le toca comprar reservas
solo puede hacerlo “de a puchitos” (en modo minorista) y cuando le toca vender
–en general– debe hacerlo a lo grande (en modo mayorista).
La observación
surge de los US$123 millones que debió aportar ayer a plaza, en una jornada en
la que el volumen operado en el segmento de contado fue de apenas US$248
millones, cayendo 45% con respecto del registrado el día anterior.
Esto quiere decir,
ni más ni menos, que uno de cada dos dólares negociados en la jornada salió de
sus reservas.
A simple vista, se
trata de una dinámica insostenible (se registraron tres ventas largamente
mayores a los US$100 millones/día en las últimas seis ruedas de negocios) y que
se registra y mantiene pese a todos los ajustes aplicados al cepo en los
últimos meses.
La venta del día de
ayer fue por un monto 11,2 veces mayor a la compra de US$11 millones que había
logrado recomprar anteayer, y elevó a unos US$664 millones el saldo negativo
que acumula por este tipo de intervenciones en el mes (que se encamina a ser el
peor junio desde 2018), además de dejarlo cercano ya a los US$2800 millones en
lo que va del año.
Hay que recordar
que, en junio de 2018, la entidad debió sacrificar US$1269 millones en
intervenciodaños nes, en medio también de una sequía (similar a la actual) y
con una corrida cambiaria ya lanzada un mes y medio antes. Claro que, en ese
entonces, vale destacar que había libertad para el manejo de capitales.
El tuerto, rey
entre los ciegos
El dato curioso del
día fue que la entidad dejó trascender que el 73% de la venta reportada se
atendió con yuanes aportados por el swap de monedas que el país ha suscripto
desde hace largos años con China, pero que se hizo operativo en este marco de
urgencia ante la falta de dólares en las arcas del BCRA.
Aun así se trata de
un nuevo drenaje importante, que impactará en su tenencia bruta, que está a
punto de quebrar la barrera de los US$31.000 millones (quedó en US$31.021
millones tras retroceder otros US$133 millones en la jornada y toca nuevos
mínimos en siete años casi a diario).
Ese número total,
engrosado con todo tipo de préstamos y asientos contables, ya cae en más de
US$13.000 millones en
lo que va del año, “de los cuales más de US$3500 millones se fueron tan solo en
los últimos dos meses”, apuntó ayer la consultora LCG.
Es un derrape que,
sin duda, justifica las dudas del mercado que señala casi a diario el analista
financiero Gustavo Ber. “El drenaje de reservas netas continúa en el centro de
la escena, de ahí que en caso de no avanzarse rápido con el Fondo no habría que
descartar nuevas medidas sobre la oferta y demanda de divisas en busca de
mitigar los durante esta etapa de habitual mayor dolarización electoral”,
advierte.
Vale recordar que
la tenencia neta (propia) del BCRA es negativa en unos US$2000 millones
computando los DEG que aún conserva del FMI y su posición en onzas de oro. Pero
en el horizonte aparecen pagos de deuda por unos US$6400 millones en los
próximos 30 días, considerando los vencimientos del 21 y 22 del actual (ya
prorrogados) por unos US$2700 millones con el FMI –compromiso que se repite en
un mes y que se atendería parcialmente este viernes usando los US$1700 millones
en DEG que le quedan– y los US$1000 millones que hay que depositarles a los
tenedores de bonos de la deuda que aceptaron hace casi tres años su
reestructuración.
Las obligaciones
que se vienen
“El BCRA tiene
US$S1700 millones de DEG del FMI en cartera para pagar, algo que presumo haría
el viernes como adelantó al pedir unificar y postergar los vencimientos.
Quedarían pendientes US$800 millones que la semana que viene tendrá que definir
como se saldarán considerando que el 7 de julio hay otro pago al organismo por
US$1300 millones”, recordó en su último informe el economista y consultor
Fernando Marull.
Anteayer, tras una
reunión del equipo económico en pleno, el viceministro de Economía, Gabriel
Rubinstein, había anticipado que “esta semana habrá grandes avances” en las
negociaciones que el Gobierno mantiene con ese organismo.
Por lo pronto, ayer
la menor oferta voluntaria de divisas, en una jornada en que la demanda se
mantuvo naturalmente activa por el incentivo que genera la muy elevada brecha,
hizo a su vez que el ente bajo la conducción de Miguel Pesce se viera resignado
a validar un nuevo aumento en el ritmo de devaluación oficial del peso, a
contramano de lo que venía realizando en las últimas jornadas.
Concretamente, dejó
que el dólar mayorista o “comercial” vendedor cerrara a $255,25, es decir,
$0,75 o 0,3% más que anteayer, con lo que la suba ya llega al 6,6% en lo que
va del mes y supera levemente el 44% en lo que va del año, lo que ni siquiera
alcanza para devolverle al tipo de cambio oficial la competitividad dilapidada
en los últimos años. • |